EL EVANGELIO EN MARCHA- PERLAS DEL ALMA
¡Más que vencedor!
Por: Francisco Aular (faular@hotmail.com)
Cristo es completamente igual a Dios, y reina sobre todos los espíritus que tienen poder y autoridad. A ustedes no les falta nada, pues están unidos a Cristo. Colosenses 2:9,10 (LBLA)
Una de las sorpresas que nos encontramos al leer las cartas de los escritores del Nuevo Testamento es que ellos no practicaron la nueva fe, la fe cristiana, como una religión al estilo del judaísmo -que era la religión que Dios había dado a sus antepasados en el Monte Sinaí- con sus ritos bien elaborados, sus días sagrados y hasta las comidas que debían consumir.
El propósito de la Ley y de Moisés, era acercar a los seres humanos, especialmente a los israelitas, a Dios; San Pablo escribió sobre este tema: “Así que nadie los juzgue a ustedes por lo que comen o beben, o con respecto a días de fiesta religiosa, de luna nueva o de reposo.
Todo esto es una sombra de las cosas que están por venir; la realidad se halla en Cristo.” (Colosenses 2:16-17 NVI). En efecto, nos sorprenden aquellos discípulos de JESÚS, ¡porque ninguno provenía de los religiosos de su tiempo!, eran laicos. Aquellos primeros discípulos describieron su nueva fe, como un estilo de vida que los cambió a ellos y también al mundo que recibió aquellos hombres y mujeres que decían que JESÚS, el que había muerto y resucitado: ¡Vivía en ellos!
Ciertamente, existe una unión inseparable de JESÚS viviendo en el corazón de cada uno de de sus discípulos, esta seguridad les da una victoria interior que no depende de lo externo; el cristiano nacido de nuevo ya no tiene que andar buscando significados en un mundo que va hacia su final; el cristiano nacido de nuevo por su unión con JESÚS está completo.
UN NUEVO NACIMIENTO
Nadie le puede quitar esa unión dada por el nuevo nacimiento, porque la vida eterna (zoé aionios) está en él; el verdadero discípulo de JESÚS vive una vida intercambiada con su Señor y Salvador, mediante esta nueva vida le damos a JESÚS nuestros pecados, Él, a cambio, nos da su perdón.
Le damos nuestra tristeza y Él nos da su gozo; le damos nuestras derrotas y Él nos da la victoria; le damos nuestra debilidades y Él nos da su fortaleza; la damos nuestra pobreza de espíritu y Él nos da sus riquezas; le damos nuestro miedo y Él nos da su valor; le damos nuestro problemas y Él nos da la solución.
Por último, le damos nuestra muerte y Él nos da su resurrección. Más, aun, Pablo maravillado por esta unión con JESÚS escribió: “¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: “Por tu causa siempre nos llevan a la muerte; ¡nos tratan como a ovejas para el matadero!”.
Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.” (Romanos 8:35-39 NVI).
¿QUIÉNES SOMOS EN JESÚS?: “SOMOS MÁS QUE VENCEDORES”
Ahora bien, estas cuatro palabras en español, se convierten en una en griego, y la repetían aquellos cristianos: Upernikáo. Ni ayer, ni hoy ni nunca; nada ni nadie podrá detener el avance del Reino de Dios, en esta tierra; por el nuevo nacimiento el hijo de Dios, está unido a Cristo, es “carne de su carne y hueso de sus huesos”. Por ello, la existencia de un cristiano nacido de nuevo, es un milagro de Dios.
Igualmente, lo es: la existencia de la Iglesia. Tanto en lo individual como en lo colectivo, ¡soy victorioso en Cristo! Hoy salgo a la calle, alzo mis hombros y mi rostro con una amplia sonrisa; hoy mostraré lo mejor de mí a lo peor de este mundo, no soy mío pertenezco a JESÚS, mi pasión y triunfo, soy: ¡Más que vencedor!
ORACIÓN: Amado Padre Celestial; En esta ocasión te alabo con todo mi corazón por enviar a tu Hijo para llevarme a ti y por vivir en mí, le doy el control de todo en el nombre de JESÚS, amén.
PERLA DE HOY: Tu decisión respecto a JESÚS decide tu victoria o derrota.