¡Sé fuerte y valiente!

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EL EVANGELIO EN MARCHA

PERLAS DEL ALMA

¡Sé fuerte y valiente!

Por: Francisco Aular (faular@hotmail.com)

 

Mi mandato es: “¡Sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni te desanimes, porque el Señor tu Dios está contigo dondequiera que vayas”. Josue 1:9 (NTV).

 

“¡Sé fuerte y valiente!”, fueron las palabras que me dijo mi madre, aquella tarde del 19 de mayo de 1955. Todavía lo recuerdo muy bien, estábamos visitando a mi tía María de la Paz y a su hija, Ana quien había venido desde Caracas para llevarme con ella; pero yo no sabía. Mi madre abrió mi pequeña maleta porque mi primo Antonio, había tenido la idea de sacarme a pasear, y ella se iría en mi ausencia. Yo tenía nueve años, lo suficiente para saber que algo importante debía estar ocurriendo a mi alrededor. Mi madre me vistió y mientras lo hacía, estuvo pendiente de todos los detalles, y me hablaba, su voz tenía un dejo de tristeza, y ella que no era dada a expresar en alto sus sentimientos -como mi padre lo hacía-, me hablaba continuamente de la estrecha relación entre ella y yo; la vi secarse los ojos, de vez en cuando… “Hijo, me dijo con ternura”, se detuvo y luego siguió, -ella y yo, asistíamos a una congregación evangélica, así que no me pareció tan raro que me dijera, “pase lo que pase sé un muchacho de Dios, y sé obediente con los demás como hemos aprendido de la Biblia”. Metió cuidadosamente en mi maleta, varias selecciones de los Evangelios. Mi madre terminó de vestirme. Pasó sus manos sobre mí, alisando cuidadosamente mi camisa especialmente el cuello y mi cabello. Como mi primo Antonio, me llamaba para salir, mi madre me estrechó contra ella y me besó. Lejos estaba de suponer que aquella era una despedida, y no nos veríamos de nuevo, en muchos años. Mi primo Antonio y yo salimos y dimos un largo paseo por San Felipe, la ciudad que me vería partir, en la madrugada del día siguiente. Así que cuando regresamos ya era de noche, y mi madre, no estaba. Desde luego, un dolor profundo se apoderó de mí, pero el momento había llegado de hacer lo que mi madre me aconsejó: “¡Sé fuerte y valiente!”.

“¡Sé fuerte y valiente!”, le aconseja Dios a Josué su nuevo portavoz delante de Israel. Josue es la historia de otra despedida, y el gran paso hacia un mundo nuevo, en donde él era el protagonista principal. Pero Josué, había sido preparado por Moisés para esa despedida, durante 40 años. Los mensajes que encontramos en el libro que lleva el nombre de nuestro héroe, nos ayudarán a soportar el primer impacto en nuestra dura batalla contra nuestros tres enemigos: el mundo, el demonio y la carne. Como comandante Josué fue ejemplar y valiente; como líder espiritual y cívico, supo darle la gloria a Dios; como padre de familia, fue un modelo desde su juventud hasta su ancianidad, pues a los 110 años, pudo decir delante de sus conciudadanos: Pero si te niegas a servir al Señor, elige hoy mismo a quién servirás. ¿Acaso optarás por los dioses que tus antepasados sirvieron del otro lado del Éufrates? ¿O preferirás a los dioses de los amorreos, en cuya tierra ahora vives? Pero en cuanto a mí y a mi familia, nosotros serviremos al Señor.” (Josué 24:15 NTV).

“¡Sé fuerte y valiente!”, porque necesitaremos valor para esta hora de angustia, desánimo y desesperanza en la cual vivimos; se es fuerte y valiente cuando realizamos una obra que requiere fuerza y osadía; se es fuerte y valiente, el que viendo a otro ser humano atravesado en los rieles de un tren que se acerca, se lanza y rescata a una vida a tan solo segundos de la muerte; se es fuerte y valiente, cuando se atraviesan las llamas de un incendio para rescatar a quien pide auxilio. Sin embargo, ser valiente y fuerte implica mucho más que actos heroicos ocasionales.

Horacio, dijo: “Admiraré a quien no se avergüence de sus andrajos, a quien mude de fortuna sin inmutarse, a quien en la prosperidad lo mismo que en la adversidad, mantenga la actitud del varón fuerte.” Se es valiente y fuerte quien pueda vencer todas las alternativas que la vida le presenta, sin que se altere su espíritu, sin que merme su fe, sin que decline la intensidad de su amor y su perdón; se es valiente y fuerte, cuando se es capaz de pedir perdón, de alabar en vez de criticar, de ayudar en vez de observar, de comprometerse en vez de huir de la responsabilidad.

Hoy la poderosa voz de Dios que aconsejó a Josué es la misma que te dice: “Mi mandato es: “¡Sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni te desanimes, porque el Señor tu Dios está contigo dondequiera que vayas”. Josue 1:9 (NTV).

Oración: Señor, te ruego que me guíes y me inspires al evaluar tu mandato cuando me dices: “¡Sé fuerte y valiente!”. Ayúdame a evaluar también mi verdadero propósito en esta vida y proceder con toda valentía a llenar cada día de mi vida con tu Palabra que permanece para siempre. En el nombre de JESÚS. Amén.

Perla de hoy: Dios puede hacer de nuestro dolor pasado, una preciosa perla en nuestro hoy y el mañana.