Con una misión inmortal

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EL EVANGELIO EN MARCHA- PERLAS DEL ALMA

Con una misión inmortal

Por: Francisco Aular (faular @hotmail.com)

Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti. Hechos 26.16 (RV60)

  El apóstol Pablo, después de Jesucristo es el héroe más importante de toda la historia del Cristianismo. Este Saulo de Tarso había nacido para ser el hombre que Dios usaría con la misión inmortal de dar a conocer el Evangelio, como la Buena Noticia de parte de Dios al ser humano. Dios le había dado cualidades innatas: una mente apasionada, alerta y despierta por sus creencias y la de sus antepasados; su manera de conocer al ser humano, y el haber aprendido a resumir su grandeza y su miseria para encauzarlo hacia la verdad; era un hombre intelectual que había estudiado a los pies del gran maestro de los judíos, Gamaliel.

Y por haber nacido en Tarso, una provincia griega de las más importante de aquellos tiempos, había asimilado todo el bagaje cultural de la época, el conocimiento de sus filósofos, poetas y los mitos de aquella cultura; hablaba y dominaba los idiomas principales de su tiempo, el hebreo el idioma de su religión, el latín, el idioma del imperio romano y también el de las leyes, el griego, el idioma de la ciencia y del conocimiento de la sabiduría humana  -por cierto, su griego es exquisito y preciso-, tampoco descartamos que haya hablado la lengua materna, el arameo, el idioma de la familia judía.
Saulo de Tarso, contemporáneo de JESÚS, posiblemente había nacido el mismo año en que su Señor y Maestro se había encarnado. Cada uno de ellos, vivió en un mismo tiempo, pero, sus puntos de vistas eran diferentes. El primero nació para traernos la culminación de la revelación divina del plan de salvación de Dios para el ser humano caído, pero Saulo, había nacido para cumplir su misión histórica a la luz de su destino eterno.

Ser el mensajero principal de la Buena Noticia de la salvación. Cuando Saulo de Tarso tiene su encuentro con JESÚS, inmediatamente es comisionado para ser el gigante espiritual que conoceremos después como el apóstol Pablo. Así, como la resurrección de JESÚS marca el inicio de una esperanza viva para todos nosotros, la conversión de Saulo de Tarso, va a poner al servicio del cristianismo todos los dones y talentos de un hombre de la talla de Pablo de Tarso.

Ser cristianos nacido de nuevo, es tener bien claro que Dios nos ha llamado a ser parte de su misión inmortal, su plan maravilloso para la salvación del ser humano: “porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti.” (Hechos 26.16).

Lo mejor de todo es que el apóstol Pablo, hizo de la misión de alcanzar a los perdidos, su razón de ser y hacer en esta vida, y así lo expresó y lo vivió: “Pero mi vida no vale nada para mí a menos que la use para terminar la tarea que me asignó el Señor Jesús, la tarea de contarles a otros la Buena Noticia acerca de la maravillosa gracia de Dios” (Hechos 20:24, NTV).

Como bien lo repite Rick Warren, cada vez que le he escuchado: “Fuiste hecho para una misión. Dios está trabajando en el mundo, quiere que te unas a Él. Eso es lo Él llama tu misión. Dios quiere que tengas un ministerio en el cuerpo de Cristo y una misión en el mundo.”

Ciertamente el Señor nos salvó por su gracia, pero esa acción demanda una responsabilidad agradecida de nuestra parte. Todo salvado es comisionado con una misión inmortal.

ORACIÓN: Padre Celestial, ayúdame a entender que fui hecho para una misión y lo más importante, no es comenzarla nada más, sino cumplirla para tu honra y gloria. En el nombre de JESÚS. Amén

PERLA DE HOY: La misión de Pablo y la de nosotros es la misma, ser testigos del poder de Dios y llevar esta Buena Noticia a los demás.