INMIGRACION
Todo estaba listo para que la reforma del sistema de inmigración de Estados Unidos se convirtiera en la debate legislativo protagonista de este otoño. El Senado aprobó a finales de junio su proyecto de ley, que regularizaría además a 11 millones de indocumentados, dando paso a un verano en el que los legisladores republicanos pudieran terminar de negociar su versión de la reforma. Pero el verano ha terminado y el Congreso retoma las sesiones el próximo lunes con nuevos obstáculos en el camino de la legislación.
El primero de los asuntos que deben considerar los representantes será el ataque a Siria, no la reforma. El presidente Obama ha solicitado al Congreso que respalde su intención de intervenir en el país árabe en reacción al ataque con armas químicas en Damasco el pasado 21 de agosto. Si la votación se enreda durante varios días en la Cámara de Representantes, podría retrasar aún más el debate sobre la regularización de indocumentados que defiende la Casa Blanca y recoge la propuesta del Senado.
Septiembre será el mes también de la negociación de asuntos bloqueados desde hace meses en la Cámara Baja, como el déficit fiscal de EE UU o el límite de la deuda. Se trata de una de las negociaciones más duras que mantiene el Partido Republicano, que dispone de la mayoría en la Cámara de Representantes, con la Casa Blanca y el Partido Demócrata.
El portavoz de los republicanos, el representante John Boehner, afirmó en junio que esperaba poder debatir el proyecto de ley de reforma migratoria justo antes de que comenzaran las negociaciones del presupuesto. Sin embargo, fuentes consultadas por The Wall Street Journal afirman que no tiene intención de presentar ningún texto a debate en un futuro próximo.
El problema de calendario, con los legisladores inmersos ahora en un debate sobre si EE UU debe o no intervenir militarmente en Siria, se añade a la falta de consenso entre los republicanos acerca de la reforma migratoria. Los líderes del partido aseguran desde el verano que no estudiarán directamente el texto aprobado por el Senado, sino que trabajan en uno propio.
El Senado respaldó con una amplia mayoría un proyecto de ley, creado por el “Grupo de los Ocho” -cuatro senadores republicanos y cuatro demócratas- y que daría acceso a la ciudadanía estadounidense a 11 millones de indocumentados. Aquella propuesta salió adelante gracias a medidas como un importante refuerzo de los recursos y la seguridad en la frontera, visados para profesionales altamente cualificados, un programa para trabajadores temporales y controles para los empresarios que contraten a ‘sin papeles’.
Los demócratas ya han anunciado, a través del representante Luis Gutiérrez que tienen un borrador similar listo para debate, sin embargo, los republicanos están dispuestos a adueñarse de un debate que todavía no ha resuelto siquiera si apoyarán la regularización de indocumentados. (Fuente: Cristina F. Pereda, EL PAIS)