¿Por qué las palabras tienen tanto poder?

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EL EVANGELIO EN MARCHA

¿Por qué las palabras tienen tanto poder?

 Por: Esteban Correa

 El Señor tan sólo habló y los cielos fueron creados. Sopló la palabra,   y nacieron todas las estrellas. Salmo 33:6 (NTV)

 

pag 18El poder de las palabras se remonta a la creación misma del universo. En el salmo 33:6 en la versión NTV dice: “El Señor tan solo habló y los cielos fueron creados” el poder omnipotente de Dios se despliega por medio de una orden pronunciada en una palabra hablada, el énfasis más fuerte del texto es contundente: El Señor tan solo habló. Dios no usó de movimientos, de fuerza, o de un ejército para que creara algo, tampoco llamó a los ángeles, sólo habló y de la nada los cielos fueron creados y nacieron todas las estrellas.

Cuando Dios creó al hombre lo hizo a su imagen y semejanza, y la misma autoridad de las palabras que él tiene, la reflejó en nosotros para que la utilicemos bajo nuestra esfera de influencia en la tierra. Esta es la revelación más grande que pueda existir acerca del poder de las palabras; que dentro de nuestro ámbito en el mundo, todo lo que hablamos tiene un efecto.

“Y nosotros creemos que Dios creó el universo con una sola orden suya. Lo que ahora vemos fue hecho de cosas que no podían verse.”. Hebreos 11:3 (TLA)

Los ángeles no poseen un cuerpo terrestre para habitar la tierra, pero Dios nos formó con un cuerpo físico para que habitemos y gobernemos en la tierra. Es natural para nosotros gobernar la tierra, porque pertenecemos a ella, nacimos en ella para gobernarla (Génesis 1:28). Mientras estemos habitando este mundo, tenemos autoridad sobre él y sobre todo lo que sucede.

Serás como mi boca

“«Si te vuelves a mí, yo te restauraré, y tú estarás delante de mí. Si entresacas lo precioso de lo vil, serás como mi boca. (…)” Jeremías 15:19

Aquí el Señor nos dice algo grandioso: “Serás como mi boca”, pero pone una condición “Si entresacas lo precioso de lo vil”. Si cumplimos la condición que es dejar de hablar palabras corrompidas, deshonestas, palabras de derrota, maldad, temor, duda, crítica, envidia y toda clase de pecados. Si logramos volvernos al Señor para llenarnos de él y limpiar nuestra lengua, entonces, todo lo que oremos y declaremos tarde o temprano se cumplirá.

La oración y la declaración

Las oraciones son respondidas cuando están acorde a la voluntad de Dios (1 Juan 5:14), cuando son sinceras (Sal. 145:18) y cuando se hacen de forma constante (Col. 4:2).

¿Dónde dice la biblia que hay que declarar?

Lo dice en Marcos 11:23

“Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho”. (RV1960)

Todo lo que hablamos tiene o tendrá un efecto, las palabras son el arma espiritual más poderosa que pueda existir. Lo que decimos continuamente es lo que creemos, en nuestros diálogos cotidianos esta la verdad de nuestro corazón.

La descripción más detallada de esta revelación está en Santiago 3, es un texto largo que debemos conocer bien, solo voy a tomar algunos puntos. Por ejemplo:

“¿Quién, entonces, es una persona perfecta (madura)? Sólo quien es capaz de dominar su lengua y de dominarse a sí mismo”. Santiago 3:2

“(la lengua) Es una de las partes más pequeñas de nuestro cuerpo, pero es capaz de hacer grandes cosas. ¡Es una llama pequeña que puede incendiar todo un bosque!” Santiago 3:5

Muchas de las cosas que te agobian se producen por tus propias palabras, cuando no hablas conforme a lo que dice la biblia sobre ti, entonces te encuentras hablando en contra de ti mismo.

“Con la lengua bendecimos a nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a las personas, creadas a imagen de Dios. De una misma boca salen bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así”. Santiago 3:9

Bendice con tus palabras todo lo que hagas, di palabras de fe, sanidad y prosperidad. Dios tiene un plan para restaurar todo lo que perdiste, todo lo que te quiso destruir, no dejes de tener un vocabulario optimista, lleno de vida, lleno de la palabra de Dios. Porque tus palabras llenas del Espíritu Santo crearán un futuro maravilloso, sanarán tu pasado y cambiarán tu presente.

En conclusión, las palabras no son inocentes. Abre tu boca para desatar el destino profético que Dios tiene para tu vida.