Administrando mi vida

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EL EVANGELIO EN MARCHA

Administrando mi vida

ADMINISTRACIÓN EN EL SEÑOR– PARTE 1

Por: Rev. Ricardo Carrillo

 

LECTURA BIBLICA: Romanos 7:14-24

INTRODUCCION

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Estamos iniciando esta semana una nueva serie llamada  Administración en el Señor y el propósito de esta serie es que aprendamos a administrar las cosas que Dios nos ha dado, hay muchas cosas que debemos administrar y nosotros creemos que nuestras capacidades pueden hacer que triunfemos o fracasemos en este asunto de la administración.

 

¿ESTAMOS ADMINISTRANDO BIEN TODO LO QUE TENEMOS?

¿Somos sabios para administrar?, ¿Qué Tipo de administración nosotros necesitamos conocer?; Existen diferentes tipos de administración, por ejemplo: la administración de este país, es diferente a la que tenemos en nuestros países; Unos comparan la administración de dos personas, ¿Cómo administran su vida cada una de ellas? y eligen cuál de estas formas de administración le conviene tomar.  Por ejemplo.

Unos ven la administración por objetivos en donde cada cierto tiempo se proponen ciertos objetivos y los van alcanzando por etapas y les va llenando de satisfacción lograr esos objetivos y siguen avanzando.

Otros hablan de Visión, Misión, de planeamiento estratégico; hablamos de saber cuáles son nuestras fortalezas, nuestras debilidades, nuestras oportunidades, nuestras amenazas y confeccionamos un plan estratégico.

La pregunta es: ¿tenemos que empezar por allí?.  Es el ¿primer paso que tú y yo debemos dar en cuanto a la administración?, Pero déjame decirte que el que nos va a guiar, de que tipo que estrategia vamos a seguir, es el mismo Dios.

Quiero decirte que este no es el primer paso a seguir, para administrar nuestra vida debemos hacernos dos preguntas básicas; el primer tema de esta serie es Administrando mi vida y yo tengo que responderme dos preguntas básicas.

 

  1. ¿A QUIEN LE PERTENECE MI VIDA? a. ¿A MI?

ILUSTRACION

En el año 1981 el actor Richard Dreifuss, protagonizó la película “mi vida es mía”; en su papel de un escultor que tuvo un accidente tan grave que lo dejo paralitico, lo único que podía mover era la lengua, solo podía hablar; este hombre después de un tiempo tiene deseos de morir, porque se da cuenta que su vida carecía de sentido y se preguntaba, ¿Qué hago así?.

La trama es que él tiene que enfrentarse con los tribunales, porque ellos eran los únicos que  podían decirle a los médicos que lo dejen morir y en la trama de la película la pregunta era, ¿de quién es la vida?, ¿Quién decide si uno vive o no vive? Y el mensaje es “la vida es mía y mi muerte es mía.”

¡Yo tengo derecho de disponer de mi vida, como de mi muerte!; cuántas veces hemos escuchado, es mi vida y yo hago de ella lo que me da la gana. Nadie se tiene que meter en mis decisiones, generalmente es en los años de la adolescencia rebelde y sin causa y todos hemos pasado por allí; cuando decimos, es mi vida y yo determino lo que hago con ella, la gran pregunta es ¿es eso cierto?, ¿En realidad nuestras vidas nos pertenecen?,  ¿Yo puedo hacer de ella lo que quiero?, ¿El día que nacimos, recibimos  nuestra factura donde indicaba nuestra propiedad?.

¿Qué dice la Biblia a cerca de eso?: “¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? (o a la medida de su vida una hora) Mateo 6:27

 

ILUSTRACION.

Usted alguna vez a escuchado que un médico dice: solo le queda una hora de vida y el enfermo le dice: ¡no doctor! por favor, 2 horas, porque yo soy dueño de mi vida y hago lo que me da la gana con ella. Ningún ser humano puede decir eso, porque ninguno de nosotros tenemos autoridad, ni potestad sobre nuestros cuerpos, no tenemos ninguna potestad sobre nuestras vidas. Mateo 5:36 dice: “Nunca juren por su vida, porque ustedes no son dueños de ella”.

Por eso que este pasaje dice, nunca juren por su vida, porque ustedes no son dueños de ella, ¿Sabe, cuando Dios nos abre los ojos y nos damos cuenta que la vida no es nuestra?, Cuando vemos la muerte de un ser querido y si es joven más todavía, porque decimos, ¡era tan joven, tenía toda la vida por delante!.

Y entonces recapacitamos y decimos que a nosotros nos puede suceder lo mismo; ninguno de nosotros puede decir: ¡si yo muero, la vida la vuelvo a recuperar, ninguno puede decir eso, porque nadie es dueño de su propia vida, el único que lo dijo y el único que lo hizo, fue nuestro Señor Jesucristo. “Por eso el Padre me ama, porque yo doy mi vida para tomarla de nuevo” Juan 10:17 (LBLA).

