¡Hoy seré embajador de la esperanza!

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EL EVANGELIO EN MARCHA

¡Hoy seré embajador de la esperanza!

 Por: Francisco Aular (faular@hotmail.com)

 

Ambas cosas provienen de la firme esperanza puesta en lo que Dios les ha reservado en el cielo. Ustedes han tenido esa esperanza desde la primera vez que escucharon la verdad de la Buena Noticia. Colosenses 1:5(NTV)

 

PAG 18  ¡Hoy seré embajador de la esperanza! De hecho, el amor, la fe y la esperanza viven en mí desde aquel primer encuentro con JESÚS en mi juventud. Acepté el Regalo de Dios de la salvación y me convertí en un embajador de JESÚS porque Él y solo Él es la única esperanza. El cristiano nacido de nuevo es una persona de esperanza. Solamente el cristiano puede ser optimista con relación a las circunstancias que lo rodean. Cada vez que un embajador de JESÚS defiende lo que cree, actúa en defensa de otros, lucha pacíficamente contra las injusticias, o levanta la voz en medio del silencio está representando a aquel que lo tomó por embajador de la esperanza. Nuestro mensaje es de reconciliación del ser humano con Dios, y somos embajadores de la esperanza que envuelve consigo:

“Así que somos embajadores de Cristo; Dios hace su llamado por medio de nosotros. Hablamos en nombre de Cristo cuando les rogamos: «¡Vuelvan a Dios!».  Pues Dios hizo que Cristo, quien nunca pecó, fuera la ofrenda por nuestro pecado, para que nosotros pudiéramos estar en una relación correcta con Dios por medio de Cristo. (2 Corintios 5:20,21, NTV). JESÚS vive en mí por Su Espíritu, en concurrencia el Apóstol nos dice: “A éstos Dios se propuso dar a conocer cuál es la gloriosa riqueza de este misterio entre las naciones, que es Cristo en ustedes, la esperanza de gloria.” (Colosenses 1:27, NVI).

  ¡Hoy seré embajador de la esperanza! Si la esperanza no se pone en acción no es esperanza. Así pues la esperanza es tanto una convicción interior como una acción de nuestra voluntad en beneficio de otros. La esperanza impulsó en el pasado e impulsa el presente y futuro a los cristianos nacidos de nuevo para anunciar “la verdad de la Buena Noticia” en todo el mundo. La fuerza impulsora que nos domina es alcanzar a los que viven “sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.” “Efesios 2:12, RV60). Esto nos lleva a exclamar: ¡Vamos por ellos! ¡Hay que seguir alcanzándolos en donde podamos, con lo podamos y hasta que podamos!

¡Hoy seré embajador de la esperanza! Porque el Señor va con nosotros cuidándonos en este mundo, no en el sentido, de librarnos de las circunstancias adversas, o de ser resguardados en prosperidad y salud, sino en el sentido de ser confortados por la esperanza para superarlos. Como decía San Agustín “las lágrimas son la sangre del alma”. La esperanza le habla a nuestro espíritu y alma. La esperanza no se da por vencida, no se rinde.  Los problemas están haciendo filas, una vez que solucionamos uno, todavía hay varios en la en la espera; las aflicciones y las tormentas, a veces forman nubes, sin embargo: “Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes.” (Khalil Gibran 1883-1931).

  ¡Hoy seré un embajador de la esperanza! Por donde vaya, porque la esperanza mira a Dios ya que depende de la obra de Cristo en nosotros. Reviso la Palabra de Dios, y encuentro a seres humanos con las mismas ventajas y desventaja que ello conlleva, y los veo elevarse sobre sus posibilidades y triunfar; la galería de ellos es tan grande le aconsejo que cuando tenga tiempo déle un vistazo a Hebreos capítulo once; ellos tuvieron la esperanza de recibir grandes cosas de Dios, aún ni la muerte los pudo separar de esa esperanza:

“Tengo la misma esperanza en Dios que la que tienen estos hombres, la esperanza de que él resucitará tanto a los justos como a los injustos.” (Hechos 26:15, NTV). La esperanza cristiana no se plantea ni siquiera la existencia de Dios y si será capaz de cumplir lo que ha prometido, por el contrario, la plena seguridad al creerle a Dios, y saber que ¡Dios es quien dice ser, y puede hacer lo que Él dice que puede hacer! Vino a mí un hombre con un semblante sombrío y deprimido, le presente la única esperanza a JESÚS, creyó, empecé a darle atención discipular, pero no dejaba  de preocuparse, él solo pensaba que sus pecados eran tan grandes que ni Dios pudiera perdonarlos.

Entonces, abrazándolo le dije: ¡Deja de mirar tanto a tus pecados, y mira a Dios y su misericordia! Y desde aquel día su rostro brilló con la luz de la esperanza. En realidad, la esperanza nos abre el futuro. La esperanza es un salto desde nuestras circunstancias al poder del Todopoderoso. La esperanza, nos hace avanzar en medio de las dificultades del camino. La esperanza nos fortalece y pone alas en nuestros hombros caídos y la mirada triste. ¡La esperanza ensancha nuestro corazón y nos dice que esta vida presente merece ser vivida con la imagen y la fortaleza de lo divino en mí!
Por todo esto…¡Hoy seré un embajador de la esperanza!
PERLA DE HOY: La mejor ofrenda que podemos hacer en gratitud a Dios, quien por gracia, nos ha salvado, es ir a buscar y traer a la gente de paz, que están listos para la cosecha. ¡Vamos por ellos!