Los imperativos de la gratitud

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EL EVANGELIO EN MARCHA

Los imperativos de la gratitud
Por: Rev. Julio Ruiz, Pastor

pag-20INTRODUCCIÓN: En esta semana celebraremos nuestro “Día de Acción de Gracias”. Es una bendición que una nación como esta, recordando su pasado glorioso, lleno de frutos de bendición, haya instaurado desde tantos años este día, honrando con ello a los pioneros que vinieron a estas tierras  y se quedaron para bendecirla. Y, ¿quién es el objeto de nuestra gratitud?. Violeta Parra, la conocida poetisa y cantante chilena, escribió un sentido poema titulado: “Gracias a Dios por la vida”. Sus cinco estrofas comienzan diciendo: “Gracias a Dios por la vida, que me ha dado tanto”. Nosotros los cristianos podríamos subrayar todo lo que ella dijo, aunque no fue creyente, con un ligero cambio. Pudiéramos decir: “Gracias a Dios por la vida”, sin incluir “que nos ha hado tanto”, pues sabemos que la vida es un don de Dios. Y la tragedia de esta mujer fue, que por no reconocer al Autor y Dador de la vida, y por razones que no vienen al caso, Violeta Parra terminó dándose un disparo en público. Nosotros estamos agradecidos más que a la vida, al Autor de la vida. Nuestro canto ahora será: “Gracias a Dios por su don inefable”. El Señor es la razón de toda nuestra gratitud, por lo tanto creemos en la importancia de estudiar los imperativos para ello. Al reunirnos en este “Día de Acción de Gracias” con tantos amados, recordemos los imperativos de la gratitud que nos convocan en este tiempo.

  1. SED AGRADECIDOS (Col. 3:15)

“Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos”. Sin duda que estamos en presencia de una de las mayores virtudes que debiera ser amada: la gratitud. Sin embargo tenemos un grueso de personas para quienes esta palabra no existe en las tantas que pronuncian todos los días. Algunos simplemente creen que todo lo que tienen o lo que son, no se lo deben a nadie sino a sus capacidades. Por supuesto que muchos no son capaces de pensar que alguien ha sostenido su vida desde su niñez hasta ser adultos. Que los pulmones requirieron del aire para respirar. Que los alimentos tomados requirieron de la tierra para producirlos. Que en los conocimientos poseídos, hubo alguien que trabajó primero en producirlos. ¿Qué decir en el caso de la familia, los hijos, los nietos, etc.?  El apóstol Pablo nos recordó que en todas las cosas que hagamos debería prevalecer este imperativo bíblico: “Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús dando gracias a Dios Padre por medio de él” (Col. 3:17). Que diferente fuera la vida si al comenzar el día, antes que otra cosa, dijéramos: “Gracias Señor porque he podido abrir mis ojos una vez más. Pudiera haber sigo con ellos cerrados por la eternidad. Lo mismo al bañarme. ¿Cuántas veces le ha dado gracias a Dios por el agua? ¿Qué decir de los alimentos? Luego el vehículo que me transporta. El trabajo que tengo, al saber que miles ahora mismo no lo tienen. Y nosotros los hombres, ¿qué tan agradecidos estamos a Dios por la esposa, los hijos, la suegra, el suegro? ¿Qué tan agradecido estoy por aquellos que hicieron posible que el evangelio de la gracia fuera derramada en mi? El texto no nos da una opción, simplemente nos ordena a ser agradecidos. ¿Qué tanto cumplimos esto?

  1. ENTRAD POR SUS PUERTAS CON ACCIÓN DE GRACIAS (Salmo 100:4)

Hay muchas maneras de entrar en la casa de Dios. Podemos entrar como una mera costumbre. No hay más nada que hacer y por eso vengo a la iglesia. Podemos entrar con una total indiferencia, absorto en mi propio mundo, pensando que soy la única persona que vive en sus propios problemas. Podríamos entrar cargados, llenos de angustias, de pesares; con el más mínimo deseo de querer vivir. Podíamos entrar buscando a alguien que le puede hacer compañía a mi vida. Pudiera haber muchas otras motivaciones con las que entro por las puertas de la casa del Señor. Pero el imperativo bíblico nos dice que debemos entrar por sus “puertas con acción de gracias”. Esto habla de un reconocimiento al que ha hecho posible mi existencia. Entrar así es reconocer que lo que soy y lo que tengo tiene una procedencia divina. Que bien pudo Dios haber cambiado sus planes para conmigo, aun desde el nacimiento, pero en lugar de eso, me ha amado, protegido, cuidado, llenado de goces y satisfacción. El muy conocido comentarista bíblico Mateo Henry dijo que en una oportunidad lo habían robado, y que por eso estaba agradecido. Expuso cuatro razones para ello: 1) Porque nunca antes había sido robado; 2) Porque aunque se llevaron la cartera, no me robaron la vida; 3) Porque aunque se llevaron todo lo que tenía, no era mucho; y  4) Porque fueron otros los que me robaron y no fui yo quien robe a otros”. Así es como se debe entrar por las puertas en la casa del Señor.

III. DAD GRACIAS A DIOS EN TODO 1 Tesalonicenses 5:18

La palabra de Dios nos enseña que un espíritu de gratitud no está basado en cosas que suceden. La gratitud no aumenta cuando suceden cosas buenas y disminuye cuando surgen imprevistos o dificultades. La gratitud es una actitud constante, por eso, Pablo dice: “Dad gracias en todo.” Una actitud así no da lugar para vivir bajo un espíritu de quejas, sino para mantener un estado de gozo, pues aun en las circunstancias más adversas que nos toque vivir, permanecerá el deseo de reconocer a Dios en todo lo que pueda pasarnos. De manera que la gratitud involucra toda las circunstancias de la vida, sean de alegría o de dolor. Fil. 4:6; Col. 4:2. Aún las cosas que aparentemente puedan estar contra nosotros, contribuirán para nuestro bien, porque Dios no pedirá que seamos agradecidos por aquello que nos perjudica. Daniel agradeció cuando supo del decreto del rey para quitarle la vida (Dan. 6:10). Pablo nos enseña a ser agradecidos aun cuando las circunstancias sean adversas (Hechos 27:20 y 35). La gratitud promueve la salud y la alegría en la vida de cada uno de nosotros. Por eso, la gratitud debe ser un modo de vida del cristiano.

CONCLUSIÓN: Sería magnífico, como alguien dijo, si los hombres nos despertáramos por la mañana y al ver a nuestra esposa durmiendo a nuestro lado, dijéramos: “Aquí está ella. Tenía a docenas para escoger, pero me eligió a mí. ¡Qué agradecido me siento! Durante veinte años se ha dado a sí misma para ayudarme. Me ha cuidado, me ha dado hijos, ha aguantado mis debilidades y me ha ayudado a resolver mis problemas. Es realmente un tesoro para mí. ¡Gracias Señor por mi esposa! ¿Funciona así en su vida querido esposo? Este podrá ser un gran tiempo para que usted reconozca a esa mujer que Dios le ha dado; o a lo mejor a su hijo o hija. Pudiera ser alguien muy cerca de usted, pero sobre todo, esta es una gran ocasión para reconocer a Dios por lo que él es. Él es razón de nuestra existencia. La fuente de donde nuestra vida se sustenta. Y sobre todo, él nuestro único salvador. ¡Cómo no serle agradecido!

Si usted quiere comunicarse con el pastor Julio, llámelo al (571) 251- 6590 o escríbale a pastorjulioruiz55@gmail.com