La hija de un padre iluminado

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EL EVANGELIO EN MARCHA

 La hija de un padre iluminado

(Marcos 5:21-24; 35-43)

Por: Rev.Julio Ruiz, Pastor de Iglesia Bautista Hispana Columbia, Falls Church, Virginia

 

padre_e_hijaINTRODUCCIÓN: El título del mensaje de hoy nos viene del nombre “Jairo”, que significa “iluminado”. Y la verdad es que cuando vemos lo que este padre hizo por su hija, tenemos que decir que ciertamente vivió conforme a su nombre, pues tuvo la “iluminación” de hacer lo más importante para salvar a su hija que apenas tenía doce años. En la vida de Jairo encontramos un verdadero modelo para el padre de hoy. La forma cómo buscó sanidad para su hija nos obliga a traerlo como ejemplo de una paternidad responsable, sobre todo cuando esto es una de las cosas que más carecemos en nuestra sociedad. ¿Qué piensa un hijo de un padre? Bueno, es obvio que la respuesta que ellos darán es directamente proporcional a cómo ellos le han visto hablar y hacer dentro del hogar. Va a depender de cuánto tiempo gasta en estar con ellos y nutrir sus necesidades económicas así como las emocionales y espirituales. ¿Sabe usted lo que pensaría esta niña de su padre? Para esta hija, Jairo era el mejor padre del mundo. ¿Y qué piensan sus hijos de usted? Es interesante como los hijos a través de sus edades van calificando la actuación de sus padres. Así tenemos que a los 4 años de edad, dicen: Mi papi puede hacer de todo. A los 5: Mi papi lo sabe todo. A los 6: Mi papi es más sabio que el tuyo. A los 8: Creo que tal vez mi papi no sabe exactamente todo… A los 10: En la antigüedad, cuando mi papi estaba creciendo, las cosas sí que eran diferentes… A los 13: Oh! Bueno, naturalmente, papá no sabe nada de eso. Es demasiado viejo para que se acuerde de su niñez. A los 15: No le hagas caso a mi viejo. El es muy anticuado… A los 17: A veces me pregunto cómo pudo mi viejo salir adelante con lo poco que entendía las cosas. A los 21: ¿El viejo? Dios mío, el pobre está totalmente despistado. No es de esta época. A los 25: Creo que mi papi sabe algo de esto. Es lógico pues él ha vivido tanto tiempo. A los 30: Tal vez debiera consultar con mi viejo para ver que piensa él. Después de todo él ha tenido mucha experiencia. A los 40: No voy a hacer nada antes de consultar con el viejo. A los 50: Me pregunto cómo habría manejado esto mi papá. Era tan sabio y tuvo todo un mundo de experiencia. A los 55: Daría cualquier cosa porque mi viejo estuviera con nosotros ahora para poder hablar de esto con él. Lástima que no comprendí a tiempo lo sabio que era para aprender tanto de él. Bueno, celebramos el día del padre y es una linda ocasión para reconocer a esa figura del hogar. ¿A cuántos hijos les gustaría tener un padre al estilo Jairo?

 

I. UN PADRE AL ESTILO JAIRO ES UN HOMBRE QUE BUSCA PRIMERAMENTE A JESUCRISTO

 

1. Un principal buscando al Señor v. 22a. La hija de Jairo sabía del oficio de su padre. Él era un principal de la sinagoga. Era un hombre de mucha importancia religiosa. Él manejaba los asuntos correspondientes a la ley. Tenía que asegurarse de la lectura que se haría para todos los días. Por lo que vemos en su actitud, él tuvo que gozar de gran respeto y admiración de su gente. Pero a pesar de que este hombre tenía esta gran responsabilidad “eclesiástica”, no descuidó su hogar y su familia. La opinión de esta hija sobre su padre será aún mayor, al ver que no le importó su posición para ir en búsqueda de aquel de quien la gente estaba hablando por todas partes. De modo que aquí tenemos a un padre preocupado por su hija y decidido a encontrar la ayuda necesaria para salvarle. Nada impacta más la vida de un hijo que ver a su padre despojarse de lo que él es ir en busca de ayuda. Eso habla de responsabilidad, de preocupación, de amor por los suyos. Jairo no se avergonzó de buscar a Jesús. Note que él no envió a un sirviente, sino que se presentó a sí mismo. No envió a su esposa, sino que se presentó a sí mismo. Bienaventurado los hijos que tienen un padre que busca a Jesús para ayudarle. Nadie mejor que Jesús para esto.

