EL EVANGELIO EN MARCHA
Por: Boris López, Tabernáculo Bíblico Bautista, Manassas, Virginia (borislopez986@yahoo.com)*
He estado pensando en el fin. Hay tanta expectativa sobre el llamado calendario maya, mi fundamento y mi convicción son la palabra de Dios, y como soy conocedor de cerca de la profecía Bíblica, sé que aun faltan muchas profecías por cumplirse y que el fin no puede llegar en un santiamén, aún faltan muchas cosas que se tienen que revelar, aún está pendiente que se revele el NUEVO ORDEN, aquel sistema en el que el Anticristo aparezca como la esperanza de este mundo a toda la problemática económica y política, como respuesta a las actuales crisis. Eso lo tengo bien claro.
Sin embargo a veces pienso que esa fecha pudiera ser el principio de dolores (Mateo 4:8), mi mente a veces me juega mal, pensando también en todas aquellas teorías conspirativas de los gobiernos que no nos dicen la verdad sobre nuestro verdadero peligro por el fin. Me pasa a veces que relaciono algunos pasajes bíblicos como por ejemplo el de Apocalipsis 9:1 “El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo a la tierra; y se le dio la llave del pozo del abismo.”. La palabra griega allí se refiere verdaderamente a un cuerpo celeste, podría ser un meteorito, e inmediatamente imagino todos esos programas dedicados a la teoría destructiva de ese bendito meteorito que destruye las tres cuartas partes de la tierra.
Pienso en la amenaza real, y aunque sé que el Señor me librará de la ira venidera, (Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra, Apocalipsis 3:10 ) mi naturaleza humana desconfiada, me hace pensar en ese momento hipotéticamente apocalíptico, y dado que según todo apunta a que la destrucción comenzará en el océano Atlántico, y que además ocasionaría grandes tsunamis que impactarían las ciudades costeras, me hace pensar también que difícilmente alcanzarían la zona en la que vivo gracias a su orografía y la altura sobre el nivel del mar, de tal forma que la oportunidad de sobrevivencia sería posible.
Mi instinto de sobrevivencia me lleva a prepararme para una debacle mundial, lo primero sería aprovisionarme de agua, lo suficiente para sobrevivir varios días o meses si fuera posible, además de comida enlatada no perecedera, algunos medicamentos para poder tratarme algunas fiebres e infecciones que pudieran resultar de la contaminación ambiental.
También, mi celular, el día anterior el 20 tendría que dejar que la batería se llene por completo y dedicarme a apagarlo para que no se termine la carga, y encenderlo solo cuando crea que puedo tener la oportunidad de recibir señal y poder marcar el 911 o algún número que se me ocurra en el momento.
Un radio de baterías no es mala idea, para saber si el gobierno da alguna información sobre algún refugio y estar monitoreando las frecuencias continuamente. Aparte de eso, también una linterna, o varias linternas para evitar que el bombillo me traicione y una buena provisión de baterías para mucho tiempo.
Leamos el siguiente pasaje: “entonces los que estén en Judea, huyan a los montes. El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa; y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa. Mas ay! de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo;porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados.”(Mateo 24:16-22).
Una cocina de kerosene me parece perfecta, podría encontrar alimentos que cocinar o agua que purificar, también tendría que conseguir frazadas y una indumentaria que me proteja del frío, de todos modos es el primer día del invierno. ahh y sin faltar los fósforos, varias cajas de ellos y leña para tener la suficiente provisión. Además probablemente necesito defenderme de otros seres humanos que quieran apoderarse de mis pertenencias de sobrevivencia. Un poco de madera, para asegurar las ventana de mi casa y puertas, también clavos y martillos, en fin, un sin número de necesidades que irían apareciendo en el camino.
Pero cuando me asaltan esas ideas absurdas para algunos, sensatas para otros, recurro a mi Biblia y repaso las promesas del Señor y me fortalezco, sabiendo que lo que realmente espero es la venida gloriosa de mi Salvador Jesucristo, a él sea todo la honra y la gloria: “Y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera”. Ia tesalonicenses 1:10. Concluyo, no, no es el fin. Yo he creído en Jesucristo, la paz inunda mi corazón. ¿Y usted? Ya creyó en EL?
*El pastor Boris López, es graduado del seminario de la Misión Bautista Internacional de El Salvador.
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