Senderos de paz

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EL EVANGELIO EN MARCHA

PERLAS DEL ALMA

Senderos de paz

 Por: Francisco Aular (faular@hotmail.com)

Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús. Filipenses 4:7 (NTV).

 

  Me acerqué entre aquellos cables, mangueras y bolsas de suero que rodeaban a la enferma para orar con ella y por ella. Había sufrido un accidente automovilístico y estaba muy grave, y su esposo -nuevo creyente de la iglesia-, me pidió acompañarlo; allí estábamos. La mujer abrió sus ojos y al ver a su esposo, lloró. Nos pidió con sus ojos que nos acercáramos más, y eso hicimos. Hizo un esfuerzo, y como pudo se dirigió a su esposo. “¡Gracias amor por venir!”, el hombre que la conocía muy bien, empezó a llorar. Ella continuó hablando, “anoche al sufrir el accidente y mientras el carro daba vueltas por el barranco, comprendí que he sido muy injusta contigo, al criticarte tan severamente por tu nueva fe…, si tu Señor me permite levantarme de aquí, te prometo que andaremos por caminos de paz y no más peleas…”. El final fue feliz, porque aquella pareja rindió su vida al Señor, y sé que todavía permanecen en senderos de paz con Dios, consigo mismos y con los demás.

La carta del apóstol Pablo a los Filipenses nos habla de los senderos de paz que debemos caminar como cristianos nacidos de nuevo en la familia, en la iglesia y el mundo. Esta carta, con propiedad ha sido llamada la Carta del gozo del cristiano. Allí, claramente, encontramos en el capítulo cuatro de Filipenses -el cual es mi favorito- los senderos de paz que nos llevan a mantener un carácter que muestra el gozo de la vida cristiana. Lo cual no significa que el cristiano no pase por los mismos sufrimientos que enfrenta todo ser humano, como nos los revela el libro de Job, quien comprendiendo la brevedad de la vida y los sufrimientos que enfrentamos, compara la fragilidad de una flor con la decadencia del ser humano: “¡Qué frágil es el ser humano! ¡Qué breve es la vida, tan llena de dificultades! Brotamos como una flor y después nos marchitamos; desaparecemos como una sombra pasajera” (Job 14:1,2; NTV) ¡Más claro, imposible!

Ahora bien, en esta preciosa carta paulina, encontramos esta verdad principal, que por encima de todo, el cristiano nacido de nuevo, aprende, como el Apóstol lo señala, a ser feliz: “…pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación” (Filipenses 4:11b; RV60). El ser feliz, el tener gozo es una de las nueve cualidades del fruto del Espíritu de Dios que mora en nosotros (Gálatas 5:22,23). ¡Todas esas cualidades viven en nosotros pero debemos aprender a desarrollarlas! Nosotros tenemos que aprender lecciones que nos dan los hombres y mujeres que como Pablo, han aprendido a caminar por los senderos de la paz, en medio de las tormentas de la vida. Un gloria a Dios, a pesar de todo, surge del corazón paulino, y por ello, nos legó en esta Carta, el texto de oro de los cristianos: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13).

Senderos de paz encontramos en la conducta diaria de los hombres y mujeres que son capaces de mostrar firmeza en su fe, a pesar de las pruebas; reparar los rieles de las relaciones rotas con los demás para que la paz pueda desplazarse sin impedimentos; ser rápidos en pedir perdón al ofender y en perdonar ampliamente a quienes los ofenden; ser pacificadores en un mundo lleno de enemistades, odio y guerras; eliminar la violencia y ser de trato amable y gentil con los demás, empezando por los de casa; ser cristiano que vive con la certeza de que nuestro amado JESÚS viene pronto y estar preparado para irse con Él; dejar el afán y poner a los pies de Cristo sus preocupaciones con oración y acciones de gracias delante de Dios; reconocer que la paz de Dios y nuestra paz con Dios hacen un impacto más allá de toda comprensión: La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús; aprender a pensar mejores cosas, hablar mejores cosas y hacer mejores cosas para optimizar el ambiente en donde se desenvuelven; aprender a vivir humildemente delante de Dios y de los demás seres humanos; alejarse de toda comodidad que impida servir al Señor en los terrenos difíciles; confiar en que Dios lo sostendrá y proveerá para sus necesidades: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Filipenses 4:19; RV60). ¡Que el Señor nos permita andar por senderos de paz!

Perla de hoy: Senderos de paz nos es andar por caminos sin conflictos, sino en la presencia de Dios Todopoderoso que nos sostendrá en medio de las pruebas de la vida.