No temas, cree solamente

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EL EVANGELIO EN MARCHA

No temas, cree solamente

(Marcos 5: 21-24; 35-42)

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Por: Rev. Julio Ruiz, Pastor de Iglesia Bautista Hispana Columbia, Falls Church, Virginia

 

INTRODUCCIÓN: Los padres responsables tienen una marcada preocupación cuando se trata de satisfacer las necesidades de sus hijos. De cuántas cosas adolecen nuestros hijos. En el campo físico, los padres buscarán siempre las formas sobre cómo proteger, cuidar y alimentar a sus hijos. En el campo emocional, a los padres nos interesa alentar a nuestros, así como consolarlos cuando pasan por sus diferentes etapas de sufrimiento. En el aspecto de formar valores y principios, nos interesa mucho el corregirlos, disciplinarlos, pues con ellos estaremos criando hijos sabios y no bastardos. En el campo financiero, nos aseguramos que ellos tengan paras sus necesidades básicas, que incluyen: ropa, zapatos y todo lo que podamos, de acuerdo a nuestras posibilidades. Pero sobre todas las cosas, los padres responsables llenan las necesidades espirituales de sus hijos. Esta es la necesidad más grande de sus vidas. De hecho, si llenamos todas las anteriores necesidades, pero no llenamos esta, estaremos criando a un hijo para la perdición de su alma. Y para nadie es un secreto que hay tantos padres que se esfuerzan en llenar a sus hijos con todas las demás necesidades, pero descuidan esta parte. A veces hay una excesiva preocupación en los otros bienestares que el de “instruir al niño en su camino”, es que el más se descuida. Los padres debemos asegurarnos que nuestros hijos vengan a Cristo. Para ello es necesario tener una verdadera carga por sus necesidades. Nada marcará más la vida de nuestros hijos que la responsabilidad que los padres han tenido por ellos, primero en el contexto espiritual, y por su puesto en llenar sus necesidades. En la historia de hoy tenemos la vida de un padre que tuvo una pesada carga por su hija. Su nombre es “Jairo”, cuyo nombre significa “iluminado”. Tenía una preciosa niña de 12 años a punto de morir. ¡Qué escena tan dramática! ¡Qué carrera contra la muerte en un ser tan especial! Así que contra todos los obstáculos, este hombre busca a Jesús. Véalo sorteando todos los obstáculos para llegar a Jesús. Véalo cayendo delante del Señor de rodilla. Véalo abogando con insistencia para que ayude a su hija. Este hombre tuvo una carga por su familia y no se detuvo hasta lograr aliviarla. Ningún padre debiera estar feliz hasta que no se asegure que sus hijos vengan a Cristo. Así que al igual que en ese momento, Jesús también le dice a los padres de hoy: “No temas, cree solamente”. ¿Qué representa para la familia de hoy esta declaración de Jesús?

 

  1. LA PRESENTE ORDEN DE JESÚS EMPLAZA A CADA FAMILIA PARA QUE CUANDO VENGA LA PRUEBA, CREA.

 

  1. Esto demanda quebrantamiento v. 22. Es una ironía de la vida que mientras todas las cosas están marchando bien, es cuando menos le ponemos atención a las cosas de arriba. Para tantas familias que viven entre la bonanza y bienestar, Dios no siempre es la opción a la que se acude, pues al parecer no hay necesidad de él, porque todo está “satisfecho” en casa. Pero, ¿qué es lo que sucede cuando la supuesta “felicidad” del hogar es trastocada por una prueba? ¿Qué sucede cuando alguien de la familia es sometido a la prueba más severa, próxima a la muerte misma? Mire el caso de Jairo. Vea la investidura de ese hombre. Un “principal de la sinagoga” era un hombre de mucha influencia e importancia para los judíos. Bien se podía decir que era una especie de sacerdote para ellos. Esos hombres no eran dados a quebrantarse, y la gran mayoría de ellos menospreció al Señor. Pero aquí tenemos a un hombre que, frente a la dificultad de la vida, se postra, se humilla, reconociendo la necesidad de aliviar la carga en su familia. ¡Qué cuadro más elocuente cuando vemos la actitud de este padre delante del Señor! El mundo está urgido de padres que vengan a Jesús en humildad intercediendo por sus hijos. Sólo él los salvará.

 

  1. Esto demanda una alta súplica v. 23. Este padre de familia llegó a un nivel de desesperación. La impotencia se apoderó de su condición en ese momento. Todo parecía conspirar en su búsqueda. El reloj no paraba. La hija de su corazón agoniza. La enfermedad la consume. Lo eminente de la muerte ya está presente. La oración y el ruego de este hombre crecen cada vez más en la crisis. Sus palabras no podían ser más expresivas: “Mi hija está agonizando”. Hay familias que tienen a sus hijos “agonizando” en medio de una rebelión, una adicción a las drogas, por haber sido abusados o porque ahora se declararon homosexuales. Y es que cuando se trata de salvar a nuestros hijos, el asunto es muy serio. No hay tiempo que perder. En el caso de esta historia, Jesús no volvería a pasar por allí. Era en ese momento. Y aunque este hombre se va a encontrar con una multitud que impedía la prontitud de Jesús para llegar a su hogar, eso no le detiene en búsqueda. Al final esta demanda tendrá su resultado, pues Jesús mismo va a decir: “No temas, cree solamente”. Creer es lo que necesitamos para ver salvo a nuestra familia.

