EL EVANGELIO EN MARCHA
El Rey que viene
Apocalipsis 19: 11-21
Por: Rev. Julio Ruiz, Pastor de Iglesia Bautista Hispana Columbia, Falls Church, Virginia
INTRODUCCIÓN: ¿Había leído alguna vez Apocalipsis 19:11-21 como la venida visible de Cristo? ¿Se ha dado cuenta que este pasaje de la Biblia es el que nos ofrece en detalle lo que hará Jesús cuando regrese otra vez? Los mensajes escatológicos que hemos iniciado nos han llevado del Rapto de la Iglesia, el Tribunal de Cristo, las Bodas del Cordero y la Gran Tribulación, a la Segunda Venida de Cristo, el tema de hoy. Estos temas, por ser inigualables en las Escrituras, plantean a la iglesia su más bienaventurada promesa como la Esposa del Cordero, la más elevada esperanza para los redimidos por haber sido comprados a precio de su sangre, pero también la más seria advertencia para un mundo que se burla de los eventos que corresponden a su tiempo final. Desde hace unos 6.000 años, el drama de la condición humana se ha mantenido en pleno desarrollo. Y desde el día que el hombre pecó en el Jardín del Edén, toda la historia se ha venido moviendo hacia un evento que jamás ha ocurrido ni ocurrirá después. La humanidad va a conocer el día cuando Jesucristo regrese con poder y gran gloria para reinar en el trono de David (Isa. 9:7; Lc. 1:32). Hasta ahora hemos dicho que una cosa es el “rapto” de la iglesia y otro muy distinta es la Segunda venida del Señor. El uno es para llevar a su iglesia y el otro será para reinar con su iglesia. Tan grande será su venida que “el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas” (Mt. 24:29). Estas dos grandes lumbreras apagarán sus luces porque la gloria del “Rey que viene” será más excelsa y sublime que la de ellas juntas. Nada será tan glorioso como aquel día cuando descienda el jinete en el “caballo blanco”, montado por uno que se llama “Fiel y Verdadero”. Ahora Jesús viene como Rey porque ya vino como Siervo. Consideremos la naturaleza de la segunda venida de Cristo.
- EL REY QUE VIENE SERÁ VISTO POR TODOS LOS HOMBRES
- Será visto como Rey triunfante v. 11, 12.En el rapto, Jesús vendrá como el ladrón en la noche. Pero en su segunda venida, Jesús vendrá de una manera visible, con todo poder y gran gloria. Allí todo ojo le verá de acuerdo a Apocalipsis 1:7. La visión de un “cielo abierto” por parte de Juan, no deja dudas que su presencia será expuesta de una manera universal. Note que Juan no vio el templo abierto o el tabernáculo abierto. Vio el cielo, de donde nos viene toda su gloria. El mundo en su totalidad será testigo de su indescriptible aparición. ¿Y qué es lo que veremos en ese cielo abierto? Un hombre montado en un caballo blanco. Jesús vino a Jerusalén montado en un pollino, ahora lo hará montado en un caballo, símbolo de vencedor. Vendrá coronado de majestad, teniendo en su “cabeza muchas diademas”. La palabra “diadema” habla de las coronas de la realeza. Estas son las coronas que ahora distinguen su realeza. Una vez llevó una corona de espinas, ahora llevará muchas coronas para gobernar con nosotros. Así será su apariencia. Sus ojos “como llamas de fuego” refieren al hecho que nada escapará a su mirada penetrante. Al principio los hombres le rechazaron ahora temblarán ante su majestad. Nadie se ocultara de él.
- Será visto como Fiel y Verdadero v. 11b. Mucha gente no cree que Jesús volverá. Pero el día de su descenso sabrán por qué él es el único a quien se le puede llamar como “Fiel y Verdadero”. Si Jesús ha dicho que vendrá, ni usted ni yo podemos poner en duda su palabra. El anticristo y el falso profeta poseen una naturaleza dominada por el engaño y la mentira. La astucia de esos siniestros personajes está construida sobre un poder engañoso, mientras que el Rey que viene, su naturaleza es de ser “Fiel y Verdadero”.
- Será visto con nombres nuevos v. 12, 13, 16. Cuando Jesús nació se le asignó un nombre. Cuando regrese otra vez, tres nuevos nombres revelarán su carácter y su estado glorificado. Primero, hay un nombre que nadie puede saber. El tiempo de conocer a Jesús es ahora. Viene el día cuando él será solamente Juez. Nadie debiera esperar el juicio para encontrarse con Jesús así. Solo él conoce ese nuevo nombre v. 12. El otro nombre es revelado como el VERBO DE DIOS v. 13. Jesús es la palabra hablada por quien se crearon todas las cosas desde el principio. Cuando él habló, el mundo fue hecho. Pero también es la palabra encarnada por quien vino la salvación. El tercer nombre con el que Juan vio a Jesús se constituye en el más glorioso de todos. El texto nos dice que aquel guerrero que galopa en su caballo blanco tiene una inscripción en su muslo llamada: “REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES” v. 16. Ese nombre representa su dominio universal. ¡Nada será comparable!
