El peligro del discípulo

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EL EVANGELIO EN MARCHA

El peligro del discípulo

Por: Rev. Ricardo Carrillo

  1. EL COMPLEJO DE SUPERIORIDAD. Es aquel que no reconoce sus propios límites, el que se cree que es un superhombre, es aquella persona que la soberbia lo dañó y necesita ser restaurado.
  2. EL COMPLEJO DE INFERIORIDAD. Es aquel que no reconoce sus propias capacidades, es decir que cree que no sirve para nada, esta persona también tiene dañado su autoestima personal y necesita ser restaurado.

Nadie puede situarse en ninguno de los dos extremos, primero yo no puedo decir: Yo no tengo límites, el Señor me ha dado todos los dones y puedo ser el superman de la iglesia, no puedo decir esto, pero tampoco puedo decir: No sirvo para nada, en todo caso, yo estoy desechando lo que el Señor me ha dado, a menos que no lo esté usando para darle la gloria al Señor.

TENEMOS QUE PENSAR CON CORDURA, yo sé para que me llamó el Señor y trato de hacer esto para lo que el Señor me llamó. El Señor me llamó para predicar el evangelio donde yo vaya, me llamó para ser discípulo de Él, por el tiempo de vida que tenga en esta tierra, esté donde esté, el Señor me ha llamado para ser su instrumento y eso quiero ser, ¿para qué te llamó el Señor? Yo tengo que admitir que hay cosas que no las hago tan bien, que soy limitado y que Dios sabe que lo soy, que no soy un superhéroe, que no tengo el monopolio de los dones de Dios.

A cada uno de nosotros Dios nos ha dado un don y debemos usarlo para su gloria y tenemos que medirnos y ser cuerdos en lo que hacemos; nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo. Filipenses 2:3.

Pedro perdió la cordura, dejó de pensar con criterio, él empezó a pensar que el camino que él quería trazar hacia delante era más importante y mejor que el camino que Dios había trazado.

Dios había trazado el camino de la cruz, hay que ir a Jerusalén y hay que padecer, ese es el camino de la redención y Pedro dice: no, yo soy discípulo de Jesús y estoy diciendo no; entonces Pedro tomándolo aparte a Jesús, comenzó a reconvenirlo, etc., etc.

Y lo llamó aparte para que recapacite Jesús, para que Jesús se rectifique y que diga no, no vamos a ir a Jerusalén y Jesús le tuvo que decir a Pedro que estaba siendo inspirado por Satanás; en ese momento, ahora, este sacudón que le da Jesús a Pedro, decirle que está siendo inspirado por Satanás.

Esto no viene de Dios, tenía que haberlo hecho recapacitar, tenía que haberlo hecho pensar, porque si uno no piensa ante estas cosas, si uno no analiza críticamente su propia vida, ¿qué pasa?, que la soberbia comienza a crecer y va dar su fruto, así como la tierra mala que no permite que las plantas crezcan y da espinos y cardos, el corazón que anida la semilla de la soberbia, termina por echar raíces en el interior y se ramifica y termina dando fruto.

Isaías dice: Dios castigará el fruto de la soberbia del corazón; esto no lo entendió Pedro, porque este es el comienzo de la soberbia, pero la soberbia va ir creciendo en Pedro durante los próximos seis meses, Pedro ha metido en su cabeza, que él tiene un plan más excelente que el plan que hizo nuestro Padre desde la eternidad. Lo peor que podemos hacer es tomar un camino opuesto al del Señor y creer que ese camino es mejor que el de Dios.

 

CONSIDEREMOS A JESÚS

Es decir nosotros podemos hacer nuestro propio plan de vida sin considerar a Jesús; una semana después ¿dónde está Pedro? está en el monte donde ocurrió la transfiguración y en ese monte Jesús llama a sus discípulos, porque él quería que esos hombres que habían sido impactados por la noticia de su muerte y conozcan en forma personal algo de la gloria de Cristo.

Cristo se transfigura delante de ellos, conversa con Moisés y con Elías, ¿y de que hablan? hablan de la partida de Jesús, la trascendencia de esta partida, de la muerte, de lo que viene y todo esto, delante de los discípulos y en el mejor momento de la visión sale Pedro diciendo: Señor mejor nos quedamos aquí.

Hermanos, Moisés, Elías y Jesús estaban hablando de la partida, de la salida, de que tenemos que ir a Jerusalén, para ser sacrificado por los religiosos, pero esto traerá la redención, se está hablando de eso, del plan eterno de Dios; pero en Pedro la soberbia ha comenzado a crecer en su corazón  y dice: yo tengo un mejor camino y el mejor camino es que nos quedemos aquí.

Qué es eso de ir a Jerusalén y que es eso de morir y pueden estar aquí, Moisés, Elías y todos los mártires del Antiguo testamento, pero nos podemos quedar aquí, yo la voy a pasar bien.

