Pérgamo: la iglesia sin convicciones

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EL EVANGELIO EN MARCHA

PERLAS DEL ALMA

 Pérgamo: la iglesia sin convicciones

 Por: Francisco Aular (faular@hotmail.com)

 

PAG 19No obstante, tengo unas cuantas cosas en tu contra: que toleras ahí a los que se aferran a la doctrina de Balaam, el que enseñó a Balac a poner tropiezos a los israelitas, incitándolos a comer alimentos sacrificados a los ídolos y a cometer inmoralidades sexuales. Apocalipsis 2:14 (NVI)
El diccionario nos define convicción de la manera siguiente: “Idea religiosa, ética o política a la que se está fuertemente adherido”. (DRAE). La iglesia de pérgamo, no estaba firme en las verdades y valores de la vida cristiana. Los cristianos que residían en la ciudad de Pérgamo respiraban una atmósfera tan pagana y licenciosa que Juan, la llama la “sede de Satanás”.

Ahora bien, ¿cómo puede uno vivir en un ambiente así y sostener sus convicciones cristianas que son totalmente opuestas? ¿No será mejor acomodarse y hacer cambios en sus convicciones para poder vivir? La respuesta que Dios le dice a los hermanos miembros de la iglesia en esta ciudad es clara: Estamos llamados a conquistar a las ciudades para Dios y no dejarnos conquistar por ella, y también no retirarnos hasta lograrlo. Nuestras convicciones tienen que ser firmes, y mostrar que los cristianos, nacidos de nuevo, somos diferentes.

A la manera de Dios, el cristiano tiene que amar al pecador pero debe rechazar al pecado que lo domina. Se puede decir que los cristianos de Pérgamo demostraron que era posible ser cristiano en circunstancias difíciles como aquellas. Ellos habían sido fieles, no habían negado la fe y algunos de sus miembros habían sido encarcelados y llevados hasta la muerte por ser testigos de JESÚS.

No obstante haber sido fieles los hermanos de Pérgamo, dos corrientes mundanas le estaban socavando sus convicciones: la falsa doctrina de Balaán y la de los nicolaítas. Balaán, un profeta de Dios que estuvo dispuesto a cambiar sus convicciones por dinero y la presión de los reyes enemigos de Israel. Los reyes querían maldecir a Israel pero Dios tomaba la boca de Balaán y los bendecía: “Benditos los que te bendijeren, y malditos lo que te maldijeren.” (Números 24:9, RV60) Se atribuye a Balaán haber enseñado al pueblo de Israel que una cosa es la buena doctrina y otra cosa nuestra conducta diaria. Ese modo de pensar no era nada nuevo, pero se había hecho presente en la iglesia de Pérgamo.

La vieja y falsa doctrina de Balaán enseñaba que uno podía ser un buen cristiano y al mismo tiempo practicar las mismas aberraciones de sus contemporáneos, por lo tanto se mantenían: incitándolos a comer alimentos sacrificados a los ídolos y a cometer inmoralidades sexuales.

Igualmente, los nicolaítas se hacían sentir por su manera libertina de corromper al cristianismo al enseñar que al ser salvo por la fe, uno puede vivir como quiera. La entrada de la mundanalidad en la congregación de Pérgamo amenazaba a la iglesia a acomodar sus convicciones y perder su autoridad como pueblo de Dios santo y apartado del mal. Ante todo esto, Dios le dice: “Arrepiéntete” El arrepentimiento es detenernos de la ruta que hemos tomado al alejarnos de Dios, y tomar la senda correcta.
Nicolás Maquiavelo, estadista italiano y padre de la ciencia moderna de la política, enseñó que “el fin justifica los medios…Haz lo que tienes que hacer para lograr tus fines” Pero también enseñó: “Si quieres saber cómo es el príncipe, observa a los ayudantes del príncipe.” De la misma forma JESÚS es nuestro Príncipe de Paz, la gente sabrá quién es Él, si nos mantenemos firmes en nuestras convicciones y valores cristianos.

En el mensaje a Pérgamo el Señor dice: “Tengo unas pocas cosas contra ti.” (Apocalipsis 2:14) ¿Hoy el Señor me diría lo mismo a mí? ¿Existe alguna contienda entre Dios y yo? ¿Soy fiel a mis convicciones? ¿Es mi carácter ejemplar como persona de Dios? ¿Consagro cada vez más y más cada área de mi vida al Señor? ¿No me estaré deslizando, como Lot el sobrino de Abraham, poco a poco hacia Sodoma y Gomorra, sin darme cuenta?

Un gran hombre de Dios oraba: “Señor: Ayúdanos a estar firmes en algo, para que no caigamos por todo.” Nuestras convicciones no son negociables. Debemos ser personas de principios, de valores que se muestren en todo lo que somos y hacemos. Debemos ser personas de convicciones firmes, de carácter y de consagración total y no como Pérgamo: la iglesia sin convicciones.

PERLA DE HOY: Cuando las circunstancias minen tus convicciones párate firme sobre la Palabra de Dios.