Tres mujeres libres después de más de una década secuestradas

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 CLEVELAND, OHIO

Ariel Castro, originario de Puerto Rico de 52 años,  enfrenta cuatro cargos de secuestro y tres de violación. Los hermanos de Ariel, Onil y Pedro, no recibirán cargos porque hasta ahora no hay “evidencia” de que fueron cómplices con la retención de las tres mujeres, dijeron este miércoles las autoridades

 

¿Cómo fue el escape?

Charles Riley estaba cenando cuando oyó gritos. “Miré que la chica trataba de salir de una casa”, dijo a WEWS, afiliada de CNN. “Estaba en el pórtico y me dijo: ‘Ayúdame a salir. He estado aquí mucho tiempo’”.

Pensando que era una disputa doméstica, Riley dio una patada en la parte inferior de la puerta; la mujer salió con una niña y le dijo: “Llame al 911, mi nombre es Amanda Berry”, relató Riley, quien admitió que no sabía que esa mujer estaba reportada como desaparecida.

Cuando Berry y la niña fueron liberadas, ella denunció por teléfono lo ocurrido. “Estaban enloquecidas; gritaban: ‘Ayuda, llame a la policía, por favor, ayuda’… Estaban desesperadas, gritando, corriendo”, dijo Ángela García, cuya tía prestó el teléfono para llamar a la policía.

Ramsey también llamó al 911 menos de un minuto más tarde. Dijo a la policía que ella “decía: ‘Este infeliz nos secuestró a mi hija y a mí’”. Nancy, la madre de DeJesus, se reunió con ella en el hospital, según relató su prima, Sylvia Colón, al programa Piers Morgan Live de CNN. Ella nunca había perdido la esperanza de encontrar con vida a su hija.

 

¿Cómo comenzó el cautiverio?

Michele Knight tenía 21 años el 22 de agosto, cuando Castro la subió a su vehículo en la avenida Lorain, en Cleveland, de acuerdo con documentos de la acusación. Castro la llevó a su casa en la avenida Seymour, a unos cinco kilómetros, y no la dejó ir. Knight fue abusada sexualmente en varias ocasiones, de acuerdo con los documentos, y pronto dejó de estar sola.

Al año siguiente, el 21 de abril del 2003, en la víspera de su cumpleaños, Amanda Berry experimentó el mismo escenario. Mientras caminaba de su trabajo en un Burger King esa noche, aceptó un aventón de Castro en la avenida Lorain. Casi un año después se les unió Georgina DeJesus, de entonces 14 años. Las tres permanecieron en ese infierno hasta el lunes en la tarde, cuando Berry pidió ayuda.

 

La identidad del sospechoso

Brian Cummins, un concejal del área donde se encontraron las mujeres, identificó como Ariel Castro al sospechoso en cuya casa se encontraban secuestradas las mujeres. El diario The Plain Dealer reportó que Castro fue arrestado en un McDonalds cerca de allí.

Su tío, Julio Castro, dijo a Anderson Cooper 360, que su familia era del mismo barrio del oeste de Cleveland y conocía a la familia DeJesus. Castro solía trabajar como conductor de autobús del Distrito Escolar Metropolitano de Cleveland, según Roseann Canfora, portavoz del distrito, quien no pudo dar detalles sobre si el sospechoso fue despedido o renunció voluntariamente.

Ramsey, el vecino que ayudó a Berry y un niño a salir de la casa, dijo a la prensa que el sospechoso no era conocido por nada destacable, “hasta hoy”. “Vemos a este tipo todos los días. He estado aquí un año. Me he reunido con ese hombre. Comemos costillas y escuchamos salsa”, dijo Ramsey. “Nunca vimos a las chicas allí, y siempre estábamos afuera”, dijo. “Sólo lo veíamos a él”.

Un vecino, Israel Lugo, dijo que a su hermana le parecía sospechosa la casa y le pidió que no dejara que los niños jugaran sin supervisión cerca de allí. Dijo que escuchó gritos en la casa en noviembre de 2011 y llamó a la policía para que investigaran, pero que estos se retiraron porque nadie abrió la puerta.

Recordó haber visto a Castro en el parque un domingo con una niñita y le preguntó quién era. Lugo dijo a CNN que Castro “dijo que era la hija de su novia”.

 

La casa de Cleveland, lugar de apariencia tranquila

Aunque antes no pareciera evidente, había muchos indicios de que algo andaba mal: reportes de una mujer desnuda que vagaba por el patio trasero, una niña mirando desde el ático en una casa donde no había niños, ventanas selladas, gritos contenidos y sonidos como si alguien estuviera golpeando las paredes por dentro.

Tras un tiempo, el 2207 de la Avenida Seymour se sumiría en el silencio, sin que nadie abriera la puerta y sin nada malo que una nueva capa de pintura no pudiera arreglar. De hecho, estuvo sumida en silencio durante gran parte del tiempo y algunos vecinos pensaron que nadie vivía en ese lugar.

