Ayuda ¡mi esposa no se quiere someter!

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EL EVANGELIO EN MARCHA

Por: Gerson Morey*

 

PAG 20Estoy persuadido, y lo digo con tristeza, que éste es el clamor de muchos esposos cristianos dentro de las iglesias. Un clamor que paradójicamente es mudo. Un grito silencioso. Y esto se debe a que en la mayoría de los casos el hombre prefiere permanecer anónimo.

Para empezar, deberíamos establecer, en qué momento se considera que una esposa ha dejado de someterse a su marido. Es cierto que en esto de las relaciones matrimoniales nos podemos llevar por percepciones erróneas y en la mayoría de los casos caemos en la subjetividad. Por eso procuraré ser lo más objetivo posible.

El tema puede abarcar muchas páginas, pero en líneas generales podemos decir que una esposa cristiana no se somete a su marido cuando evidencia una permanente actitud de desprecio, un constante irrespeto; cuando ella no honra acuerdos previamente establecidos; cuando no rinde cuentas y toma decisiones importantes sin consultarlas y ponderarlas con el esposo. En otras palabras, una esposa ha dejado de sujetarse, cuando ella no toma en cuenta la autoridad ni la posición de su cónyuge. En algunos momentos, esta falta de sujeción puede ser consciente o inconsciente departe de la esposa y en otros casos, la situación puede ser muy evidente, aun ante los demás. También cabe destacar que los grados de irrespeto y falta de sujeción pueden variar entre una y otra pareja.

Debemos reconocer que en ocasiones, cuando el esposo no asume su rol de líder dentro del hogar, muchas mujeres prefieren tomar el toro por las astas. Es decir, la pasividad de los esposos fuerzan a las esposas a tomar una posición más pro-activa dentro del matrimonio. Pero ni siquiera en esos casos se debe cruzar la línea del irrespeto y la falta de sujeción. La palabra de Dios no cambia por que los hombres no cumplan su labor. No obstante, quiero enfocarme en el hecho mismo de la falta de sujeción al margen de las circunstancias que la provocan.

 

EVITANDO LOS EXTREMOS

En la iglesia, he visto dos tipos de actitudes de algunos esposos cuando se han encontrado en esta situación. Están aquellos que quieren imponerse a la fuerza con gritos y amenazas. Algunos van al punto de recitar versos de la biblia para exigir respeto y sumisión a la esposa. Ese tipo de actitud no representa el carácter de Cristo, tampoco producirá resultados [más bien puede empeorar las cosas] y sobretodo esas formas de lidiar con el problema no glorifican a Dios. En el otro extremo están aquellos que prefieren llevar la fiesta en paz y evitar los conflictos. Muchos esposos se han resignado y han optado por no buscar soluciones. Esta forma de conducirse tampoco es una manera piadosa de enfrentar el problema. Una actitud conformista y de resignación tampoco glorifican al Señor. Entonces ¿qué hacer? Aquí presento cuatro aspectos a no descuidar:

 

La oración: El apóstol Pablo decía que los creyentes no debemos preocuparnos sino presentar nuestras peticiones ante Dios (Fil 4:6). Busca al Señor en oración y preséntale tu situación. A este respecto es importante reconocer si hay alguna responsabilidad de nuestra parte, arrepentirnos y pedir perdón. Pide dirección, fortaleza, sabiduría y paciencia. Cuando nos vemos incapaces de resolver nuestros problemas, estamos ante una oportunidad de refugiarnos en el Señor, pedir que su gracia nos sostenga y nos ayude a enfrentar la adversidad.

 

Habla con tu cónyuge: El rey Salomón decía que una palabra a tiempo, ¡cuán agradable es! (Prov 15:23). Procura el diálogo. Si no lo has hecho, expresa tu preocupación a tu cónyuge, pero hazlo con gracia y respeto. No le reclames, no la acuses ni tampoco te defiendas. Más bien, con amor y mansedumbre puedes ventilar el problema, con la firme intención de aclarar y superar cualquier mal entendido para así crecer y glorificar a Dios juntos.

 

Busca ayuda: El mismo Salomón decía que en la abundancia de consejeros está la victoria (Prov 11:14). Cuando la situación ha escapado de tus manos, entonces debes buscar ayuda con tus pastores o líderes de la iglesia. El consejo de creyentes maduros es un recurso que tenemos a disposición sobre todo cuando no estamos honrando a Dios. Además, ellos te pueden ayudar a orar por la situación y así estarás acompañados en el proceso.

 

Confía en el Señor: El rey David decía, encomienda al Señor tu camino, confía en Él, que Él actuará (Sal 37:5). Luego de haber cumplido con lo que nos corresponde debemos dejar la situación en manos del Señor. Parafraseando a Charles Spurgeon debemos “preocuparnos en obedecer y los resultados se los dejamos al Señor”. Toda circunstancia obra para bien (Rom 8:28), enseñó el apóstol Pablo, incluyendo las crisis matrimoniales.

 

CONCLUSIÓN

Para terminar quiero resaltar que la biblia no manda a los hombres a someter o subyugar a sus esposas. Es decir, el esposo no debe forzar a la esposa a la sujeción. Al contrario, es la esposa quien se debe sujetar al marido. El llamado del hombre es amarla, cuidarla, protegerla y esto aunque ella no cumpla con su deber (Efesios 5:22-25 & Colosenses 3:18-19). Entiendo que esta situación puede causar mucha frustración y tensión dentro de un hogar. Pero también debemos recordar que Cristo amó a su iglesia, la cuida y la sustenta a pesar que todavía tiene manchas y arrugas. Es decir, Cristo ama a su iglesia a pesar de sus imperfecciones y eso está puesto cómo un modelo para que los creyentes amemos a nuestro cónyuge a pesar de sus errores. El evangelio de Jesucristo nos recuerda cuánto amor Dios tiene con nosotros y esto a pesar de nuestro pecado. (*​Gerson Morey es autor del blog cristiano El Teclado de Gerson. Puedes encontrarlo en Twitter: @gersonmorey.)