¡Gente de paz!

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EL EVANGELIO EN MARCHA

PERLAS DEL ALMA

PAG 17Cuando entren en la casa de alguien, primero digan: “La paz de Dios sea sobre esta casa”. Si los que viven en la casa son gente de paz, la bendición permanecerá; si no lo son, la bendición regresará a ustedes. Lucas 10: 5,6 (NTV).
Por: Francisco Aular (faular@hotmail.com)
¡Gente de paz! Son aquellos a los cuales Dios los ha escogido, desde antes de la fundación del mundo para la salvación eterna: Incluso antes de haber hecho el mundo, Dios nos amó y nos eligió en Cristo para que seamos santos e intachables a sus ojos. Dios decidió de antemano adoptarnos como miembros de su familia al acercarnos a sí mismo por medio de Jesucristo. Eso es precisamente lo que él quería hacer, y le dio gran gusto hacerlo.” (Efesios 1: 4,5) Sin embargo, ¡millones de gente de paz, nunca han escuchado la Buena Noticia! Porque aunque han sido elegidos, la salvación no es automática, necesitan escuchar el mensaje y responder a él, en forma positiva o negativa.

Dios estaría violando sus propias leyes, si obligara al ser humano a seguirle. ¡Nadie estará en el cielo obligado! En efecto, JESÚS dijo: “Cuando entren en la casa de alguien, primero digan: “La paz de Dios sea sobre esta casa”. Si los que viven en la casa son gente de paz, la bendición permanecerá; si no lo son, la bendición regresará a ustedes.” (Lucas 10:5,6 NTV).

Por eso, es necesario y vital llevarle el Mensaje, cueste lo que nos cueste, a cualquier precio! El pasaje devocional que estamos considerando JESÚS, puso las condiciones.

¡Gente de paz son aquellos! Que son personas amables, correctas, decentes, religiosos, hasta generosos con los demás, sin embargo, eso no es suficiente: “Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios. La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo.” (Efesios 2:1,2 NTV).

El primer hombre que JESÚS, evangelizó al comenzar su Ministerio se llamaba, Nicodemo. Al ver al Nicodemo hacer lo que hizo, rápido lo puedo descubrir: ¡Nicodemo pertenecía al grupo de gente de paz! Dios había puesto en él hambre y sed por conocer verdaderamente a Dios y no tuvo dudas al buscar a JESÚS. ¿Quién era Nicodemo? Era un fariseo; un destacado y estricto respetuoso de los “Diez Mandamientos”, desde niño aprendió a citar de memoria los libros sagrados de su religión fundada por Moisés, en el Monte Sinaí; siempre en toda su vida procuró cumplir de la mejor forma posible, las leyes y reglamentos y por ello, tenía una conducta moral intachable.

Pero Nicodemo, no estaba satisfecho con ser solamente un religioso, anhelaba tener paz en su espíritu y alma porque reconocía que las demandas de perfección de Dios, como a todos nosotros los seres humanos, ¡nos quedan muy grande!: “Sed, pues vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto” (Mateo 5:48).  ¡Si nosotros, seres humanos caídos del propósito original de Dios, pudiéramos vivir absolutamente perfecta esta vida humana como la vivió JESÚS, Él no hubiera ido a la cruz para salvarnos y volvernos a Dios! Efectivamente, la Biblia confirma en sus 66 libros el fracaso humano ante las demandas de un Dios tres veces santo: “No hay, justo, ni aun uno” (Romanos 3:10); también dice: “Pues todos hemos pecado; nadie puede alcanzar la meta gloriosa establecida por Dios.” (Romanos 3:23 NTV), pero tenemos la Buena Noticia de salvación: “Pues la paga que deja el pecado es la muerte, pero el regalo que Dios da es la vida eterna por medio de Cristo Jesús nuestro Señor.” (Romanos 6:23 NTV). ¡JESÚS es el Regalo que Dios tiene para la gente de paz! para que nazcan de nuevo, y sean hijos de Dios. Por ello, JESÚS mismo le dijo a Nicodemo: “—Te digo la verdad, a menos que nazcas de nuevo, no puedes ver el reino de Dios.” (Juan 3:3 NTV).

¡Gente de paz! Son millones de personas que tienen hambre de Dios, ellos están por todas partes y en todo el mundo. Dios ve a la humanidad como un campo de trigo, listo para la cosecha.
¡Gente de paz! Son aquellos que en mi vida de más de 50 años llevando el Mensaje, los he encontrado por todas partes y en todos los segmentos de la sociedad. Hice lo que Dios me pidió que hiciera, fui en obediencia a Él, les prediqué la Palabra, algunos la oyeron y creyeron, ellos nacieron de nuevo; por lo tanto, les enseñé a obedecer a Dios, y los encomendé a ir y llevar el Mensaje como yo hice con ellos, y fueron. ¡Ya no me resulta posible contar lo que ellos han hecho! Una cosa sé: ¡Sólo la gente de paz, produce, gente de paz!
PERLA DE HOY: La mejor ofrenda que podemos hacer en gratitud a Dios, quien por gracia, nos ha salvado, es ir a buscar y traer a la gente de paz, que están listos para la cosecha. ¡Vamos por ellos!