La casa que Ariel Castro compró hace más de 20 años por 12,000 dólares no es nada fuera de lo común. Construida en 1890, está situada en Tremont, uno de los barrios más antiguos de Cleveland, y los registros de bienes raíces señalan que la casa fue sometida a una gran remodelación en la década de 1950.

Con poco más de 400 metros cuadrados de espacio para vivir, no es ni más grande ni más pequeña que lo normal. Tiene un garaje y dos porches: el del frente es pequeño y abierto, el de atrás es cerrado. Tiene dos pisos, un ático y un sótano. Si se ingresa por la puerta principal que Amanda Berry utilizó para escapar, será recibido por una escalera y una pequeña sala que está del lado izquierdo.

Tito DeJesus, sin parentesco con una de las mujeres encerrada, a pesar del apellido, entró por esa puerta. “Tenía sus instrumentos musicales en la sala”, dijo DeJesus acerca del dueño de la casa, Castro. “Era bajista”.

Como colega músico, DeJesus entró tres veces a la casa para ver a Castro. Describió algunos muebles, un sofá y una o dos sillas. Señala que Castro guardaba su bajo, amplificador y altavoces en la sala, donde fácilmente podía tomarlos y tocar, y que esa habitación conducía directamente al comedor, y desde allí, una puerta cerrada conducía hacia la cocina. La casa se encontraba lo suficientemente ordenada cuando DeJesus pasó a visitarla, “silenciosa … como si estuviera vacía”.

En la planta de arriba, donde ocasionalmente un testigo veía a una mujer mirando por una ventana antes de que la taparan, los registros inmobiliarios señalan que hay cuatro recámaras y un único baño.

Sin embargo, son las incógnitas las que hacen que los vecinos sigan durmiendo hasta altas horas, charlando entre sí y preguntándose cómo pudo ser. ¿Dónde estaban las cadenas y las cuerdas que la policía dijo que fueron empleadas para atar a esas tres mujeres? ¿Son verdad las historias de candados en las puertas? ¿Estaban encerradas juntas las mujeres y la niña, o estaban separadas? ¿Cuáles fueron los juegos mentales empleados para disuadirlas de escapar de un lugar que desde el exterior luce muy fácil como para escabullirse?

Esta última pregunta puede resultar muy importante para resolver el misterio. Ha habido casos en los que los secuestradores han inculcado tanto miedo a tomar represalias en sus víctimas, haciendo que todos paguen con dolor la transgresión de uno, que los rehenes acaban por quedar obligados a controlarse los unos a los otros.

Lo único cierto es esto: la evidencia indica que durante largo tiempo esas mujeres fueron mantenidas en cautiverio ahí dentro, sin que fueran detectadas, en lo que parecía una casa normal, en una calle normal, en tanto el dueño de la casa veía a los vecinos, jugaba con sus hijos, comía en el McDonald’s y parecía perfectamente normal.

 

Castro me golpeaba hasta hacerme abortar, dice víctima de Cleveland

Una de las tres mujeres cautiva en Cleveland dijo que estuvo embarazada al menos en cinco ocasiones pero la mantenían hambrienta y era golpeada hasta que abortaba, de acuerdo con un reporte inicial obtenido por CNN.

En sus primeras declaraciones a la policía tras ser liberada, Michelle Knight dijo que cuando Ariel Castro se enteraba que estaba embarazada “la hacía que abortara el bebé”, según documento del estado.

De acuerdo con las autoridades, Castro sometió a las mujeres a tribulaciones, golpizas y violación sexual, en un periodo en que ellas nunca estuvieron libres.

Knight “estuvo hambrienta por al menos dos semanas y luego fue repetidamente golpeada en el estómago hasta que abortó”, según el reporte inicial de la policía. Pero cuando otra cautiva quedó embarazada, la situación fue diferente.

Cuando Amanda Berry entró en labor de parto, Castro ordenó a Knight recibir al bebé, de acuerdo con una fuente cercana a la investigación. El bebé nació en una alberca de plástico donde quedó el fluido amniótico.

Una vez que el bebé nació, cundió el pánico, pues dejó de respirar y entonces las mujeres comenzaron a gritar, de acuerdo con la fuente citada en la entrevista.

Castro supuestamente amenazó con matar a Knight si el bebé no sobrevivía, de acuerdo con el reporte inicial de la policía.

Los hechos ocurridos en esa casa han sorprendido a las autoridades y al público en general. “Lo más increíble aquí es que una chica que no sabía nada sobre nacimientos de bebés fue capaz de recibir a una niña sana que ahora tiene seis años”, de acuerdo con la fuente.

Castro ponía a prueba a las mujeres a menudo –Berry, Knight y Georgina Gina DeJesus– al simular irse, de acuerdo con las autoridades. Después regresaba de pronto. Si notaba que alguna se había movido, las disciplinaba. Así pasaron los años. (Con datos de CNN)