La luz que alumbró la Navidad

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EL EVANGELIO EN MARCHA

La luz que alumbró la Navidad

(JUAN 1:1-14)

Por: Pastor Julio Ruiz

 

aaaaaaINTRODUCCION: Una de esas historias tristes de la segunda guerra mundial, sucedió en el norte del atlántico. Se trataba de un portaviones  que fue amenazado por submarinos enemigos. Para enfrentarlos enviaron a cinco de sus mejores aviones con cinco de sus mejores pilotos. Era de noche. El capitán del portaviones se dio cuenta que estaban en graves peligros y dio la orden que cada luz en el barco debería ser extinguida. Tenía que haber total oscuridad. Después de un recorrido, los cinco expertos pilotos regresaron de inspeccionar a los submarinos, y llamaron, diciendo: “Regresamos a casa, dednos algo de luz para aterrizar”. El operador les respondió: “Lo siento, tenemos una orden de apagar todas las luces, no podemos darles luz”. Otro piloto les respondió: “Solo dednos algo de luz y aterrizaremos”. Pero el operador les dijo: “Debemos permanecer en total oscuridad; no podemos darles luz”. En la desesperación un piloto dijo: “Dednos solo una luz  que nos permita hallar el camino”. El operador con su corazón desecho, les dijo: “No puedo darles luz y apagó la radio”. Cinco de los mejores pilotos americanos cayeron en las frías aguas del atlántico y allí pasaron a la eternidad. Como esos pilotos estamos en una situación desesperada, un mundo lleno de tinieblas, pero gracias a Dios ahora si tenemos luz. La luz verdadera vino al mundo a través de la aldea de Belén. Jesús es la luz del mundo. Isaías, hablando de una manera profética, dijo: “El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz. Los que moraban en tierras de sombra y de muerte, luz resplandeció sobre ellos”. Y cuando el profeta identifica esa luz, luego dice: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado”. Otro de los hombres de la navidad, fue Zacarías. Él habló de Cristo como la aurora (Lc 1:78, 79). La aurora es otra manera de describir su naturaleza. Nada es más hermoso que un amanecer lleno del resplandor de la aurora. Y, ¿qué dijo Simeón? Tomó a Jesús en sus brazos para bendecirlo y dijo: “Haz preparado para todos los pueblos, luz para revelación a todos los gentiles” (Lc. 2:32). Veamos por qué el bebé de Belén nos revela la luz verdadera. ¿Cuáles son sus cualidades?

 

  1. JESUS NOS REVELA LA INTEGRIDAD DE LA LUZ v.9

 

Mientras los demás autores nos muestran la historia del nacimiento, Juan presenta a Jesús como una luz viniendo a este mundo. Vino al  mundo, pero no perteneció a este  mundo. ¿Y qué reveló mientras vivió? Nos mostró la  integridad de su luz. Considere lo siguiente. En el mundo natural no hay algo tan puro como la luz del  sol. Hablamos de una la luz que  jamás puede  contaminarse. Por su misma naturaleza, la luz nunca puede corromperse ni contaminarse. La luz se posa sobre todas las cosas, pero  nunca podrá ser contaminada. Nunca puede ser ensuciada. La luz se posa sobre un cadáver  putrefacto y no se contamina. La luz tiene la propiedad de exponer todo lo sucio y descompuesto pero nada de eso la corrompe. Los elementos de la naturaleza están propensos a corromperse, menos la luz. El agua pura se contamina, el aire puro se contamina, los elementos más limpios se contaminan. Veamos el caso de la nieve. No hay nada más blanco que la nieve. Sin embargo,  cuando ella es pisada se ensucia y se convierte en barro. Pero no pasa lo mismo con la luz. La luz permanece pura. Así es nuestro Señor Jesucristo. Jesús vino al mundo en un pesebre y cuando creció comenzó a exponer al pecado. Tome en cuenta esto. Él tocó el pecado pero el pecado no pudo tocarlo a él. Él pudo tocar al leproso y el ataúd de un muerto, pero no se contaminó. ¿Por qué razón? Porque  Jesús es absolutamente incorruptible. Jesucristo es puro, sin mancha, sin pecados. Ningún otro hombre ha hecho la pregunta que Jesús hizo: “¿Quién de vosotros me redarguye de pecado?”. Así que, él vino a exponer al pecado, pero jamás fue contaminado por el pecado. La luz es pura como es él.

 

  1. JESUS NOS REVELA LA INVARIABILIDAD DE LA LUZ

 