Hacemos tres enramadas y tocamos el cielo con las manos. ¿Usted se da cuenta de cómo es la soberbia?, llega el momento que Pedro se levanta en contra de lo que el profeta Elías, Moisés y Jesús estaban conversando, ellos conversaban acerca de la partida hacia el cielo y Pedro los estaba deteniendo y esto es algo que comienza anidar en el corazón de Pedro y la soberbia va ir avanzando, avanzando y avanza hasta el momento que llegan a la última cena y ya están en la ciudad de Jerusalén e hicieron toda la fuerza posible por no ir, pero finalmente dice que Jesús endureció su rostro para ir a Jerusalén y llegan a la entrada triunfal de Jerusalén, llega el momento de la pascua y el Señor dice: Bueno ahora se va a cumplir la profecía, herirán al pastor y las ovejas se irán dispersas.

 

AUNQUE TODOS TE NIEGUEN, YO NUNCA LO HARÉ

Y Pedro levanta la voz: ¿qué dijo el profeta?, que van a herir al pastor y las ovejas serán dispersas. No Señor, de ninguna manera, aunque todos te nieguen, yo nunca lo haré; quiere cambiar lo que el profeta dijo y lo que Jesús está afirmando, esa es la soberbia.

Todo comenzó cuando Pedro no entiende lo que le dijo Jesús, porque le dijo que estaba siendo un instrumento de Satanás y entra por ese camino y la soberbia comienza a crecer, quiere parar a Jesús y dejarlo en el monte de la transfiguración y quiere levantarse como el mejor de los apóstoles diciendo: Aunque todos te negaren yo no; Pedro pone en duda la palabra del maestro y la palabra del profeta, allí está el discípulo, estaba siguiendo a Jesús y dejó de seguirlo, el discípulo está entrando en la curva final.

Jesús le dice: Antes que el gallo cante me vas a negar tres veces, en ese momento hay una lucha entre el maestro y el discípulo. Porque la soberbia ha crecido en el corazón de Pedro y hay que tener cuidado con eso, mucho cuidado con la soberbia que crece y crece.

Entonces llegan a Getsemaní y Pedro se lleva dos espadas, porque esto hay que pararlo, porque esto hay que detenerlo, porque que se creen que se van a llevar al Maestro y, cuando quieren prender a Jesús, Pedro saca las espadas.

Porque él tiene otro camino, empezó con una frase que entendió mal, empezó con una reconvención de Jesús que no supo procesar y llega a tomar una espada y quiere matar a otra persona.

El discípulo, ¿te das cuenta de lo que te quiero decir? ¿Te das cuenta a donde estoy yendo?; la soberbia produce eso en nuestras vidas, en nuestros corazones; la Palabra dice: que Pedro les seguía de lejos cuando se lo llevaron y entra al lugar donde lo tenían a Jesús, por mediación de Juan, que conocía al sumo sacerdote, Pedro lo seguía de lejos.

Mateo 26:58: Mas Pedro le seguía de lejos hasta el patio del sumo sacerdote y entrando, se sentó con los alguaciles, para ver el fin.

Para ver cómo termina todo esto, es el hombre que ha perdido la fe totalmente en el Maestro, empezó un día llamando a Jesús aparte y la semilla empezó a crecer y ahora es un árbol que le está quitando la vida y la fe.

Ahora está en el momento que está, en el lugar donde lo están enjuiciando a Jesús y quiere ver cómo termina todo esto, y para él todo esto terminaba con la sentencia y con la  muerte y nada más.

 

¿NO ERES TÚ DE SUS DISCÍPULOS?

Juan 18:25-27: Estaba, pues, Pedro en pie, calentándose. Y le dijeron: ¿No eres tú de sus discípulos? El negó, y dijo: No lo soy. 26 Uno de los siervos del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro había cortado la oreja, le dijo: ¿No te vi yo en el huerto con él?; negó Pedro otra vez; y en seguida cantó el gallo.

Pedro está cerca del fuego, entre los criados y lo reconocen, tres veces lo relacionan con Jesús, primero la portera, quien le pregunta ¿no eres tu uno de ellos? respondió: no soy, después le pregunta lo mismo un criado, después le pregunta el siervo del sumo sacerdote, ¿no te vi yo en el huerto? Y Pedro responde ¡No Soy! ¡No soy!

Empezó en un acto de soberbia y avanzó y a qué llegó. No soy discípulo, y quiero decirles hermano, que Pedro ya no era discípulo; Pedro no estaba mintiendo, porque un discípulo aprende del Maestro, un discípulo es el que practica lo que aprende; un discípulo avanza en el conocimiento; pero Pedro hace seis meses que dejó de aprender, Pedro seguía ocupando su lugar, seguía abriendo la boca y seguía comandando la conversación, pero había dejado de seguir al Señor.

Pedro ya no practicaba lo que aprendía, el avanzaba sin conocimiento, Pedro ha dejado de aprender porque ya llegó a saber lo suficiente de Jesús y ahora yo ya tengo mis propios criterios, con los dos años y medio bastan para formarme el criterio, este no es el camino que hay que seguir.

 

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