Escogiendo a Dios para hablarle

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EL EVANGELIO EN MARCHA

Escogiendo a Dios para hablarle

(JOB 23:3; 1 CRÓNICAS 16:10-11)

Por: Rev. Julio Ruiz, Pastor

 

INTRODUCCIÓN: Hubo un hombre en la Biblia que no pudo ser más santo. A juzgar por sus altas cualidades morales y espirituales uno simplemente anhela poseer la vida de este patriarca de Antiguo Testamento. La descripción que revela su carácter nos lo presenta de esta manera: “….y era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal”(Job 1:1). Quién pudiera pensar que Job no era un hombre de Dios. Quién podía negar que era un hombre de profundo temor a Dios. Sin embargo cuando usted comienza a leer el libro se da cuenta de varias cosas que le sorprenden respecto a lo que él era y lo que va ir mostrándonos. A través de la lectura podemos ver a un hombre de carne y hueso que pasa de una vida cómoda y confortable a una de extremada sufrimiento que lo induce a buscar a Dios de una manera distinta. El asunto es que en medio   de la adversidad extrema Job clamó al Señor. Observe que él no dijo: “Dios quita este dolor que flagela mi cuerpo”. Tampoco oró: “Dios consuela mi corazón  por la pérdida de mis hijos y de mis bienes”. Muchos menos oró: “Dios perdona a mi esposa por su actitud de rebelión hacia ti”. No, así no fue su oración. Obsérvela en su más alto contenido y en lo que todos debemos hacer:  “Quién me diera el saber dónde hallar a Dios! Yo iría hasta su silla”. ¿No sabía acaso Job dónde hallar a Dios? ¿No lo había encontrado durante todo el tiempo de su vida? Bueno mis amados este el corazón de este mensaje. Una cosa es haber que he sido salvos por su gracia y otra muy distinta es buscar  a Dios para hablarle. Esto pudiera ser una contradicción para un creyente, pero el asunto es que no somos dados a buscar a Dios a pesar de ser buscado por él. Pareciera ser que son las más adversas circunstancias las que nos obligan a buscar más a Dios. Pero ¿qué hacemos mientras eso no ocurre? ¿Qué tanto buscamos a Dios? ¿Cuán comprometidos estamos con la oración? El salmista David nos da una visión muy completa de la importancia que tiene el “escoger a Dios para hablarle” (1 Cr. 16:10-11) Qué nos revela este texto.

 

EL TEXTO NOS MUESTRA EL TIEMPO DE BUSCARLE

 

  1. Que él sea el primero en mis devociones (Sal. 5:3). Hay una pregunta que surgirá en todo este mensaje, ¿qué significa buscar el rostro de Dios? ¿No están sus hijos siempre delante de su presencia? Bueno, la respuesta es sí y no. Decimos que si en el sentido que Dios es omnipresente y por lo tanto siempre está cerca de todo y de todos. Él mantiene todo en su existencia. Todo es sostenido y gobernado por él. Cuando decimos que no es lo que esta misma palabra declara: “Buscad su rostro”. Tenemos que admitir que no siempre su presencia confiable es nuestra experiencia constante. De allí la decisión del salmista de buscar su rostro para que él sea el primero en oír mí voz. ¿Por qué es importante esto? Nuestra mente es el resultado de cosas con  la que la llenamos siempre. Al  despertarnos pensaremos en aquello con lo que nos acostamos. Bien se ha dicho que si deseo que mi mente se levante pensando en Dios debo acostarme con mis pensamientos en Dios. Y no hay otra manera que esto suceda que poner para acostarme un texto de su palabra que trabaje en mi subconsciente de manera que mi primer pensamiento sea él. Buscar su rostro es mi compromiso. Debo escoger esto.

 

  1. Que él sea el primero en mis decisiones (1 Sam. 23:2, 4). Buscar el rostro del Señor continuamente significa que no tomaré ninguna decisión en mi vida sin consultarle al Señor. Ya sabemos las muchas consecuencias que se arrastran en la vida cuando tomamos decisiones sin consultarlas con el Señor. David es un gran ejemplo en relación a esto. Los filisteos estaban combatiendo una ciudad llamada Keila y antes de ir a la ciudad le consultó al Señor por unas dos veces si debería ir a la ciudad y tomarla. La respuesta fue positiva y fue y libró la ciudad de manos de los filisteos. Otra vez en el mismo texto consultó al Señor pues su enemigo Saúl lo buscaba para matarlo. De esta manera, y ante la pregunta si los de Keila le entregarían a Saúl, esta fue la respuesta: “Y Jehová dijo: Sí, descenderá… Y Jehová respondió: Os entregarán”(vv. 11, 12). El resto de la historia nos habla de un David huyendo de Saúl pero siempre protegido por su Dios. Mis amados, cuando todas nuestras decisiones las traemos primero delante del Señor y le consultamos, debemos saber que lo que hemos hecho es transferir a él la final decisión. Dios siempre lo hace mejor que nosotros.

