El reflejo de tu comunión

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EL EVANGELIO EN MARCHA

Por: Enrique Monterroza

Las muchas palabras pueden abundar en nuestra boca, pero sólo se quedan en palabras cuando nuestras acciones no son el reflejo de esas palabras. Tú puedes hablar muy bonito, puedes saber mucho de la Biblia, puedes orar de una forma excelente, tu voz puede parecerse a la de un ser angelical, pero si tu vida no refleja todo lo que dices, entonces es una vil mentira.

En el cristianismo lo que cuenta son las acciones y no tan solo las palabras. Si yo digo amar a Dios pero mi vida es desordenada y vacía en cuando a mis acciones, entonces ¿Dónde está el amor que digo tener por Dios?, ese amor me tendría que llevar a vivir una vida agradable a Dios, una vida que refleje mi amor por Dios, una vida que tendría que ser ejemplo para otros que cómo yo aman y quieren obedecer a Dios.

Hoy en día todos nos hacemos sabios, queriendo dar consejos a medio mundo de lo que tienen o no tienen que hacer. Las redes sociales hoy están llenas de gente “sabia” que escribe cada frase que se le viene a la mente sin pensar realmente si es acertado lo que se dice o no. Por ejemplo: Mientras muchos “cristianos” se esmeran en recalcarle a la gente que no tienen que orar en su “Facebook” porque Dios no tiene Facebook, yo leo la Biblia que dice: “Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda.” 1 Timoteo 2:8 (Reina-Valera 1960).

Ahora bien, yo me hago una pregunta: ¿Qué prefiere Dios?, ¿Qué escribamos oraciones en nuestros muros de Facebook o que publiquemos fotos “sexys”, videos “chistosos”, memes, palabras y frases fuera de lugar que dejan en evidencia lo que nuestro corazón contiene?, yo no se usted, pero en lo personal prefiero que escriban cuantas oraciones quieran en su Facebook, porque aunque algunos lo pueden interpretar de “exhibicionismo religioso”, otros lo podemos catalogar como un momento de comunión con Dios, porque escribir esas palabras solo puede ser consecuencia de un momento en que se pensó y se dedicó para Dios.

Si, si, si, la Biblia dice que oremos en lo secreto, y nuestro Padre que está en lo secreto nos recompensará en público (Mateo 6:6), pero insisto: Es preferible escribir oraciones en tu Facebook que escribir otra clase de publicaciones que lo único que hacen es dejar en evidencia el mal testimonio que das y la falta de comunión con Dios que hay en ti. Con esto no quiero decirte lo que tienes o no que publicar en tu muro, eres libre de escribir y publicar lo que quieras, pero por favor, si eres cristiano de verdad no evites que otros quieran manifestar en público lo que tú no puedes o no quieres y lejos de hacer, permites que tus publicaciones sean hasta de tropiezo a otros que lastimosamente te tienen como ejemplo de cristiano.

Lo que haces o dices es el reflejo de tu comunión, no me vengas a decir que amas a Dios, que eres un excelente cristiano, si tu testimonio o tu vocabulario no reflejan que eso es así.

Jesús lo dijo de esta manera: “Cada árbol se conoce por los frutos que produce. De una planta de espinos no se pueden recoger higos ni uvas. La gente buena siempre hace el bien, porque el bien habita en su corazón. La gente mala siempre hace el mal, porque en su corazón está el mal. Las palabras que salen de tu boca muestran lo que hay en tu corazón.» Jesús continuó diciendo: «Ustedes dicen que yo soy su Señor y su dueño, pero no hacen lo que yo les ordeno.” Lucas 6:44-46 (Traducción en lenguaje actual)

Hoy quiero invitarte a honrar a Dios con lo que haces, con lo que dices y hasta con lo que piensas. Dios se merece todo nuestro esfuerzo, él se merece que intentemos y logremos cada día ser mejores para Él.

Que nuestras acciones honren a Dios y hablen en bien de Él porque al fin y al cabo nosotros somos representantes de Cristo en este mundo, aunque no quisiéramos que fuera así la gente pone su mirada en nosotros y en lo que hacemos y una de las mejores formas de ganar a la gente para Cristo es demostrarles que hemos sido transformados por su poder y que ya no somos los mismos que antes y que ahora vivimos para Dios.

¡Tu testimonio y tus palabras son el reflejo de tu comunión con Dios! (www.enriquemonterroza.com)