¡Ayúdame Señor!

0
140

EL EVANGELIO EN MARCHA

  Sentimientos encontrados gobiernan en este momento tu vida, no sonríes porque no hay una razón para hacerlo, pero si muchas para estar preocupado, cargado y quizá hasta sin fuerzas. Sientes que has tocado fondo, sientes que estás en una de las más difíciles etapas de tu vida, vez como todo se pone peor cada vez y realmente tu fe de a poco se ha ido reduciendo.A veces se toca fondo por nuestras recurrentes malas decisiones, porque sabiendo la teoría de lo bueno terminamos haciendo lo malo, porque sabiendo las consecuencias de nuestras acciones terminamos de todas formas haciendo lo que no tenemos que hacer.

Quizá hoy te encuentras en un momento muy difícil, con sentimientos negativos embargando tu ser, con pensamientos de derrota paseándose por tu mente, con un sentir en tu pecho de que las cosas no están como te gustaría que estuviesen y quizá en un momento de reflexión al darte cuenta de todo lo que te está rodeando y lo que estás haciendo al respecto, solo puedes pronunciar un: ¡Ayúdame Señor!

A veces al analizar todo en nuestra vida llegamos a la sabia conclusión que NECESITAMOS LA AYUDA DE DIOS, pues hay cosas que solo el poder de Dios puede cambiar. El Salmista David decía: “Escúchame, Señor, y ten misericordia de mí; ayúdame, oh Señor».” Salmos 30:10 (Nueva Traducción Viviente). David decía: “Escúchame, Señor”, ¿Acaso Dios no lo escuchaba?, ¡Claro que si!, pero en momentos difíciles creemos que no nos escucha porque tal vez no nos responde como quisiéramos, sin embargo Él está al tanto de todo y aunque el salmista lo sabía no tenía reparo en orar de esa manera y aunque sabía que Dios lo había ayudado siempre, insistía en pedirle su ayuda, seguramente estaba pasando un episodio difícil en su vida como los que muchos de nosotros pasamos o estamos pasando.

David fue un hombre que sufrió mucho antes de que se cumpliera la promesa que Dios le había dado al ungirlo como próximo rey de Israel. Sufrió persecución de muerte, desprecio, olvido, anonimato, sin embargo algo que caracterizaba al salmista David era que hablaba con Dios a través de los Salmos y muy a menudo se le escucha decir: “Dios mío, ¡ayúdame! Por tu gran amor, ¡sálvame!” Salmos 109:26 (Traducción en lenguaje actual). “¡Ayúdame!”, era una palabra que David usaba, porque sus problemas lo hacían llegar a la conclusión que solo Dios era capaz de solucionarlos, por eso insistía en decir: “Dios mío, ¡líbrame, por favor!, ¡ven pronto en mi ayuda!” Salmos 40:13 (Traducción en lenguaje actual).

Quizá hoy estés enfrentando uno de los peores problemas que te ha tocado enfrentar, pueda que las fuerzas se te hayan acabado y que tu fe tambalee, pero aun en medio de cualquier panorama que estés enfrentando, pídele ayuda al Señor, porque estoy seguro que Él vendrá en tu ayuda.

Allí donde estás, olvídate de todo lo que te rodea y habla con Dios, acompáñame en esta humilde oración, pero repítela con sinceridad de corazón:

  “Padre Nuestro que estás en los cielos, te doy gracias por todo lo que tu nos das sin que lo merezcamos, te doy gracias porque puedo sentir como cada mañana tu misericordia se renueva sobre mi vida, te doy gracias porque hasta aquí has estado conmigo. Padre, tu conoces mejor que nadie mi actual estado, tu sabes los problemas que estoy enfrentando, los sentimientos que me embargan, las cargas que me preocupan, los pensamientos que desgastan mi fe, hoy nuevamente imploro tu ayuda, ¡Ayúdame Señor!, reconozco que solo no puedo, reconozco que las fuerzas de a poco se me han ido acabando, reconozco que estoy en un punto en donde solo tu Poderosa Mano puede sacarme de todo esto, por eso hoy con todo mi corazón quiero pedirte que me AYUDES, que vuelvas tu mirada a mi y que tengas misericordia una vez más de mi vida y me des la capacidad, la fuerza, la sabiduría y el deseo de poder salir adelante de todo lo que en este momento se me hace difícil o imposible, yo sé que tú tienes el Poder suficiente para hacer que todo cambie, por eso recurro a ti, por eso imploro por tu ayuda, ¡Ayúdame Señor! Te lo pido por favor. Gracias Padre, gracias porque sé que vienes en mi ayuda, porque sé que cuando te creo, tú obras, porque sé que tú honras la fe de los que te creen y aunque todo el panorama me quiera hacer creer que todo saldrá mal, hoy quiero creer en tu ayuda, hoy quiero confiar en que me ayudarás, deposito TODA mi confianza en ti, porque sé que nunca me defraudarás, en el Nombre Poderoso de Jesús, Amén”.

Dios va a comenzar a hacer cosas importantes en tu vida, Él pondrá en tu corazón el deseo de salir de eso que pensabas que no podías salir, Él abrirá puertas donde parecía que estaban cerradas, Él te llevara a donde parecía que era imposible que fueras y todo porque creíste en su ayuda, porque confiaste en su Poder y porque reconociste tu necesidad de Él. (Por: Enrique Monterroza)