Siete respuestas a los que dicen amar a Cristo pero no a la iglesia

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EL EVANGELIO EN MARCHA

Siete respuestas a los que dicen amar a Cristo pero no a la iglesia

Por: Jairo Namnún*

La iglesia es la comunidad de creyentes que componen el Pueblo de Dios, unidos a Dios por el sacrificio de Jesús, y unidos entre ellos por el Espíritu Santo. No es un edificio, ni un ministerio, ni una asociación de personas. Es el cuerpo de Cristo (Ro. 12:4-5; 1Co. 10:17), la novia del Cordero (Ap. 2:19; 2 Co. 11:12), la familia de Dios (2 Co. 6:18; Gal. 6:10). Ninguna otra entidad tiene la garantía de que las puertas del Hades no prevalecerían contra ella (Mat. 16:16-18).

Ya que Cristo tiene tal aprecio por la iglesia, uno pensaría que todo el que se dice cristiano también amaría a la iglesia. Pero no siempre es así. De hecho, hoy en día, ir a la iglesia está cada vez más fuera de moda, mientras la espiritualidad y aun el cristianismo (al menos, de nombre) está en boga. Por tal razón, quisiera presentar siete breve respuestas que podemos dar a aquellos que sí se dicen cristianos, pero no han hecho un compromiso

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  1. “LA IGLESIA ESTÁ LLENA DE HIPÓCRITAS”

Es cierto. Y hay espacio para uno más. Al igual que todo otro grupo, organización, familia o lo que sea, la iglesia está compuesta por pecadores. Y ninguna iglesia puede decir lo contrario. De hecho, el requisito para formar parte de la iglesia es reconocer que somos pecadores.

Los seres humanos tenemos una tendencia a esconder lo que somos y lo que hacemos, por lo que toda persona peca de hipocresía en algún momento. Eso incluye al que dice que no va a la iglesia porque hay mucho hipócritas dentro. También hay muchos hipócritas afuera. La diferencia es que los que estamos en la iglesia estamos buscando remedio a nuestra condición.

 

  1. NO ES NECESARIO IR A LA IGLESIA PARA SER CRISTIANO

Es cierto. Pero sí es necesario ir a la iglesia para el “hacer” cristiano. ¿Cómo vas a nutrir tu alma si no es en la iglesia? ¿Cómo vas a adorar al Señor junto con los demás que invocan Su nombre? ¿Cómo vas a crecer en tu conocimiento del Salvador? ¿Con quiénes vas a practicar la confesión de pecados, participar de la Santa Cena, y testificar a través del bautismo? ¿Cómo vas a alimentar tu espíritu escuchando la predicación de la Palabra de Dios?

 

  1. VOY A LA IGLESIA LOS DOMINGOS PERO NO ME COMPROMETO

Si no te comprometes con la iglesia, ¿cómo sabes que estás comprometido con el Señor? Además, ¿cómo estás ejerciendo los dones y talentos que el Señor te ha dado? Unido al punto anterior, ¿cómo puedes compartir de aquello que amas si no estás con los que lo aman también?

 

  1. MUCHOS PASTORES SON LADRONES/NO CREO EN LAS OFRENDAS

Un pastor que no administre bien los recursos de la iglesia queda descalificado como pastor (1 Tim. 3:1-7). Y no es el lugar de la iglesia el obligarte a ofrendar o  a creer que tienes que hacerlo de manera obligatoria.

Ahora bien, la existencia de malos pastores o malas enseñanzas no descalifica a todos los pastores o a todas las iglesias. No dejamos de ir al médico porque uno nos haya fallado, ni a los mecánicos porque uno nos haya robado. La enseñanza de la Escritura es el ofrendar todas nuestras vidas (Ro. 12:1-2), no solo algunos pesos y listos. Y no lo hacemos para ser aceptos por Dios, sino en gratitud por lo que Dios hizo en Cristo Jesús. El énfasis de la iglesia de Dios es en los corazones, no en los bolsillos.

 

  1. NO QUIERO QUE ME OBLIGUEN A CONVERTIRME

El propósito principal de la iglesia es la adoración, no la conversión. Como bien lo ha dicho el pastor John Piper, las misiones existen porque la adoración no existe. Dios está buscando adoradores (Jn.4:23), que es la razón por la que fuimos creados. Ahora bien, para que esta adoración exista debemos estar reconciliados con Dios a través de Jesús (2 Co. 5:20). Pero el deseo no es el de “convertirte” a nosotros. Es de que los hombres se arrepientan de sus pecados y se vuelvan a Dios. Las sectas buscan que los hombres se conviertan a ellos: la iglesia quiere que los hombres se conviertan a Dios, y puedan así entonces ser y hacer aquello para lo que fuimos creados.

 

  1. YO QUIERO A CRISTO, PERO NO LA IGLESIA

Ningún esposo amoroso estaría feliz que insultarán a su esposa. ¿Cómo puedes amar a Cristo sin amar lo que Él ama? Y Él tiene un amor particular por la iglesia, al punto que ha dado su vida por ella (Ef. 5:25-30). Por tanto, debemos ser cuidadosos en hablar en contra de algo que Cristo habla a favor, no sea que nos encontremos oponiéndonos a Cristo mismo.

Un detalle más: si amas a Cristo, vas a obedecer sus mandamientos (Juan 14:15). El formar parte activa de una iglesia es uno de ellos (Heb. 10:25).

 

  1. QUISIERA IR A LA IGLESIA, PERO NO PUEDO

Esta es una situación totalmente diferente a las anteriores. Puede ser que la razón por la que no pueden asistir es porque sus familiares no se lo permite (en caso de que sean de menor edad). Este artículo puede servirle. O tal vez es porque no pueden encontrar una iglesia sana en su localidad. Este otro escrito puede serles útiles, además de nuestro directorio de iglesias. Si estás conversando con alguien que te presenta un caso similar a este último, acompáñales en oración, pidiendo sabiduría y provisión al Dios que ama nuestras almas y nos quiere formando parte de una iglesia.

El gran pensador del siglo pasado, John Stott, lo dijo muy bien: “Confío en que ninguno de mis lectores van a ser esa grotesca anomalía, un cristiano sin iglesia. El Nuevo Testamento no conoce a tal persona. Y es que la iglesia está en el mismo centro de los propósitos eternos de Dios”. Yo oro porque ese no sea tu caso tampoco. Y si conoces a alguien que está utilizando alguna de estas razones para esconderse de la iglesia, oro el Señor te dé sabiduría para guiarle a la congregación de los santos. (Jairo sirve como director editorial de Coalición por el Evangelio, Puedes encontrarlo en Twitter.)