EL EVANGELIO EN MARCHA
Por: Boris López, Tabernáculo Bíblico Bautista, Manassas, Virginia (borislopez986@yahoo.com)*
El fracasado le echa la culpa al sistema, a sus padres, a que nadie lo apoyó nunca. Su justificación va mas allá de lo inimaginable, todos están mal, solo él está bien, lo suyo fue solo mala suerte, nunca tuvo la oportunidad que esperaba y será siempre un tipo que se escudará en los pretextos y en las excusas. La palabra de Dios nos dice en el proverbio 10:14 “Los sabios guardan la sabiduría; mas la boca del necio es calamidad cercana”, de modo que aquel que se mantiene en el área de la negatividad no hace sino seguir llamando el fracaso a su vida, jamás podrá abandonar el área de derrotistas.
¿De donde vienen estas clases de actitudes? Viene de nuestra formación, somos el resultado de nuestras propias experiencias. ¿Cuántos de nosotros no hemos sufrido una desilusión en el amor? y después de ese sufrimiento, ya no seremos los mismos para entregar nuestro corazón, ahora lo haremos con cautela, guardando la distancia, la inseguridad será parte de la relación, de allí los celos y las desconfianzas. En una familia pueden existir dos hermanos completamente distintos, uno puede ser organizado, metódico, aventajado, el otro podrá ser la oveja negra, probablemente sí haya una explicación ante tal conducta, quizás hubo preferencias de parte de los padres, o alguna situación que causó la diferencia. Concluimos que lo que somos es el resultado de nuestras buenas y malas experiencias.
El ser humano es el conjunto de decepciones y triunfos y cada uno de ellos le enseñará a mantener ciertas actitudes que muchas veces no le benefician en su vida diaria, puede que se desarrollen fijaciones que lo hagan ver mal., como continuamente estarse lavando las manos, etc.
El riesgo en todo esto es que, cuando existen personas inclinadas a los perfiles negativos, siempre terminarán influenciando a otros. En cualquier grupo social, en el trabajo, en la iglesia, en el deporte, no faltan esta clase de personas que siempre están criticando y destacando lo malo de todo. ¡Tienen razón! sus malas experiencias los hacen ser así, la palabra de Dios nos dice en Mateo 12:34 “Porque de la abundancia del corazón habla la boca”. De modo que aquellas personas que tratan de corregir el mundo con sus críticas, no son sino aquellas personas que llevan grandes heridas emocionales en su ser. Se dedican a destruir, no pueden ver el triunfo de otras personas, ni siquiera de las personas cercanas, porque todo para ellos está mal, entonces la actitud correcta según ellos es compartir su miseria con todos y tratan de contaminar a los demás precisamente para eso, para compartir su miseria. Así que aquellos personajes negativos que conocemos, no son sino personas de las que debemos apiadarnos porque no han sido capaces de deshacerse de sus malas experiencias.
Pero debemos de pensar en el papel de Dios en esta área de la vida humana, la palabra de Dios nos enseña que nosotros tenemos la capacidad de sanar esas heridas emocionales que nos hacen odiar, envidiar o asesinar. La palabra de Dios nos enseña que si dejamos que la carne, es decir esas deficiencias emocionales produzcan en nosotros frutos, los frutos de la carne serán: “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. (Gálatas 5:19-21).
Ya teniendo claro el fruto de la carne, debemos de tener la capacidad de identificar los problemas que tenemos, si es una autoestima baja, si siempre estamos a la defensiva, si utilizamos el ataque como arma para esconder nuestro resentimiento, etc., entonces debemos de darnos por enterados que tenemos un problema, no es el mundo el que está mal, no es la gente que está mal, reconócelo, ¡EL PROBLEMA ERES TU!, que no has identificado qué es lo que realmente te mueve, si el odio, si el rencor, si la envidia, reconócelo y así podrás ser sano, porque si decides tomar una solución, Dios la tiene a través del poder de su Espíritu Santo, porque te ofrece sus frutos: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.” Yo tengo el poder de decidir, yo puedo hacerlo, puedo identificar el problema y entonces, con la ayuda del poder de Dios, cambiar mi vida, cambiar mi interior, cambiar el daño emocional por sanidad espiritual y entonces comenzar a ser verdaderamente feliz. Tenemos la oportunidad de transformarnos, en no conformarnos al presente siglo, sino transformarnos por medio de la renovación de nuestro entendimiento (Romanos 12:2), y de esa forma producir frutos espirituales. Estimado amigo, no es que el mundo está mal, tú tienes daño emocional y necesitas urgentemente sanidad, búscalo hoy mismo en la persona de Jesucristo, porque por el momento, el problema eres tú!
*El pastor Boris López, es graduado del seminario de la Misión Bautista Internacional de El Salvador.
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