 

2. Un principal de rodillas ante el Señor v. 22b. Veamos todo este cuadro. Jairo no vino en la noche como lo hizo Nicodemo para que nadie le viera. Él vino donde había mucha gente. Por seguro que entre ellos había gente que le conocían bien. Pero él no se avergonzó de venir a Jesús. No lo hizo como un fariseo que venía con preguntas y actitudes prepotentes y orgullosas. Él vino y se postró delante del Señor en adoración.

 

II.UN PADRE AL ESTILO JAIRO ES UN HOMBRE DE PERSISTENCIA INQUEBRANTABLE

 

1. “Le rogaba… mi hija está agonizando…” v. 23. La palabra “rogaba” acá tiene un sentido de clemencia, de urgencia. Jairo era un apasionado por el bienestar de su hija. Nada es más importante para un padre que la salvación de sus hijos. La “agonía” de la hija de Jairo representa el estado en el que se encuentran muchos hijos de nuestros padres. Los hijos necesitan desesperadamente la presencia del padre en sus vidas. De ellos depende su salvación y la clase de vida que llevarán en el futuro. Las estadísticas a este respecto son alarmantes. Hijas sin un padre tienen 111% de más probabilidades para tener un niño en su adolescencia. Hijas sin padres pueden tener hasta el 164% de probabilidades de tener hijo fuera del matrimonio. Hijas sin padres pueden tener un 92% más alto de divorcio. Hijos sin padres tienen hasta el 35% de tener un fracaso en sus propios matrimonios. Hijos sin padre llegan hasta el 300% de probabilidades para caer presos como delincuentes juveniles. Y los niños sin padre tienen el doble de probabilidades de abandonar la escuela secundaria. Estas tristes estadísticas nos muestran la ausencia de padres que no les importa la salvación de sus hijos. Nos urge tener padres con un amor como el de Jairo.

 

2. “Ven y pon las manos sobre ella para que sea salva…” v. 23b. Jairo fue un padre creyente. Creyó que si Jesús tocaba a su hija, ella sanaría. Felices los hijos que cuentan con padres como Jairo. Que creen en el poder de transformación del Señor. Un padre responsable se asegura que sean las manos del mismo Señor que toquen a sus hijos. Que cuando nazcan, sean sus manos las que les bendicen. Que cuando sean niños, sean esas manos las que comiencen a moldear su carácter. Que cuando lleguen adolescentes, sean esas manos las que le toquen para sus pensamientos y actitudes reflejen que ya es un hijo de Dios. Y sobre todo, que cuando sea un joven adulto esas manos lo preserven para dar lo mejor de su vida al Señor.

 

III. UN PADRE AL ESTILO JAIRO ES UN HOMBRE PREPARADO PARA RESISTIR LO INESPERADO

 

1. “Y le seguía una gran multitud, y le apretaban” v. 24. No sabemos cuál era la enfermedad de la hija de Jairo, pero a juzgar por la forma cómo llegó a Jesús, y las palabras “mi hija está agonizando”, era una clara evidencia que aquella adolescente se estaba muriendo y no se podía perder más tiempo. Todos sabemos cuántas personas mueren por la falta de atención médica a tiempo. Cuántas vidas pueden salvarse si la medicina y la ayuda llegaran a tiempo. Así que aquí tenemos a un padre que se encuentra con algo inesperado. Primero vemos que Jesús no rehusó ir de inmediato con él, pero había una gran multitud, muchos de ellos buscando también sanidad, que lo seguían y lo apretaban. Quizás Jairo pensaba que su hija debiera ser atendida de inmediato, antes que otro caso. Pero es aquí donde hay que depender del Señor. La desesperación nos puede hacer perder el control. Antes de curar a su hija de doce años, hay una mujer con un flujo de sangre también con doce años. Jairo fue testigo de un caso que era peor que el de su hija, y eso tuvo que enseñarle paciencia y constancia antes que el Señor obrara. Padre, sea usted un ejemplo de paciencia. Sus hijos son su mayor tesoro. Persista por ellos hasta el final.

