Dejemos nuestras zonas confortables

0
233

EL EVANGELIO EN MARCHA

Dejemos nuestras zonas confortables

Por: Rev. Ricardo Carrillo

Texto Bíblico: Filipenses  2: 19-30

 

INTRODUCCION.

  Siempre me gustó la lectura, últimamente los libros vienen en un formato en donde tú puedes elegir, escuchar o leer, pero prefiero la lectura, la Biblia tu puedes leer o escuchar, pero creo que si la lees, te apropias mas porque si tu quieres meditar en ella, allí esta, no se mueve.

Yo recuerdo cuando estaba  en el seminario, empecé a estudiar la  historia de la iglesia, la historia del pueblo de Dios, y descubrí algo muy interesante, que Dios es el Dios de la historia, que a lo largo de la historia Dios ha venido revelando en forma progresiva a su pueblo, y ver esa historia es apasionante, porque allí podemos ver como Dios a través del tiempo ha venido preservando su obra.

Pero además nos sentimos tristes cuando descubrimos que con el tiempo los hombres y las mujeres de Dios han venido abandonando la visión de Dios, y uno puede ver que movimientos que comenzaron con una fuerza extraordinaria en la obediencia de la palabra de Dios, de pronto empiezan a decaer, y a perder lo que era la visión original.

Y he podido darme cuenta con todo esto que el enemigo de la iglesia  no está fuera, no está en las persecuciones por ejemplo, por el contrario, en el tiempo de persecuciones la iglesia tiene un gran crecimiento.

Es decir cada vez que la iglesia sufre persecución crece en número y se fortalece; cuando hay cambios culturales, la iglesia se mantiene; cambios drásticos en la economía, el Señor es el  que provee; cambios en la política de los gobiernos, Dios es siempre fiel con su pueblo.

Si estas cosas externas no son las causas de esa conducta pasiva de nuestras iglesias, y vemos un debilitamiento de la voz de Dios y tenemos que descubrir cuál es ese factor que está ocasionando este debilitamiento y al descubrir el causante de este efecto en la iglesia, tendríamos una lucha constante contra ella, la confrontaríamos, haríamos algo al respecto.

Pero dentro del abanico de aspectos que causa el debilitamiento de las iglesias, podríamos decir que: puede ser una mala doctrina, decaimiento espiritual, aspectos morales, etc.etc,

Pero hay uno que resalta de todos ellos, es tan sutil en su aparición, pero va penetrando en nuestras iglesias y quiere impedir que seamos aquello que Dios quiere que seamos, estamos hablando del confort y la comodidad.

Pero quizás tú dices, bueno un momentito, como puede ser el confort algo peligroso, más bien es algo que suena agradable, justo para el ser humano.

Hermanos es muy importante que entendamos los peligros que traen el confort y la comodidad. Todos los factores que intervienen en el deterioro de la iglesia y de nuestras vidas cristianas, este concepto de las zonas confortables, es el más peligroso de todos.

 

PELIGROSO

¿Sabes por qué es peligroso?, porque es sutil. Todos los hombres tenemos una necesidad natural de búsqueda de satisfacción personal, de búsqueda de confort, de comodidad y esta búsqueda natural que tenemos, hace que aprendamos a valorar las cosas que son más importantes para nosotros, que lo prioritario en nuestras vidas.

De pronto hacemos límites y vamos escogiendo las cosas que nos conviene, las cosas que anhelamos y de pronto sin darnos cuenta hemos creado una zona de seguridad alrededor de nosotros y allí están esas cosas que nosotros creemos que son importantes, no solo tiene que ver con el aspecto material, sino también con las amistades, lugares de reunión, estilos de vida, familia, toma de decisiones, trabajo, profesión etc., etc.

Creamos alrededor nuestro una zona de comodidad, una zona confortable, pero tu estarás diciendo ¿Qué tiene de malo eso? buscar metas que provean seguridad, para mí, para mi familia. Por  eso permíteme explicarte 4 aspectos que nos ponen en peligro frente a esta realidad.

 

ME LLEVA A BUSCAR MIS PROPIOS INTERESES

Empezamos a buscar nuestros propios intereses, el interés de buscar mi comodidad y mi confort va a desplazar todo tipo de otro interés, es decir  nos volvemos egoístas. Miramos la vida a través de los lentes de nuestros propios problemas, de nuestras propias necesidades, dejamos de mirar a nuestro alrededor o  desde la perspectiva de Cristo.

En la carta a los filipenses en el capítulo 2, Pablo habla de dos personas que viven totalmente diferentes a los demás, ellos habían decidido vivir de una forma diferente. Ellos habían decidido no dejarse atrapar por estas zonas confortables, salir de estos límites, ellos son Timoteo y Epafrodito.

