EL EVANGELIO EN MARCHA
Motivos para no preocuparse
Por: John Piper
Por eso os digo, no os preocupéis por vuestra vida, qué comeréis o qué beberéis; ni por vuestro cuerpo, qué vestiréis. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que la ropa? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, y sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros de mucho más valor que ellas? (Mateo 6:25-26)
En Mateo 6 tenemos el ejemplo de la preocupación por la comida y la vestimenta. Incluso en Estados Unidos, con su amplio sistema de beneficios públicos, la ansiedad por las finanzas y la vivienda puede ser intensa. Pero Jesús dice en el versículo 30 que esto surge porque la fe que tenemos en la promesa de gracia venidera de nuestro Padre es deficiente: somos «hombres de poca fe». Este pasaje contiene al menos siete promesas que Jesús nos dio para ayudarnos a pelear la buena batalla contra la incredulidad y liberarnos así de la ansiedad.
PROMESA 1: Por eso os digo, no os preocupéis por vuestra vida, qué comeréis o qué beberéis; ni por vuestro cuerpo, qué vestiréis. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que la ropa? (Mateo 6:25).
Si el cuerpo y la vida son muchísimo más complejos y difíciles de atender que la comida y la ropa, y aun así Dios en efecto nos creó y nos dotó de ambos, entonces seguramente podrá proveernos la comida y la ropa que necesitamos y está dispuesto a hacerlo. Es más, sin importar lo que suceda, Dios un día resucitará nuestro cuerpo y preservará nuestra vida para que tengamos comunión eterna con él.
PROMESA 2: Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, y sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros de mucho más valor que ellas? (Mateo 6:26).
Si Dios está dispuesto a alimentar a criaturas tan insignificantes como las aves, que no pueden hacer nada para producir su comida no como nosotros, que podemos cultivar la tierra entonces de seguro nos proveerá lo que necesitamos, porque valemos mucho más que las aves.
PROMESA 3: ¿Y quién de vosotros, por ansioso que esté, puede añadir una hora al curso de su vida? Y por la ropa, ¿por qué os preocupáis? (Mateo 6:27-28).
En cierto modo, esta también es una promesa, la simple promesa de la realidad: la ansiedad no nos hará ningún bien. Este no es el argumento principal, pero a veces simplemente tenemos que ponernos firmes con nosotros mismos y decirnos: «Alma, este afán es absolutamente inútil. No solo estás trastornando tu propio día, sino el de otras personas por igual. Déjalo en manos de Dios y sigue haciendo tu trabajo». La ansiedad no logra nada que valga la pena.
PROMESA 4: Observad cómo crecen los lirios del campo; no trabajan, ni hilan; pero os digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de estos. Y si Dios viste así la hierba del campo, que hoy es y mañana es echada al horno, ¿no hará mucho más por vosotros, hombres de poca fe? (Mateo 6:28-30).
Nosotros tenemos una prioridad mucho más alta para Dios que las flores del campo, porque viviremos para siempre, y así podremos darle alabanza eterna. No obstante, Dios tiene tal cantidad de energía creativa y de cuidado por su creación, que los derrama abundantemente aun sobre las flores, que se marchitan tan solo en cuestión de días. Por lo tanto, sin lugar a dudas, él invertirá la misma energía y capacidad creativa en el cuidado de sus hijos, que vivirán para siempre.