Obama advierte de que se perderán 750.000 empleos por los recortes presupuestarios

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ECONOMIA

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha apelado a un acuerdo in extremis entre republicanos y demócratas en el Congreso para tratar de detener el inicio este viernes 1 de marzo de una cura de austeridad que puede tener graves consecuencias sobre el crecimiento de la primera economía mundial. “No podemos seguir gestionando el país mes a mes, crisis a crisis”. El presidente ha advertido que una falta de acuerdo supondrá la destrucción de 750.000 empleos y costará un punto al crecimiento del país.

El mandatario recibió este viernes a los responsables de la Cámara de representantes, en manos de sus adversarios republicanos, y a los del Senado, en poder de los demócratas. “Los republicanos prefieren perpetuar errores del sistema de impuestos para beneficiar a los ciudadanos con más recursos”, declaró el presidente, que culpabilizó así a los republicanos, que mantienen la mayoría en la Cámara de representantes.

Obama aseguró además que su plan presupuestario cuenta con el respaldo de los ciudadanos tras su reelección el pasado mes de noviembre y que no se considera responsable de convencer a la oposición para que escuchen a los votantes. “La mayoría está de acuerdo conmigo en que mi plan es el más razonable, pero parece que todavía tengo yo la responsabilidad de convencer a todo el mundo de que es lo correcto. Esa es una opción que deben tomar los republicanos”, aseguró.

Legisladores de ambos partidos, así como la Casa Blanca, asumen ya que no habrá manera de evitar que entre en vigor el secuestro del presupuesto federal, que este viernes  provocará el inicio de una serie de recortes progresivos que deben alcanzar los 1,2 billones de dólares en 2013. Obama ha advertido en las últimas semanas de las negativas consecuencias que puede tener la falta de financiación en diferentes áreas del Gobierno, sin que esto le permitiera lograr ni una concesión del Partido Republicano.

Dos votaciones en el Congreso podrían haber impedido el jueves el temido secuestro con la aprobación de sendas leyes que establecían una nueva vía de recaudación para las arcas federales, pero ambas fracasaron al no encontrar suficientes apoyos. La iniciativa republicana pretendía otorgar más libertad a Obama para repartir la primera tanda de recortes —por un valor de 85.000 millones de dólares — de manera que pueda reducir su impacto, a cambio de que presentase un nuevo presupuesto antes del 15 de marzo.

La de los demócratas, que fracasó en el Senado, ofrecía nuevas fuentes de ingresos en vez de recortes. “La única razón por la que esta medida puede no salir adelante es porque los republicanos intentarán bloquearla”, advirtió este jueves Jay Carney, portavoz de la Casa Blanca.

Las últimas negociaciones económicas entre la Casa Blanca y el Congreso, que el pasado mes de diciembre intentaron abortar el abismo fiscal por la falta de financiación, inspiraron entonces numerosas reuniones de última hora.

Las dos partes implicadas aprovecharon en cambio para exigir responsabilidades y prepararse ante la que puede ser la próxima batalla política: quién debe asumir las consecuencias de los recortes. Según Obama, la reducción del presupuesto se debe a la falta de compromiso político de los republicanos. Para estos, el presidente les ha pedido un imposible al que nunca accederán porque implica una subida de impuestos a los ciudadanos con más recursos. (Con datos de El País)