Hermanos en lo único que debemos estar claros es que no somos dueños de  nuestra vida, el único que es dueño de su vida es nuestro Señor Jesucristo. Mi vida no me pertenece, más bien le pertenece a Dios, si recordamos como Jesús tomó su vida y la entrego.

 

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Si un amigo te da un negocio para que tu lo administres, la primera pregunta que tienes en tu corazón es: ¿este negocio es tuyo o me los estás regalando?; Porque si dice es mí negocio,  pero te lo doy para que lo administres, se tiene que considerar la forma de administrar, porque sería diferente si fuera un regalo.

Porque si es tuyo, tú puedes poner tu estilo de administrar, cosa que no sería posible, si es que yo tengo que dar cuenta siempre al dueño del negocio y pedir su autorización  para todo.

Hermanos si mi vida no es mía, tengo que considerar la forma como estoy manejándola; a la pregunta ¿A QUIEN LE PERTENECE MI VIDA? Surge otra pregunta ¿A DIOS?; “Dios es dueño de toda la tierra y de todo lo que hay en ella; también es dueño del mundo y de todos sus habitantes”  Salmo 24:1 (BLS).

Es interesante que el salmista dice dos veces que Dios es el dueño, Dios de toda la tierra y de todo lo que hay en ella, dueño del mundo y de todos sus habitantes.

Cuando hacemos un recorrido por toda la Biblia, vamos a encontrar a Dios hablando  a los profetas y les muestra  a cada uno de ellos,  su poder y su deidad diciendo: Yo te formé, desde el vientre de tu madre te di por profeta. Él es el dueño de la vida.

Desde el Génesis creó al hombre y sopló aliento de vida; Dios le dio la vida, por lo tanto; yo no puedo decir que mi vida es mía y que yo la puedo manejar como yo deseo.

Pero si Dios es el dueño de la vida, ¿Cuál es mi posición delante de él? “Ya no los llamo siervos (esclavos), porque el siervo (esclavo) no está al tanto de lo que hace su amo; los he llamado amigos (queridos), porque todo lo que a mi Padre le oí decir se lo he dado a conocer a ustedes” Juan 15:15

Dice el Señor que ya no nos llama siervos, sino nos llama amigos, porque nos ha confiado lo que el oyó del Padre.

En el original la palabra esclavo, Doulos está escrito 124 veces en el Nuevo Testamento, pero cuando es traducido al español solo aparece 13 veces, que tal diferencia, ¿usted sabe por qué? Porque en la traducción se pierde la riqueza del original.

Quizás algunos argumentan que se tuvo que traducir como siervo, porque este término esclavo era incomodo para todos, decirle a aquellos hombres, ustedes son esclavos, era una palabra muy fuerte, aún ahora para nosotros puede resultar repugnante el hecho de tener que hablar de comprar y vender personas como si fuesen cabeza de ganado.

La posición del creyente frente a Dios, es que  somos siervos de Dios, somos esclavos de Cristo, acaso podemos decirle a Dios Señor, yo renuncio a ser tu esclavo, tomo mi vida y yo hago lo que quiero.

Esa  no es tu posición delante de Dios, la posición que tenemos delante de Dios es, aquel que no tiene ningún derecho, es la posición de esclavo.

Jesús hizo el cambio entre  la relación de los amos y los esclavos de esa época, en donde los esclavos eran tratados peor que animales, en donde no existía privilegio alguno. Entonces el discurso de Jesús es el Amor Ágape, el amor que todo lo soporta, el amor que habla 1 Corintios 13.

Hermano quiero decirte que nuestra posición con el Señor, es de amo a esclavo, hemos sido arrastrados por su amor y somos esclavos de nuestro Señor, tú no puedes renunciar  a dar cuenta delante de Dios.

Nosotros tenemos un amo, amoroso, un amo que se preocupa por nosotros, para que dejemos de ser esclavos del mundo, de nuestros deleites y de Satanás, para que lleguemos a ser esclavos de nuestro Señor Jesucristo.

Mi hermano, mi hermana, el padre envió a su hijo Jesucristo para que tú y yo seamos libres de la esclavitud del pecado, él ha venido a sacarnos de la esclavitud de Satanás.

“Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla y toda lengua confesará a Dios; de manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí” Romanos 14:11,12

Si tú en alguna oportunidad de tu vida, aceptaste a Jesucristo como tu Señor y tu Salvador, pero pasó el tiempo y tú te has apropiado de tu vida  o que estás pensando que hay ciertas áreas que si la maneja Dios, pero que hay áreas que yo mismo la voy a manejar y nos equivocamos, porque un día vamos a dar cuenta de lo que  hicimos con nuestra vida.

Que hicimos con los recursos que él nos dio,  que hicimos con el trabajo, las relaciones familiares, en la iglesia, como considerabas a tu hermano, cuanto lo respetabas, cuanto obedecías la Palabra, ¿Que hicimos? Porque mi vida no me pertenece, sino mi vida le pertenece a Dios; Solo somos administradores de la vida que Dios nos da, por eso, tengo que entender que mi vida no es mía.

 

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