 

IV. UN PADRE AL ESTILO JAIRO ES UN HOMBRE QUE SE ASEGURA DE TRAER A CRISTO A SU CASA

 

1. “Y vino a casa del principal de la sinagoga…” v. 38. Jairo logró que el Señor viniera a su casa. ¡Qué tremendo privilegio! ¿Puede imaginarse la escena? Vea a la multitud moviéndose para una sola casa. Si hubiese habido celulares en ese tiempo, Jairo le habría dicho a su esposa: “Mi amor, tranquilízate, Jesús va conmigo y también una multitud… todo estará bien”. Jairo confió en la palabra del Señor y allí lo lleva. Como era de esperarse, la muerte siempre es causa de dolor tristeza y profundo lamento. Pero en medio de ese dolor aparece el que tiene poder sobre la vida y la muerte. Allí está el que ha dicho: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto vivirá”. Mire ahora al Señor actuando. Cristo habló de la muerte como un sueño. Para él la muerte no era el fin de la vida, sino la oportunidad para vencer al que tenía el poder sobre ella. Y echando fuera a los burladores, pues para qué tenerlos allí sino creen en el poder de Dios, se dirigió con sus tres amigos y los padres. Jesús está en el hogar, y cuando él está allí, aquel hogar cambia su tristeza en risa y su lamento en baile. Bienaventurado el padre que invita a Cristo a su casa. Nadie le hará más bien que él. ¿Habita Cristo en su hogar?

 

2. “Y luego la niña se levantó y andaba…” v. 42. Puede ver lo que logra un padre responsable y diligente. El esfuerzo que emprende por su hijo, asegurándose que el Señor tenga de ellos misericordia, no es en vano. Dios mira el corazón de un padre angustiado y luchador por el bien de sus hijos. Como era de esperarse, Cristo tiene poder para levantar, sanar y curar al caído. Una sola palabra de él y es suficiente. “Talita cumi…”, son palabras que levantan al que ya perdió la esperanza. Cristo tiene poder para levantar a nuestros hijos contra todo aquello que viene a sus vidas para destruirles. Pero debemos traer a Jesús a la casa.

 

CONCLUSIÓN:El amor de un padre al estilo Jairo no lo hace vivir tranquilo hasta no ver a sus hijos felices. El padre de esta historia nos revela la importancia que tiene buscar a Cristo para levantar al hijo que padece. La determinación de no afligirse frente a lo inesperado, y creerle la palabra del Señor, nos habla de una firmeza que debe ser imitada por el padre de hoy. Este hombre venció varias barreras, entre ellas la del orgullo de ser principal y luego postrarse a los pies del Maestro. Pero también venció la barrera de las multitudes para llegar a Cristo. Y también venció la barrera de esperar hasta que el Señor tuviera el tiempo de ir. Al final hubo el triunfo de la fe pues Cristo vino a su casa. Amados padres, nada es más valioso para ti que tus hijos. La lucha que emprendas para salvarlos hoy será el negocio más grande de tu vida, porque “que aprovechará al padre si ganare todo el dinero del mundo y perdiere a sus hijos”. Asegúrate de traer a Cristo a la casa. Asegúrate que tus hijos están siendo tocados por el Señor. Esto hará la diferencia para el resto de sus vidas. ¿Es usted un padre responsable como Jairo por sus hijos?

 

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