EL EVANGELIO EN MARCHA
Negarse a uno mismo
Por: Enrique Monterroza
“Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”. Lucas 9:23 (Reina-Valera 1960)
La mayoría de nosotros queremos escuchar mensajes que nos recuerden las promesas de Dios para nuestra vida, queremos escuchar o leer mensajes en donde nos recuerden que Dios está con nosotros y en donde nos aumenten la fe para seguir creyendo en lo que Dios hará en nuestra vida, pero pocos reflexionan sobre lo que Dios quiere que nosotros hagamos.
A veces quisiéramos que todo fuera tan fácil, queremos aprovecharnos de un Dios Todopoderoso para tratar de hacer que Él siempre sea el único que trabaje a favor de nuestras vidas y sin duda Dios en su grande misericordia y gracia hace cosas que ni merecemos, pero que por amor a nosotros las hace.
Al leer el pasaje que leímos al inicio se me viene a la mente que muchos de nosotros no queremos cumplir lo que el mismo Señor Jesús nos estaba recomendando, el decía: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”.
Al leer esas frases y reflexionar en ellas no encuentro ninguna palabra que él dijera que todo eso iba a ser fácil, al contrario, noto que nos está pidiendo cosas que a lo mejor no estamos dispuestos a hacer, pero que si queremos seguirlo tenemos que hacer.
¿Quién quiere negarse a sí mismo?, si nos es difícil negarnos a otros, ¿Cómo no nos será difícil negarnos a nosotros mismos?, Negarnos a nosotros mismos tiene que ver con dejar de hacer lo que queremos o sentimos hacer, para comenzar a hacer lo que Dios quiere que haga.
Y es que esto tiene que ver con nuestro diario vivir, cada día enfrentaremos situaciones en donde por alguna razón vamos a querer hacer lo que sentimos o queremos hacer, pero hay cosas que sabemos que no debemos hacer porque ofenden a Dios, y es allí en donde esa frase se tendría que hacer vida en nosotros, el “NEGARNOS A NOSOTROS MISMOS”.
Y es que negarnos a nosotros mismos es parte del verdadero evangelio, es parte fundamental de una vida que está siendo transformada por Dios, esto es algo que nos corresponde a nosotros, es UNA DECISION que solo nosotros podemos tomar y que Dios no va a obligarnos a cumplir.
Y esto es lo lindo de esta parte, que Dios no me va a obligar a negarme a mí mismo, sino que esa acción solo puede nacer de un corazón que ama a Dios y que está dispuesto a dejar de hacer lo que quiere, por comenzar a hacer lo que Dios quiere.
¿Estás dispuesto a negarte a ti mismo?, ¿Estás dispuesto a renunciar a lo que tu naturaleza pecaminosa te pide para comenzar a hacer lo que tu nueva naturaleza espiritual y renovada te motiva a hacer?, si es así, entonces ¡Felicidades! Estás entendiendo el mensaje que Jesús te quería transmitir a través de esas frases hermosas pero difíciles de cumplir.
Jesús también dijo: “Tome su cruz cada día”, vaya, ¡Que sincero era Jesús!, él lo dijo exactamente: “Tome su cruz” que no tiene que ver con ninguna comodidad, pues la cruz lo menos que provoca es comodidad, al contrario es difícil, duro, costoso, pero con un final maravilloso.
Y lo más sincero que Jesús pudo decir al finalizar esta frase: “cada día”, ósea que esto no es cuestión de un día, de una semana o de cada cierto tiempo, esto es una cuestión diaria, una vida diaria recordando lo que significa seguirlo.
Negarnos a nosotros mismos, tomar nuestra cruz cada día tendría que ser nuestro pensamiento cada día de nuestra existencia, cada mañana al levantarnos deberíamos recordar que ahora ya no vivimos para nosotros, ahora vivimos para Él, el Apóstol Pablo lo entendió y por eso dijo: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” Gálatas 2:20 (Reina-Valera 1960).
Qué lindo fuera que cada uno de nosotros recordara cada día estas hermosas frases de Jesús, esa invitación a seguirlo que tiene como requisitos: Negarnos a nosotros mismos y tomar su cruz cada día.
Yo sé que muchos anhelan que Dios haga cosas hermosas y maravillosas en sus vidas, pero recordemos que también nosotros le debemos a Él una vida entregada y dispuesta a agradarlo. No seamos egoístas en nuestra manera de pensar, sino que vivamos nuestro día a día recordando que Jesús nos pidió que nos negáramos a nosotros mismos y a que tomáramos la cruz cada día, pero la pregunta es: ¿Estas haciéndolo? ¿Estás negándote a ti mismo? (www.enriquemonterroza.com)