 

  1. Esto demanda una fe inalterable v. 23b. Jairo fue un padre creyente. Creyó que si Jesús tocaba a su hija, ella sanaría. Felices los hijos que cuentan con padres como Jairo. Que creen en el poder de transformación del Señor. Un padre responsable se asegura que sean las manos del mismo Señor que toquen a sus hijos. Que cuando nazcan, sean sus manos las que les bendicen. Que cuando sean niños, sean esas manos las que comiencen a moldear su carácter. Que cuando lleguen adolescentes, sean esas manos las que le toquen para sus pensamientos y actitudes reflejen que ya es un hijo de Dios. Y sobre todo, que cuando sea un joven adulto esas manos lo preserven para dar lo mejor de su vida al Señor.

 

  1. LA PRESENTE ORDEN DE JESÚS EMPLAZA A CADA FAMILIA PARA QUE CUANDO VENGA LA DEVASTACIÓN, CREA.

 

  1. Devastado en la multitud v. 24. No sabemos cuál era la enfermedad de la hija de Jairo, pero a juzgar por la forma cómo llegó a Jesús, y las palabras “mi hija está agonizando”, era una clara evidencia que aquella adolescente se estaba muriendo y no se podía perder más tiempo. Así que aquí tenemos a un padre que se encuentra con algo inesperado. Primero vemos que Jesús no rehusó ir de inmediato con él, pero había una gran multitud, muchos de ellos buscando también sanidad, que lo seguían y lo apretaban.

 

  1. Mensajeros de males noticias v. 35 a. “Mientras él aún hablaba…” es una oración muy importante en esta historia. Jesús está declarando sana a una mujer que por doce años padeció por un terrible flujo de sangre. El milagro se dio por el toque del manto de Jesús. La fe de una pobre mujer la impulsó a tocar a Jesús. Y nadie permanecerá igual después de tocar a Jesús. Así que mientras aquella mujer se va a inundar del más indescriptible gozo, pues quedó libre de su azote, ahora hay un hombre que va a escuchar la noticia que producirá una gran devastación. Cuántos hogares como el de Jairo experimentan noticias devastadoras. Sin embargo, es allí donde Jesús interrumpe, y dice: “No temas, cree solamente”.

 

  1. Lo último que todo padre quiere oír v. 35b. ¿Cuál sería su reacción como padre ante esta noticia inesperada? ¿Seguiría todavía esperando para que el Señor viniera a casa? Estas son las últimas palabras que queremos oír frente a un hijo que está enfermo o pasando por alguna otra crisis. Nada podrá quebrantar más el corazón de un padre que el hecho de no poder hacer más por un hijo que ama. Si aquella hija era única, el corazón de Jairo tuvo que estar destrozado. ¡Todos los hijos son especiales, pero una hija de doce años es sumamente especial! Pero cuando este responsable padre se iba a derrumbar por la noticia inesperada, le salió al encuentro el salvador, quien le dice: “No temas, cree solamente”.

 

III. LA PRESENTE ORDEN DE JESÚS EMPLAZA A CADA FAMILIA PARA QUE CUANDO VENGA LA DUDA, CREA

 

  1. “Y vino a casa del principal de la sinagoga…” v. 38. Jairo logró que el Señor viniera a su casa. ¡Qué tremendo privilegio! ¿Puede imaginarse la escena? Vea a la multitud moviéndose para una sola casa. Si hubiese habido celulares en ese tiempo, Jairo le habría dicho a su esposa: “Mi amor, tranquilízate, Jesús va conmigo y también una multitud… todo estará bien”. Jairo confió en la palabra del Señor y allí lo lleva. Como era de esperarse, la muerte siempre es causa de dolor tristeza y profundo lamento. Pero en medio de ese dolor aparece el que tiene poder sobre la vida y la muerte. Allí está el que ha dicho: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto vivirá”.

 

  1. “ Y luego la niña se levantó y andaba…” v. 42. Puede ver lo que logra un padre responsable y diligente. El esfuerzo que emprende por su hijo, asegurándose que el Señor tenga de ellos misericordia, no es en vano. Dios mira el corazón de un padre angustiado y luchador por el bien de sus hijos. Como era de esperarse, Cristo tiene poder para levantar, sanar y curar al caído. Una sola palabra de él y es suficiente. “Talita cumi…”, son palabras que levantan al que ya perdió la esperanza. Cristo tiene poder para levantar a nuestros hijos contra todo aquello que viene a sus vidas para destruirles. Pero debemos traer a Jesús a la casa. Vea que Cristo pudo dar una palabra a la distancia y eso habría sido suficiente. Pero en lugar de eso, él quiso entrar a la casa. ¿A quién estamos trayendo a la casa? ¿Qué es lo que más ven nuestros hijos en el hogar? ¿De quién se habla más en la familia? ¿De quién están aprendiendo más nuestros hijos? Nada le hará más bien que dejar que él ponga sus manos sobre ellos. Dejemos que Cristo levante a nuestros hijos.

 

CONCLUSIÓN: ¿Qué hace Jesús con nuestras cargas familiares? Pues se acerca con ternura y compasión y nos dice: “No temas, cree solamente”. Hay noticias que tienen la misión de devastar la paz de nuestros hogares. Pero allí está Jesús en medio de ellas para levantarnos. Lo primero que Jesús hace es escuchar nuestras súplicas. No hay angustia que venga al corazón de unos padres responsables por la condición de sus hijos, que no sea respondida. Jesús no permitirá que ningún temor se apodere de la vida para que quedemos sin esperanza. Un hijo es un tesoro muy preciado. Jairo nos muestra ese lado tan familiar. Así que nuestro mayor empeño debiera ser traer nuestros hijos a Cristo para que él los sane o los “resucite”. Muchos de nuestros hijos están “muertos en sus delitos y pecados” y urgimos de traer a Jesús a sus vidas. No los dejemos solos.

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