LAS RESPONSABILIDADES DEL ESPOSO DENTRO DEL MATRIMONIO (PARTE VII)

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EL EVANGELIO EN MARCHA

Matrimonio

LAS RESPONSABILIDADES DEL ESPOSO DENTRO DEL MATRIMONIO

(PARTE VII)

Por: Pastor Kléber Jiménez

 

  Muchos de nosotros nos subimos en el barquito llamado matrimonio, sin ni siquiera haber aprendido las cosas básicas del mismo. Nos preparamos muchos años en escuelas y universidad, para obtener una profesión que nos dura hasta los 67 años, edad cuando nos jubilamos. Pero, ¿Cuánto tiempo invertimos nosotros para la vocación que es hasta la muerte, el de ser esposos y padres?

¿Cuáles creen ustedes que son las responsabilidades de los esposos hacia sus esposas e hijos?

Generalmente se cree que la única y gran responsabilidad del esposo es de trabajar duro para proveer el dinero, para así suplir las necesidades de la familia. Pero a la luz de la Biblia, el esposo ideal va más allá de lo que las personas generalmente entienden acerca del papel del esposo.

 

AMAR A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS: DEUTERONOMIO 6:5.

Muchas veces, cuando damos consejería, les hablamos a las personas acerca de las prioridades principales en nuestras vidas; y les mencionamos la siguiente lista de personas o cosas: Hijos; Yo; Trabajo; Cónyuge; Dios; Familiares; Iglesia. Les preguntamos: ¿Cuál sería el orden de esas prioridades actualmente en sus vidas; quién es la primera, la segunda y hasta la séptima? Casi todos, por no decir, todos, responden que Dios es primero en sus vidas; algunos colocan a sus hijos en segunda prioridad; otros a su cónyuge; etcétera.

Definitivamente, Dios debe ser primero en nuestras vidas, ya que sin Él, estamos perdidos. Dios sin nosotros, siempre seguirá siendo Dios, el Eterno, el Soberano y Amo del universo, etcétera.

Pero, como dice el refrán: “Del dicho al hecho, hay mucho trecho”. Es decir, estamos totalmente de acuerdo de que Dios debe ser primero en nuestras vidas; pero lamentablemente no le damos ese primer lugar en nuestras vidas; porque casi siempre, nunca tenemos tiempo para El; nunca o casi nunca leemos Su Palabra; nunca o casi nunca oramos o tenemos intimidad con El; nunca o casi nunca asistimos a los diferentes servicios en la Iglesia; nunca o casi nunca consultamos a Él para la toma de nuestras decisiones, etcétera.

Recordemos que los mandamientos de Dios, nuestro Señor los resumió en dos: “Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.  Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas”. Mateo 22:37-40.

Aquí nuestro Señor nos está mostrando el orden de las prioridades de todo ser humano: Primero Dios; y segundo Yo. Así es, porque yo soy el que debo de tener esa relación individual, personal y única, de amor con Dios. Es una relación vertical; yo lo comparo, con el lanzamiento de una bomba desde un avión: la bomba cae de arriba hacia abajo: vertical; pero la bomba, no sigue su curso o penetración hacia dentro de la tierra, sino que explota hacia los costados al tocar la tierra.

La tercera persona en mi prioridad es mi cónyuge; porque ese es el prójimo más cercano a mí. Después, vienen los hijos, familiares, trabajo, Iglesia, amigos, etcétera. Por lo tanto, más que una responsabilidad como esposo, vemos en este verso de Deuteronomio 6:5; que es una orden que tenemos que obedecerla.

Lo principal que debe existir en un matrimonio es que éste esté fundamentado en Dios, por lo tanto el esposo debe amar a Dios sobre todas las cosas, sólo así podrá amar a su esposa, hijos, familiares, amigos y a todo ser humano; porque el amor de Dios, ha sido derramado en su corazón: Romanos 5:5; y ese amor que no se agota, va a fluir a todas las personas a mi alrededor. El esposo debe también estar sometido a Dios; debe estar agarrado a Dios. Efesios 5:21.

 

DEBE ESTAR UNIDA A ELLA: GÉNESIS 2:23.

Dios hizo a la mujer de la costilla del varón, la puso a su lado para que el hombre la apoye, proteja, y cuide ya que es parte de sí mismo. Eso le da seguridad a ella, lo cual es una de sus grandes necesidades. Dios no hizo a la mujer de un hueso de los pies del hombre, para que este no la pisoteara, ni de un hueso de la cabeza, para que ella no se le suba sobre la cabeza; sino que la hizo de su costilla, para que la mujer o esposa escuche los latidos de su corazón, para que sea su compañera, no su sirvienta.

Esto significa, que una vez que el varón se casa; todas las decisiones y acciones que tome, deben ser pensando en su esposa también. No puede seguir viviendo su vida como si todavía fuera soltero. Debe de pensar y actuar en función de: Dos en Uno.

Este es uno de los más grandes errores que las parejas de matrimonios jóvenes deben de evitar. No se casaron para estar el uno por su lado y el otro por su lado, NO. Todos los planes que deseemos trazar o hacer, debe estar nuestro cónyuge incluido en los mismos.

De hecho, el sabio Salomón afirma: “Alégrate con la mujer de tu juventud” Proverbios 5:18. Porque si obedecemos este sabio consejo, hará que tu matrimonio esté unido hasta la muerte, tal como lo determina nuestro Señor: Mateo 19:6.

Es nuestro clamor ante nuestro Padre Eterno, que lo llene de Su poder, a través del Espíritu Santo, para que usted pueda cumplir, estas dos responsabilidades y las que mencionaremos en los siguientes mensajes.

 

Continúa, Dios los bendiga abundantemente.

 

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