El primer versículo de este pasaje nos  dice: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”’. Esta declaración filosófica – teológica es un hecho que no varía, es constante. Jesús es Dios y Dios jamás cambia. Dios no podrá mejorar y tampoco podrá empeorar. El es absolutamente invariable. Malaquías 3:6 nos dice: “Porque yo Jehová no cambio…”. Y Santiago 1:17 nos afirma: “Toda buena dádiva y todo don perfecto, proviene de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza ni sombra de variación”. ¿Qué significa esto? Significa que Dios no tiene cambios. Tome el ejemplo de la luz. Si hay algo que no cambia es la velocidad de la luz. Casi trescientos mil kilómetros por segundos. Albert Einstein dijo que lo único que es constante es la velocidad de luz, lo demás es relativo. Jesús en el reino espiritual es esa constante. Un día seremos también como la luz, no cambiaremos porque ya no estaremos dentro del tiempo. Viviremos en la dimensión perpetua de la luz. Un día seremos hechos tal como el Señor Jesús es. ¿Usted sabía que Jesús tiene inmortalidad por cuanto habita en luz inaccesible? Un día el tiempo se detendrá y nosotros estaremos en la misma eternidad, donde nada cambiará. El tiempo es lo que ha hecho que todo cambie, si no vea su pelo y su cuerpo. Pero Jesús, quien es eterno, jamás cambiará. ¡Alégrese hermano porque un día usted será parte de esa dimensión! El niño que nació en Belén es la luz del mundo. Pero piense en los que están en el infierno. Allí habrá una oscuridad perpetua, mientras que Jesús permanece en la luz constante.  Hebreos 13:8 nos dice: “Él es el  mismo ayer, y hoy y por los siglos”. En un mundo con tantos cambios, es una maravilla pensar que Jesús no cambia. En el cielo no hay pánico porque Dios no cambia. Allí ni hay inflación ni hay deflación. Como dijo alguien: “A Dios nadie lo pone nervioso”. Todo se desmorona, pero el Señor, la luz del mundo, permanece igual.

 

III. JESUS NOS REVELA EL TRIUNFO DE LA LUZ vv. 3-5

 

El texto nos dice que las tinieblas no prevalecieron contra la luz. Un versión dice la luz resplandece en las tinieblas y las tinieblas no le vencieron. ¿No es extraño que la batalla de este mundo sea entre la luz y las tinieblas? Satanás, cuyo nombre original fue Luzbel, que significa “lucero”, se rebeló contra Dios y pecó contra la luz. Él ahora no es más  mensajero de la luz, sino el mensajero de las tinieblas. Antes era el príncipe de la luz, ahora es el príncipe de las tinieblas. El lucero, “hijo de la mañana”, ha llegado a ser el padre de la noche. Tiene que saber que las tinieblas no tienen poder contra la luz.

 

  1. JESUS REVELA LA EFICACIA DE LA LUZ v. 4

 

La luz y la vida están totalmente entretejidas. Nadie podrá tener vida a menos que tenga luz. Piense un poco en la creación. Al principio había un caos, pues la tierra estaba “desordenada y vacía”. Pero cuando Dios quiso convertir ese caos en el cosmos, entonces invitó para que la luz se hiciera presente, y al hacerlo la luz disipó las tinieblas del gran abismo, descubriéndose lo seco y las aguas. A partir de  entonces la luz fue el instrumento usado para que haya vida. Sin luz no hay vida. En el ambiente de las plantas hay una función que se conoce como fotosíntesis (poner junto a la luz). Las cosas que crecen se juntan debido a la luz. La luz hace que las plantas produzcan la clorofila y eso es lo que les da vida. ¿Puede imaginarse por un momento la tierra sin luz? ¿Qué clase de planeta sería? Sería un planeta oscuro, sin vida. Cuando Jesús vino al mundo, en él estaba la vida y la vida era la luz de los hombres. Un corazón sin la luz de Jesús está lleno de tinieblas. ¿Qué es lo que sucede? Cuando Jesús entra a la vida, la llena de luz; comienza a darse una “fotosíntesis” y el creyente comienza crecer  a través de esa luz.

 

  1. JESUS NOS REVELA LA GLORIA DE ESA LUZ v. 14

 

La  gloria de Dios es la “shequinah”; eso es, el resplandor de su luz que envuelve su gracia y su verdad. Nos sorprendemos con la belleza de las luces artificiales. Hay verdaderos espectáculos de esas luces durante este tiempo. Pero déjeme decirles que tales luces jamás podrán competir con la luz del sol. Y aunque la luz del sol sea extremadamente poderosa, déjeme también decirles que la luz del sol jamás podrá igualar la luz de la gloria de Jesús. Un día cuando el venga con todo su esplendor, el sol no dará más su luz; hasta ese día llegaría su función, porque desde ese momento “el sol de justicia” brillará para siempre. ¿No es sublime pensar que en la nueva Jerusalén, la celestial, no habrá necesidad de sol porque el Cordero la iluminará con su presencia? Usted sabía que hay siete colores que componen el espectro de la luz. ¿Qué nos recuerda eso? Que Jesús es absolutamente perfecto. Cuando estos siete colores se ponen juntos, dan un blanco incomparable, y eso habla de la santidad de nuestro Señor Jesucristo. 

 

CONCLUSIÓN: De esa luz se dice: “Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo…”v. 9. Pero, ¿qué sucedió con esa luz? “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron…” v. 11. Sin embargo, para aquellos que reciben esa luz verdadera en su corazón, mire lo que sucede: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios…” v. 12. La razón por la que aquella luz verdadera vino al mundo es para que tú fueras hecho un hijo de Dios. ¿Eres tú su hijo? ¿Ha alumbrado él tu corazón? Jesús dijo: “Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no andará en tinieblas…”

Si usted quiere comunicarse con el pastor Julio, llámelo al (571) 251- 6590 o escríbale a pastorjulioruiz55@gmail.com