No pararemos dicen padres de los 43 estudiantes desaparecidos

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MEXICO

PAG 14A seis meses de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa tras ser atacados por policías municipales de Iguala, sus familiares salieron a las calles de la Ciudad de México este jueves 26 de marzo para insistir en su demanda de justicia y su rechazo hacia las elecciones en Guerrero.

En la protesta, insistieron en que no hay condiciones para las elecciones en Guerrero, porque “hacen falta 43 vidas, hacen falta 43 estudiantes, hacen falta 43 inocentes”, según dijo Melitón Ortega, padre de uno de los jóvenes atacados el 26 de septiembre pasado.

Ortega dijo que, con el grupo de especialistas que los respalda, buscarán que los detenidos por el ataque contra los normalistas de Ayotzinapa sean acusados por desaparición forzada.

Epifanio Álvarez, padre de otro de los jóvenes, advirtió que mantendrán las protestas hasta encontrar a sus hijos, porque aunque la versión de las autoridades es que murieron tras ser atacados por policías y el grupo criminal Guerreros Unidos, ellos creen que siguen con vida.

“Seguimos en la lucha. No pararemos. Estamos sin respuesta del gobierno, pero también así estamos con las mismas ganas de encontrar a nuestros hijos (…) No pararemos”, dijo en entrevista previo al inicio de la marcha.

“Vamos al fin del mundo, si se puede, y así se quiere”, dijo al llegar la protesta al Monumento a la Revolución, y al recordar que en días previos también se manifestaron en Estados Unidos. “Nosotros, como padres de familia, vamos a luchar hasta encontrarlos (a los normalistas) y no vamos a parar, vamos a seguir haciendo marchas. Si el gobierno se cansa, tendrá que despedirse como lo hizo Murillo Karam”, dijo Bernabé Abraján, padre de otro de los estudiantes desaparecidos.

El 27 de enero de 2015, Jesús Murillo Karam, entonces titular de la Procuraduría General de la República (PGR) anunció que se tenía la “certeza legal” de que los 43 normalistas habían sido asesinados por integrantes del grupo criminal Guerreros Unidos y quemados en un basurero de la localidad de Colula, en el estado de Guerrero. (Con datos de CNN).