EL EVANGELIO EN MARCHA- PERLAS DEL ALMA
El padre que yo quiero ser
Por: Francisco Aular (faular @hotmail.com)
El SEÑOR es como un padre con sus hijos, tierno y compasivo con los que le temen.
Salmos103:13 (NTV).
Quiero ser un padre que honra, respeta y ama a su esposa porque el Señor dijo en Su Palabra: “No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él…Maridos amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia ” (Génesis 2.18; Efesios 5.25).
Quiero ser un padre que cuando los hijos y nietos vengan me encuentren envejeciendo junto mi esposa, cuidándonos el uno al otro, porque ella sido una gran esposa y madre ejemplar, es un cuadro vivo de lo que dice la Palabra: “Sé bendito y alégrate con la mujer de tu juventud…El que halla esposa halla el bien, y alcanza la benevolencia del Señor…goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida…” (Proverbios 5.18, 18.22, Eclesiastés 9.94).
Quiero ser un padre que vive bajo el poder del Espíritu Santo y muestra en su carácter el fruto del Espíritu, por dondequiera que vaya como lo dice la Palabra: “En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas.” (Gálatas 5.22-23).
Quiero ser un padre cuyos hijos acepten el regalo de la vida eterna en JESUCRISTO, asistan y se involucren de todo corazón en la obra de Dios: sin reservas, sin retiradas y sin lamentos; que vean en sus hermanos y hermanas en la fe, seres humanos que como ellos, somos cristianos en construcción en peregrinación a lo que debemos ser en Cristo: “Mantengamos firme la esperanza que profesamos, porque fiel es el que hizo la promesa.
Quiero ser un padre cuyos hijos se sientan amados y aceptados, dirigidos hacia lo grande lo bello lo honesto y lo puro, que se sientan seguros de sí mismos: “Finalmente, hermanos, “… piensen en todo lo que es verdadero, en todo lo que merece respeto, en todo lo que es justo y bueno; piensen en todo lo que se reconoce como una virtud, y en todo lo que es agradable y merece ser alabado” (Filipenses 4.8).
Quiero ser un padre que le hable a los hijos de la sexualidad a la luz de la Biblia, y que mis hijos esperen hasta el matrimonio para tener una relación sexual, porque el mejor de los métodos anticonceptivos es la abstención de relaciones sexuales antes del matrimonio, y, una vez casados, la mejor protección contra las enfermedades de transmisión sexual, es la fidelidad a su pareja.
Quiero ser un padre que enseñe las grandes verdades bíblicas con amor y con el ejemplo: “Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos. Más bien edúquenlos y denles enseñanzas cristianas…Y ustedes, los padres, no deben hacer enojar a sus hijos, para que no se desanimen” (Efesios 6.4, Colosenses 3.21).
Quiero ser un padre que cuide de sus hijos desde la cuna hasta cuando nos dejen para formar sus propios hogares y quiero que ellos, antes que la fama, el poder y la riqueza, sean hombres y mujeres de integridad: honestos, éticos y trabajadores: “Sólo Dios puede hacerte sabio; sólo Dios puede darte conocimiento. Dios ayuda y protege a quienes son honrados y siempre hacen lo bueno. Dios cuida y protege a quienes siempre le obedecen y se preocupan por el débil.
Quiero ser un padre que escuche de los labios de su única hija: “Quiero casarme con un hombre que sea como tú has sido con mamá y con nosotros, alguien a quien yo pueda admirar, amar y respetar.”
Quiero ser un padre que cuando llegue ese final de la jornada, mis hijos puedan decir: “Nuestro padre ha sido ante todo, un hombre temeroso de Dios y Su Palabra que cumplió, en los límites de un ser humano, con el propósito que Dios tuvo para él y para nosotros.” Lo expreso de todo corazón: ¡Esa es la clase de padre que yo quiero ser!
PERLA DE HOY: El padre que estoy llegando a ser será fruto de lo que haga con los sabios consejos de la Biblia.