La serpiente levantada

0
1048

EL EVANGELIO EN MARCHA

La serpiente levantada

(NÚMEROS 21:4-9, JUAN 3:14, 15)

Por: Rev. Julio Ruiz, Pastor

 

thINTRODUCCIÓN: ¿Cómo explicar la recomendación bíblica que al mirar una serpiente de bronce levantada en una lanza la persona podía quedar sana de la mordedura de la serpiente misma? Bueno, estas son las cosas que solo Dios puede hacer con motivos de una sanidad temporal, pero sobre todo con una visión profética en lo que sería uno de los más extraordinarios tipos que aparezcan en la Biblia y que se cumple de una manera tan perfecta en la persona de Jesús. Será el mismo Cristo que se encargará de hacer la aplicación que Dios hizo muchos años atrás en su propia persona, cuando dijo: “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado…” (Jn. 3:14). Si alguna historia conocía Jesús era esta. A ella iría una y otra vez porque se cumpliría en su vida, sobre todo cuando sería levantado en una horrible cruz para que todo aquel que lo mirara también pudiera ser sanado de la mordedura de la serpiente antigua representado por el pecado. Al momento cuando Jesús fue levantado en la cruz muchos ser burlaron, lo ofendieron y regresaron a sus casas habiendo visto una ejecución más de la que ya estaban familiarizados. Sin embargo, otros que vieron a Jesús allí levantado, tuvieron que decir: “Verdaderamente este era Hijo de Dios”. La historia se ha divido en dos partes después que Jesús fue levantado. A partir de allí lo hombres que miran la cruz y la rechazan, y los que miran la cruz con fe y salen sanados. La presente historia del pueblo de Israel mordido por las serpientes venenosas con la serpiente de bronce levantada, nos ofrece uno de los escenarios más significativos para ver el amor de Dios a un pueblo rebelde. Consideremos cómo aquella serpiente de bronce llega a ser un tipo de Cristo cuando este también fue levantado. Veamos el real significado de la serpiente de bronce levantada.

 

  1. QUE EL PECADO MUERDE CON UN VENENO MORTAL

 

  1. Serpientes en el campamento v. 6. El pecado siempre ha sido el resultado de nuestra rebelión. La sentencia del Edén sigue vigente. Dios asocia el pecado con la naturaleza rebelde que yace en el corazón del hombre. Israel había provocado la ira de Dios. Llamar al pan de Dios como fastidio y liviano era una afrenta contra el Padre de la provisión. El Señor tiene niveles de tolerancia, pero cuando se trata de la rebelión contra él, su justicia se pone de manifiesto. Cuando Saúl se rebeló contra él, Samuel definió aquel pecado como de adivinación y como iniquidad e idolatría (1 Sam.15:23). Observe esto, Dios envió su pan del cielo para satisfacer el hambre de su pueblo, pero también envió serpientes ardientes para castigar a su pueblo. ¡Qué cosa tan terrible es ser mordido por una serpiente! Usted tiene que imaginarse que la serpiente morderá para inyectar su veneno mortal. Hoy día existen los llamados “sueros antiofídicos” para contrarrestar ese veneno, pero el pueblo que fue atacado por estas serpientes, morían en el acto. De esta manera lo único que podía salvarles era mirar a la serpiente de bronce. Cristo murió para detener el veneno del pecado.

 

  1. El pecado es una mordedura dolorosa (Rom. 6:23). Tenemos que reconocer que el pecado vino por causa de una serpiente, la llamada “serpiente antigua”. Paradójicamente aquella no era tan aterradora como las de ahora. Era una serpiente que hablaba, pues Eva se detuvo para escuchar la conversación que ella le planteó con la que despertó los deseos de codicia de la primera pareja. Ahora vea esto, después que la serpiente hiso su trabajo, Dios la maldijo sentenciándola a arrastrarse y a comer polvo, lo que le quitó su belleza y encanto. Luego la profecía que surgió de allí diría que la simiente le heriría en la cabeza y tú le herirás en el calcañar, siendo este el primer texto mesiánico que mostraba a Jesucristo levantado y muriendo por nuestros pecados (Gn. 3:15).

 

  1. QUE LAS CONSECUENCIAS DEL PECADO SON MUY GRAVES

 

  1. “…y murió mucho pueblo de Israel” (Nm. 21:6). Es cierto que el hombre ha progresado en inventar ciertas medicinas para curar las mordeduras de serpientes en este tiempo. Pero cuando estudiamos las serpientes que Dios envió a Israel se nos dice que eran “serpientes ardientes”. Según los estudiosos de estas serpientes, el tipo de veneno con el cual inyectaban a sus víctimas simplemente era mortal, no había posibilidad de sobrevivir con algún remedio casero. En todo el campamento nadie tenía un remedio para este veneno. La mortandad iba en aumento y nada podía detenerla sino una serpiente de bronce. Eso es, el remedio que Dios mismo había provisto.  Ahora veamos el remedio provisto por Dios. Se trataba de una serpiente muerta, atravesada por la cabeza, sin veneno. ¿Qué significa esto? Jesús fue levantado, sin pecado (simbolizado por el veneno), atravesado su cabeza, entregado todo su cuerpo “para que todo aquel que en él crea no se pierda, más tenga vida eterna”. Y así como  Dios trajo el castigo, también llegó el remedio. En esto consiste la fe, que creamos en lo que Dios nos ha dejado para nuestra sanidad espiritual. Cristo es el antitipo de aquella serpiente.