Tenemos que recordar que Timoteo era hijo de un griego y su madre era judía y esta relación en la cultura judía, era una unión muy complicada, porque era un matrimonio judío – gentil, es más que seguro que hubieron problemas en este matrimonio, problemas sociales, problemas étnicos, pero Timoteo se logra y llega a los pies de Jesucristo.

Timoteo llega a tener un ministerio único y Pablo lo elogia en su carta y también dice: Timoteo piensa como yo, Timoteo tiene la misma visión que yo; Pablo dice que Timoteo es como un hijo para él y resalta la entereza de su carácter.

Epafrodito es un hombre griego y su nombre es un derivado de la diosa griega que es Afrodita. La  diosa del amor, del sexo, de la lujuria. Podemos deducir que por su nombre, su familia tenía este trasfondo religioso y pagano, seguramente sus padres eran seguidores de Afrodita.

Quizás el mismo Epafrodito era adorador de Afrodita, pero se convierte a Cristo, su vida es transformada, pero Epafrodito a pesar de tener un trasfondo tan marcado no se cambia de nombre, él sigue llamándose igual.

Y eso nos ensena que cuando uno viene a Cristo, no importa que tu nombre esté marcado por un pasado difícil, complicado, no importa porque en Cristo somos nuevas criaturas  y Epafrodito tuvo un tremendo testimonio en su iglesia.

Pablo habla de Epafrodito, como su hermano, como su colaborador, como un compañero de milicia Y cuando Pablo está hablando bien de Timoteo y de Epafrodito de pronto dice: “Porque todos buscan sus propios intereses, no los de Cristo Jesús” Filipenses 2:21.

De repente Pablo lanza esta afirmación, quizás con mucho dolor, como una tragedia, porque es una tragedia saber que un grupo de creyentes ha dejado de buscar las cosas de Dios y cada cual busca lo suyo, lo que les interesa.

Pablo estaba hablando a cerca de la iglesia del primer siglo, esa iglesia que luchaba las batallas espirituales, esa iglesia vibrante, pero también susceptible de perder la visión. Susceptible de cambiar los intereses de Cristo por los intereses personales de cada uno; Que de nosotros como iglesia, cuántas veces hemos dejado las cosas de nuestro Señor Jesucristo, por razones totalmente personales.

¿Seremos los que buscamos  nuestros propios intereses  o los del Señor? Estaba pensando en esta pregunta que me rondaba la mente y hoy quiero lanzar esa pregunta; ¿Qué sería de la iglesia si todos fueran como tú?

Cuando nos hacemos esta pregunta nos debemos  llenar de escalofríos y vino a  mi mente mis flaquezas, mis debilidades. Cuantas veces he llevado nuestros deseos en primer lugar, y hemos dejado rezagada la voluntad de Dios y entonces tenemos que decir, ¡Señor, yo no quiero eso para la iglesia!

Y tenemos que venir de rodillas pidiendo perdón, porque vez tras vez, estamos buscando nuestros propios intereses y cuando hablamos de nuestros propios intereses, quizás entra a tallar esto de las zonas confortables, que nos son cosas malas, por ejemplo:

Anhelar tener una carrera universitaria; eso no tiene nada de malo, la gran pregunta debe ser ¿cuál es el interés de tu formación profesional?

Para que estudias, para que te estás preparando para satisfacer tus intereses o para satisfacer los intereses de Cristo.

Hermanos vivimos una crisis vocacional inmensa, aquí en este país, como en nuestros países, los jóvenes de hoy eligen las carreras que van a seguir, de acuerdo a la demanda del mercado laboral.

Siempre pensando en el interés propio; por eso encontramos tantos médicos que tratan mal a los pacientes; tantos abogados sin ética, que defienden lo indefendible y se venden al mejor postor; tantos maestros que dan información, pero no formación; tantos pastores que se enriquecen con la fe.

Pocos se preguntan ¿Cómo puedo servir a los propósitos de Dios, con mi profesión, con mi carrera y en vez de preguntarse eso, se preguntan, ¿Qué me favorece a mi?; Pero no estoy diciendo que es malo tener una carrera, pero ¿cuál es el propósito?.

Es bueno pensar en tener una familia, pero cuál es tu propósito, nuestro propósito no puede ser que nuestros hijos logren estatus, ni la carrera que nosotros nunca llegamos a obtener, el propósito de tener una familia no es que nuestros hijos logren bienes y comodidades.

El propósito para nuestros hijos debes ser que Dios se glorifique en sus vidas y que ellos puedan cumplir los propósitos de Dios, que busquen los intereses de Cristo y no sus propios intereses.

La Zonas confortables son aquellas cosas que sin ser malas necesariamente sirven para satisfacer nuestros propios intereses y no los intereses de Cristo.

 

SI USTED DESEA CONTACTARNOS, POR FAVOR LLÁMENOS AL (571) 217-2000