- EL REY QUE VIENE ES EL GUERRERO DE LA GRAN BATALLA
- Él viene con sus ejércitos v. 14. Todo rey tiene un ejército para la batalla, y el Señor Jesús no es la excepción. Solo que Su ejército no podrá ser superado porque posee una naturaleza especial. Observe cómo es su uniforme: “Vestidos de lino finísimo, blanco y limpio…”. Sin embargo, es un ejército que no tiene armas. ¿No es esto una extraña manera de enviar soldados a la batalla? Por supuesto que ningún rey enviaría a su ejército con tan desfavorables condiciones. ¿Cuál es la diferencia con este ejército? Que su Rey Jesucristo es quien pelea por ellos. Él es “Jehová de los ejércitos”, el poderoso en batalla que siempre peleó por su pueblo. ¿Quiénes conforman este ejército? En su “uniforme celestial” llegamos a captar alguna semejanza con otros que visten igual. Cuando usted conecta el versículo 14 con el 8 del mismo pasaje, descubrirá que ese ejército vestido de esta manera es la iglesia del Señor que viene son su Rey. Por supuesto que la iglesia no posee un armamento para pelear, “porque las armas de nuestras milicias no son carnales…”. La figura de este ejército montado en caballos blancos, y con esta vestimenta, es simplemente majestuosa. No se preocupe si no sabe montar a caballos, el Señor mismo le enseñará hacerlo.
- Los armamentos del Señor v. 15. Observe este detalle. Cuando Jesús regrese otra vez va a pelear sin necesidad de armas, tanques, artillería o algún poder nuclear. La única arma que usará será la “espada aguda” que sale de su boca. ¿Qué hace esa arma? Pues según Hebreos 4:12, ella es “más cortante que toda espada de dos filos”. Ella tiene poder para restaurar a los hombres, pero también tiene para juzgar a los hombres. A Jesús le basta Su palabra. Él no necesita un arsenal de armas sofisticadas para pelear. Recordemos que con una sola palabra hizo al mundo y los que en el habitan, por lo tanto con una sola palabra que sale de su boca destruirá a los enemigos que se levantarán contra él en la batalla (Is. 11:4). Este texto es único en la Biblia para hablar de la victoria final.
- Los muertos de la batalla v. 17, 18. La visión de estos textos es la de una masacre real. La escena es tan dantesca que el Señor convoca a las aves del cielo para que se harten de semejante mortandad. Esta visión aparece también en Apocalipsis 14:20 con un cuatro tan sorprendente, que la sangre que será derramada llegará “hasta los frenos de los caballos”. Los ejércitos que se enfrenten al Señor no solo serán derrotados en su venida, sino que serán un menú para las aves, en la llamada “cena de Dios”. Un cosa es la “cena de las Bobas del Cordero” y otra muy distinta será la “cena de Dios”.
III. EL REY QUE VIENE SERÁ EL SOBERANO VENCEDOR
- Los reunidos para la batalla v. 19. La visión de Juan fue muy clara acerca de los que se reunieron para pelear con el “jinete del caballo blanco”. Esta será la batalla del Armagedón, la última que el Señor peleará a favor de su pueblo. Esta batalla se conoce como la más grande y terrible que se haya dado en la humanidad. Será la gran conflagración de los ejércitos del oriente y sus aliados, contra el anticristo y sus aliados. El objetivo final será unirse para pelear contra Israel y adueñarse de su territorio. Pero justamente cuando esta conspiración esté en proceso, entonces vendrá el Señor como el “guerrero conquistador” para derrotar a todos los ejércitos que se unieron contra su pueblo y su ungido en el lugar llamado “Armagedón” (Apc. 16:14, 16). Es un hecho que el objetivo final de Satanás será acabar con la humanidad. Su acción más poderosa y devastadora se verá durante esos siete años, siendo después de eso atado por mil años y quedará sin acción alguna. La venida del Señor con toda su gloria, poder y majestad, será vista como el soberano vencedor. El mundo será de Cristo y no de Satanás. Ese es el propósito de su venida.
- Estrenando el infierno v. 20. Ahora vea esta escena final en la segunda venida de Cristo. La bestia y el falso profeta que habían engañado durante aquel periodo de la Gran Tribulación, obligando a los hombres a llevar la marca de la bestia, ahora han sido agarrados vivos. Imagínese la escena. Los dos están atados delante del Juez Jesús, y allí en presencia de todos los redimidos son lanzados dentro de “un lago de fuego que arde con azufre”.
CONCLUSIÓN: Lo presentado hoy pareciera ser algo fantástico para la mente de algunos. Pero todo lo que nos enseña este texto se cumplirá. Jesús vendrá otra vez, pero lo hará como el Rey triunfante. Todo ojo le verá, pues será una venida gloriosa, tanto así que el universo se conmoverá y el sol la luna cederán su resplandor. Aquel día todos los hombres entenderán que la promesa de su venida se convirtió en su más notoria realidad. Pero el Señor no vendrá pacíficamente. Su venida será violenta. Su espada en su boca asegura que viene para pelear con aquellos que se rebelaron contra su poder. Ahora vea esto. Mientras galopamos detrás de él como el ejército que le acompañará vestido de lino fino, veremos nuestro amado Rey destruyendo a todos sus enemigos. Ese será un espectáculo glorioso. Ahora bien, ¿seré parte del ejército que acompañará al Rey que viene o seré parte del ejército que se unirá contra él en la batalla de aquel día? Tengo ahora la oportunidad de ser salvo y unirme al glorioso ejercito del Rey victorioso. ¿Cuál será mi decisión en el día de hoy? ¿Estoy preparado para su venida 2 Pedro 3:9-11?
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