 

  1. “…hemos pecado por haber hablado contra Jehová” v. 7. El pecado es una afrenta contra Dios. Es verdad que el pueblo se quejó contra Moisés, pero al final la queja estaba dirigida contra Dios. Note esto, las serpientes vinieron para castigar el pecado de la queja y la murmuración. Dios no pasa por alto el pecado contra él. El pecado como veneno ha inflamado las mentes de las personas. Cuando Israel dijo que habían pecado contra Dios estaban revelando los efectos que esto trae al cuerpo, la mente y el alma de la persona. Ese “veneno no nos deja estar tranquilos sino llenos de temor y de angustia. El veneno del pecado en el alma también produce terror cuando dejamos que él nos invada y nos controle. La desesperación llega a ser uno de los resultados, sobre todo cuando sabemos que nuestro pecado ha ofendido el amor y los cuidados divinos. Tan terribles son las consecuencias del pecado que Dios proveyó su el remedio.

 

III. QUE EL HOMBRE TIENE QUE MIRAR PARA SER SANADO

 

  1. “…y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá” v. 8. ¿Cómo explicar este método de sanidad de parte de Dios? ¿Se da cuenta la manera cómo Dios hace las cosas? Sin embargo, cuando vemos que esa serpiente levantada por Moisés escondía el más grande asunto profético respecto a la salvación de la humanidad, simplemente tenemos que decir que todo lo que Dios hace tiene sentido y será siempre para nuestra bendición. La condición para ser sanado era mirar la serpiente. El remedio a la mordedura de la serpiente del pecado es “una mirada de fe”. ¿Cuál es el significado de esto? Cuando alguien mira a Cristo en la cruz allí verá que el pecado es herido de muerte y colgado como una serpiente muerta. La buena noticia es que Cristo quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad. La muerte por la mordedura de la serpiente del pecado ya no reina más.

 

  1. “… y cuando alguna serpiente mordía… miraba… v. 9. No había muchos remedios en los campamentos de Israel sobre la mortandad que producían las serpientes ardientes. Sólo una serpiente de bronce levantada en una asta. Dios nunca pone dos opciones cuando se trata de salvar al hombre. La profecía nos dice que Cristo iba a ser herido en el calcañar por la serpiente antigua, pero fue él quien hirió la cabeza de la serpiente (Gn. 3:15). Así, pues, lo único que tiene que hacer el hombre para salvarse es mirar a Cristo levantado.

 

  1. QUE EL REMEDIO DEBE SER APLICADO PARA SER EFECTIVO

 

  1. Había que salir y buscar la serpiente. Cuando Naamán fue al profeta Eliseo para ser sanado, él pensó que con una sola orden del profeta podía ser sanado de su lepra, pero no fue así; Eliseo lo mandó a ir al Jordán y zambullirse allí siete veces (2 Re. 5:1-18). Esto no le pareció bien al capitán asirio, pero al ser motivado por uno de sus siervos terminó yendo y después fue sanado. Mis hermanos, Dios ha provisto una sola manera para ser sanados del pecado y hay que salir donde estamos y buscarla. Hay que salir del “campamento” de nuestras vidas e ir a buscar la serpiente levantada. Jesús dijo que así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre debe ser levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

 

  1. En ningún otro hay salvación (Hch. 4:12 ). La intención de Dios al levantar la serpiente de bronce es para que todos supieran que no había otra forma para ser sanado. Nadie tenía ni la capacidad ni el poder para sanar al enfermo. Ningún esfuerzo humano era válido frente aquel dolor de la mordedura, sólo la mirada a la serpiente podía salvar. Decimos de igual manera, “solo de Jesús la sangre”. No hay otro plan para la salvación sino por medio de Cristo. La única condición para la salvación de la mordedura del pecado es mirar al único medio que Dios dejó porque no hay otro nombre debajo del cielo para ser salvo.

 

CONCLUSIÓN: Un hombre llamado Nicodemo, “un principal entre los judíos”, vino de noche a Jesús y se refirió a él  como “maestro bueno” por haber venido de parte de Dios. Nicodemo reconoció  las obras que Jesús hacía lo calificaba como un enviado del cielo. Jesús aprovechó la ocasión para hablar del nuevo nacimiento, la gran doctrina de la salvación. Y todo este escenario sirvió para dejar  uno de los versículos más importantes de las Escrituras como lo  son  Juan 3:14-16. Nicodemo conocía muy bien la historia de Israel en el desierto, su rebelión, la mordedura de las serpientes ardientes y fue a este hombre a quien Jesús le revela que la serpiente de bronce levantada para la sanidad del enfermo, tenía que ver con él. Jesús fue levantado como la serpiente muerta, atravesado por todas partes para que todo aquel que lo mirara fuera salvo. Todos debemos mirar a Cristo para ser salvos.

Si usted quiere comunicarse con el pastor Julio, llámelo al (571) 251- 6590 o escríbale a pastorjulioruiz55@gmail.com