Predicación sin amor es igual a nada

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PAG 19 aquí ANUNCIO IGLESIA JESUCRISTO ES EL SEÑOR

PERLAS DEL ALMA

Predicación sin amor es igual a nada

Por: Francisco Aular (faular@hotmail.com)

 

Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. 1 Corintios 13:2 (NVI)

 

pag 19Lo dijimos antes, pero es conveniente recordar que el griego tiene tres vocablos para designar tres clases de amor: eros, para el amor a lo apetecible, para decirlo modernamente: el que “produce química”; el flechazo entre un hombre y una mujer, este amor es el corazón del deseo sexual y apasionamiento en un pareja. Siempre quiere algo a cambio y por ello puede convertirse en odio al ser satisfecho o al no ser satisfecho. En otras palabras, eros es el amor físico.

Otro vocablo es el sustantivo philía y el verbo philein, que es el amor con un sentido “filial”, el amor entre padres e hijos, entre los esposos, entre los amigos, y describe también el amor “philadelfia” entre los miembros y congregantes en una iglesia, es el amor fraternal. Esto es importante porque revela que una iglesia es mucho más que la simple reunión entre correligionarios.

Pues bien, los escritores del Nuevo Testamento que escribieron en griego, no estuvieron satisfechos para describir el amor de Dios como “phileo”, es decir buscaban una palabra que describiera el amor incondicional, el amor “a pesar de”, y felizmente la encontraron en el sustantivo “ágape” y el verbo “agapan” tiene que ver con el amar con la mente y la voluntad, y no solamente con el corazón.

Así las cosas, el apóstol Pablo eligió dedicarle todo un capítulo en su primera carta a los Corintios, el 13, para describir los efectos de este amor tan elevado que Dios ha derramado en nuestro ser, desde que nacemos de nuevo: “Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado” (Romanos 5:5; NVI). No nos preguntemos si podemos poseer un amor como el de Dios, porque ciertamente, si somos cristianos nacidos de nuevo: ¡Ya lo tenemos!

Más aun, ningún don espiritual que Dios nos ha dado debe ser ejercido sin esta clase de amor.  Sin el amor de nada nos sirven las lenguas, ni los dones de conocimientos como el de profecía, vale decir que me uno al gran especialista en griego Barclay, cuando nos define la palabra profecía: “Nos daría una idea más clara del sentido de esta palabra el traducirla por predicación. Nos hemos pasado asociando la profecía con la predicción de lo que va a suceder; pero la profecía ha sido siempre predicación más que predicción. El profeta es el que vive tan cerca de Dios que conoce su mente y corazón y voluntad, y puede hacérselo saber a los demás” (William Barclay. Comentario al  Nuevo Testamento, Clie, 2008, p.638).

¿Cómo vamos hacerle llegar ese mensaje a los demás? Algunos hermanos muy respetables, sugieren por medio de la fe y los milagros; pero sinceramente, la predicación verbal y por la ternura amorosa de quien predica, buscando la conversión de los perdidos, no tiene rivales. Así lo afirmó el mismo JESÚS, en su enseñanza sobre el rico y Lázaro… “Si no les hacen caso a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán aunque alguien se levante de entre los muertos” (Lucas 16:31; NVI). El único motivo para la predicación y la evangelización es el amor de JESÚS en nosotros, por eso dice: “El amor de Cristo domina nuestras vidas” (2 Corintios 5:14; LBLA). Ese amor “ágape”, morando en nosotros, le da validez al mensaje, y al evangelio de la gracia de Dios. Se extiende hacia un mundo necesitado de la Palabra de Dios porque: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios” (Romanos 10:17; RV60).

En palabras finales podemos asegurar que el amado apóstol Pablo tenía razón: Conocimiento sin amor es igual a nada.

Invitación: ¿Sientes en tu corazón predicar la Palabra de Dios con efectividad? Te es necesario nacer de nuevo y ser salvo. La salvación es el regalo del amor de Dios por el pecador. Pero no se aplica al pecador en forma universalista o automática: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21; RV60). Es necesario hacer una decisión y una invitación para que el SEÑOR te perdone tus pecados, te salve y more en ti para siempre.

Oración: “Señor JESÚS, gracias por amarme, vengo ahora delante de Ti sabiendo que soy un(a) pecador(a) y que Tu moriste por mí. Ahora mismo me arrepiento de todos mis pecados y recibo con todo gozo el regalo de Tu salvación, y te confieso como mi Señor y Salvador. ¡Gracias JESÚS por esta salvación y ayúdame a serte fiel! Amén.

Perla de hoy: Es mejor no elevar nuestras propias opiniones por encima de la Palabra de Dios para que no impidan que los demás conozcan el amor de Dios que sus páginas proclaman.