 

  1. Que él sea el primero en mis convicciones (1 Cr. 28:9 ). Cuando Salomón estaba para suceder a David su padre éste lo exhortó a reconocer y a servir al Señor con ánimo pronto, que es otra manera de decir “a guardar todo lo que has oído y se te ha entregado”. Salomón recibió un legado de parte de su padre que guiaría su vida. De allí que las palabras: Si tú le buscares, lo hallarás; mas si lo dejares, él te desechará para siempre quedaron como testigos de la prioridad en la vida de buscar su rostro por encima de cualquier otra cosa. En un sentido Salomón siguió esto, pues al momento cuando Dios le llamó y le puso a escoger respecto a lo que más deseaba, le pidió a Dios sabiduría y ya conocemos el resto de la historia. Un aspecto de buscar el rostro del Señor continuamente es para que él ocupe un preeminente lugar en mis convicciones acerca de lo que he recibido y de lo que he creído. Cuando hay una comunión íntima con Dios yo no comprometo mis convicciones. No soy movido de un lado a otro como el tamo que arrebata el viento. Más bien es cuando pierdo mi comunión con el Señor,  alejándome de él,  echando a un lado lo que me ha sostenido hasta ahora.

 

EL TEXTO NOS MUESTRA EL PODER DE BUSCARLE

 

  1. El contacto con el poder de Dios te transforma (Mr.5:15). Una de las cosas que el creyente no ha descubierto a plenitud es el poder transformador de Dios. Y esto no es un realidad constante en su vida porque no lo busca. Nuestro texto nos “buscad a Jehová y su poder”. Cuando yo leo esto y veo que el poder de Dios hizo posible todo lo que vemos, me preguntó por qué no hago del poder de Dios mi más ardiente búsqueda. Todos conocemos la historia del endemoniado gadareno. Ningún poder humano le había retenido ni menos cambiado. Observe lo que pasa en esta historia. Hay algo inexplicable y es que los mismos demonios que le atormentaban le condujeron a buscar al único que podía transformar su vida. El v. 15 de este pasaje es muy elocuente al ver que este hombre antes de buscar al Señor vivía corriendo y sin descanso, tan parecido al hombre de hoy, pero ahora está “sentado”. Vivía desnudo, bajo la triste vergüenza, pero ahora está “vestido”. Y el que vivía atormentado, pues había perdido su razón, ahora está en su “juicio cabal”. Mis amados, la vida del creyente podría ser otra si descubre a través de la oración el poder transformador de Dios.

 

EL TEXTO NOS MUESTRA EL GOZO DE BUSCARLE

 

  1. Alégrese el corazón de los que buscan a Jehová (1 Cr. 16:10b). Todos sabemos que nuestro mundo es un escenario mezclado de sentimientos que van desde la desesperación y el abatimiento por las tragedias diarias (léase ahora los huracanes que golpean la tierra), tristezas, enfermedades, desencanto… y ponga eso al lado de lo que le da al corazón del hombre algún tipo de gozo y notará que su gozo es temporal, limitado y en la carne. El gozo del corazón espiritual no es común en este mundo. Observe qué es lo que produce gozo al corazón del hombre hoy: Un buen partido de soccer o béisbol, una invitación a un asado en la casa de un vecino, unas cuantas cervezas o copas de vino, un viaje a la playa donde puede recrear su vista, un logro de alguna carrera finalizada de sus hijos… y después que todo esto termine, el corazón vuelve a desear otra cosa para alegrarse. Así es el hombre en su interior. Pero la alegría que llena, que satisface, que ennoblece y embellece el alma es cuando nuestro corazón se goza en buscar a Dios. ¿Por qué cuando usted entona una alabanza al Señor su corazón se goza? “No puede estar triste un corazón que tenga a Cristo” dice un canto.

 

  1. “El corazón alegre embellece el rostro…” (Pr. 15:13). Sabía que la risa y el buen humor rejuvenecen. La sonrisa hace que el rostro se vea más bello. La risa ayuda a reducir las tensiones, levanta un espíritu cansado, es un excelente medio de relajación. Algunos expertos en este tema han dicho que la risa estimula la creatividad. Dicen que si reímos aunque sea quince segundos al día o en el trabajo, se obtiene más oxígeno para el cerebro, lo que nos hace pensar más claramente. Siguen diciendo que la alegría aumenta nuestra resistencia física y actúa como un inhibidor natural del dolor. Nuestro estómago, hígado, corazón y todos los órganos funcionan mejor cuando nos sentimos felices. Bueno mis amados, si esto es la conclusión de la ciencia misma, el creyente debiera ser la persona más feliz porque él posee por su nueva naturaleza un corazón alegre. Note lo que dice el sabio cuando nos habla que corazón alegre embellece el rostro… Otro proverbio nos dice los mismo (Pr. 17:22). Un creyente que no sonría, que su rostro no brille es una mala propaganda para el evangelio. El gozo es la segunda característica del fruto del Espíritu. En su presencia hay plenitud de gozo.

 

CONCLUSIÓN: El salmo 34 es el resultado de uno de los tiempos más difíciles que vivió David cuando fue sometido a una tenaz persecución de parte de Saúl, el depuesto rey. De una manera sorprendente el salmo comienza diciéndonos que bendigamos a Jehová en todo tiempo y que su alabanza esté continua en nuestra boca (v. 1). Y este es el salmo donde David más busca a Dios y pone en él toda su confianza. Uno de sus grandes versículos nos dejan esta declaración: “Busqué a Jehová, y él me oyó, Y me libró de todos mis temores” v. 4. Mis amados esta es la promesa más consoladora cuando escogemos a Dios para hablarle. El salmista nos ha dicho que la búsqueda de Dios debe ser continua, que al hacerlo desatamos el más grande poder y que buscar su rostro trae el más grande gozo al corazón. Si la Biblia nos dice que busquemos a Dios es porque este es el asunto más importante para atender.

 

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