EL EVANGELIO EN MARCHA
LA HISTORIA DE LEONARDO
Por: Enrique Monterroza
Leonardo era un joven bachiller, siempre fue uno de los mejores en su clase, era muy inteligente, muy disciplinado y sobre todo muy buen estudiante. El Sueño de Leonardo era llegar a ser Ingeniero en Sistemas Informáticos, por lo que realizó todos los pasos que se necesitaban para ingresar a la Universidad Nacional de El Salvador.
Lastimosamente para Leonardo sus padres no podían darle estudio en otra Universidad que no fuera la nacional, ya que su presupuesto se lo impedía. A pesar que Leonardo tenía el potencial para graduarse de cualquier carrera sus padres económicamente no podían costearle otro estudio que no fuese la Universidad Nacional.
Leonardo asistió al curso de nuevo ingreso por dos semanas, realizó un examen psicológico muy difícil y el último día de curso realizó el examen de ingreso. Leonardo a pesar que los exámenes estaban difíciles, sintió que los había aprobado sin ningún problema.
Dos semanas después al llegar a la Universidad para ver los nombres de las personas que habían aprobado e ingresado a la Universidad Leonardo se llevó la triste sorpresa que no apareció en ningún listado. Buscándose con preocupación sentía como cada uno de sus sueños se quebraban en mil pedazos. El sentimiento de Leonardo era muy triste, buscaba y buscaba y no encontró su nombre. Ese fue uno de los días más difíciles que a Leonardo le tocó vivir.
Cuando regresaba a casa Leonardo pensaba una y otra vez del por qué no había sido aprobado, pensaba sobre la reacción de sus padres, pensaba que toda su vida había cambiado en ese instante y que jamás llegaría a ser aquel profesional que un día soñó ser. En el autobús camino a su casa se le pudo ver más de una lágrima en el rostro de Leonardo, que con una profunda tristeza regresaba a casa con uno de sus peores fracasos.
Leonardo era cristiano, había orado mucho a Dios para que le permitiera ingresar a la Universidad, sin embargo simplemente no pudo ingresar.
Leonardo después del momento de tristeza que vivió y lo duro que fue no encontrarse en las listas de ingreso, solo pensó algo: “Si Dios no quiere que estudie acá, entonces es porque Él me tiene preparado algo mejor”. Esa fue la frase que sostuvo a Leonardo en ese momento de frustración, pero no era una frase de motivación por el momento que estaba pasando, sino de FE, de confianza de que así sería.
A como pudieron sus padres le dieron un estudio, aunque no superior como una Universidad pero si lo necesario para que él en los siguientes dos años pudiera graduarse y comenzar a trabajar. El hecho que Leonardo no pudo asistir a la Universidad también le dio la oportunidad de estudiar en un Instituto Bíblico por dos años en donde aprendió mucho y en donde Dios lo capacitó para la obra que Él ya le tenía encomendada.
Ahora 14 años después de ese suceso, Leonardo es un hombre exitoso, tiene su propia oficina de publicidad e informática con muy buenos ingresos económicos, quizá mejor que muchos de sus amigos que se graduaron de la Universidad. Vive muy bien, tiene una hermosa familia y unos hermosos hijos, y a pesar que en su pared no existe aún un título universitario Dios le tenía un mejor título, puesto que Dios también lo ha utilizado los últimos 10 años como un portavoz de su Palabra y Leonardo ha podido alcanzar a millones de personas alrededor del mundo.
Dios tenía mejores planes para Leonardo, el soñaba con ser ingeniero en Sistemas, pero Dios le tenía un mejor puesto: Portador de su Palabra.
Leonardo ahora recuerda aquel suceso como “el fracaso” más exitoso de su vida, puesto que todo lo que vino después de aquel triste y amargo momento, ayudó para que Leonardo se entregara más a Dios, se capacitara para servirle mejor y para que se dispusiera sin excusas para su obra y Dios lo ha usado de una manera hermosa durante todos estos años. Lo que comenzó como un “fracaso” terminó como el inicio del éxito que Dios le tenía preparado.
Quizá muchos de los que hoy me leen están pasando por momentos muy duros como consecuencia de un “fracaso” en su vida. Y es que a veces el principio del éxito está marcado por un “fracaso”, pero que en realidad es el principio de todo lo que Dios hará en tu vida.
A veces por lo tristes que estamos frente a eso que nos ocurrió, limitamos nuestra vista y pensamos que todo está terminado, pero recuerda que Dios puede hacer de lo que no es algo que sea. No limites a Dios ni a su poder, no creas que a Él se le escapó algún detalle porque no es así, Dios tiene todo calculado y todo bajo control, y lo que aparentemente es un “fracaso” puede ser el principio del éxito en tu vida.
La Biblia dice: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.” Jeremías 29:11 (Reina-Valera 1960). Esta palabra es lo único que necesitamos en esos momentos en donde creemos que todo se nos vino abajo, en donde creemos que nuestros planes de vida se arruinaron o en donde creemos que hemos fracasado en la vida. Dios nunca se olvida de nosotros, Él sabe perfectamente lo que está haciendo y si en ese proceso de cumplir su propósito en nuestra vida vamos a tener que pasar por “fracasos” entonces, ¡Pasémoslo! Porque es parte del éxito que cosecharemos muy pronto. ¡Ese “fracaso” puede ser el inicio del éxito en tu vida! ¡Solamente confía! (Fuente: enriquemonterroza.com)