Las máscaras de Halloween

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EL EVANGELIO EN MARCHA

Las máscaras de Halloween

(2 CORINTIOS 11:14; DEUTERONOMIO  18:9-14)

Por: Rev. Julio Ruiz, Pastor

 

INTRODUCCIÓN: Si el 24 de diciembre el mundo celebra el nacimiento de Jesucristo, como redentor de la humanidad, el  31 de octubre es la fecha cuando se celebra el cumpleaños de Satanás. ¿No es curiosa esta fecha, justo antes de Navidad? El 31 de octubre, para amanecer el 1ro de noviembre era también, de acuerdo con el Calendario Romano, un día santo para recordar las almas de los muertos. De ahí la confusión por la mezcla de ambas celebraciones en el llamado “día de los difuntos”. Previo a esto hay un calendario que se sigue rigurosamente,  distribuido de la siguiente manera: Septiembre 05 al 30, días de ayuno para buscar la voluntad de Satanás. Septiembre 27, elección de sacerdotes confesores para escritores en el libro del “macho cabrío”. Octubre 04, ritual para maldecir el cuerpo de Cristo. Octubre 15 al 20, reunión para preparar el día de Sanhaim, o el señor de la muerte. Octubre 21 al 25, reflexión, disciplina, ayunos y mantras. Octubre 26, ritos tradiciones. Octubre 27, confesión de los males en contra de Satanás. Octubre 28, bendicen a los integrantes de los grupos satánicos. Octubre 29, ordenan a los ministros del rock, músicos, “managers”, promotores, etc. Octubre 30, ritos bautismales, maldicen los contactos que hayan tenido con cualquier cristiano, luego se bautizan con agua de alcantarilla, sangre de niños y de adultos sacrificados. Octubre 31, inscripción en el libro del macho cabrío, comienza para ellos el año satánico, se invoca el poder total de Belcebú, Nostradamus y otros demonios. Noviembre 01 se sella a los satanistas, a los espíritus de los muertos para sacarlos del purgatorio y noviembre 02 al 09, semana de las bodas de Satanás. Muchas mujeres se casan con Satanás, haciendo votos de celibato para él. Semejante calendario nos plantea que la celebración de esta satánica fecha, no es sino el resultado de todo un culto en honor a Satanás. Así que Halloween es una fiesta totalmente pagana, celebrada por los sacerdotes de una orden llamada Druida. Es un día de fiesta disfrazado. Detrás del traje de esa noche hay una máscara infernal. El tema de hoy se trata de desenmascarar al diablo.

 

  1. HALLOWEEN ES UNA MÁSCARA QUE OCULTA EL ROSTRO DEL MÁS PERVERSO OCULTISMO

No importa cómo se disfrace al niño o al adulto, ese disfraz tiene que ver con la fiesta de Halloween, y por lo tanto, todo ese colorido estará relacionado con lo que se esconde detrás de la celebración: el ocultismo en la forma más perversa. Este es el día más satánico del año. Las fuerzas del mal están sueltas. El texto que estamos usando nos dice: “Cuando entres a la tierra que Jehová tu Dios te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones…” v. 9. El Halloween con sus disfraces y práctica es una abominación. La persona que lleva el disfraz puede absorber el poder del animal. El que se disfraza de brujo, un espíritu de brujería lo poseía. El que se disfrazaba de frankenstein, frankenstein lo poesía. El que se disfrazaba de murciélago, ese animal lo poseía. Los disfraces del Halloween tuvieron su origen con los sacerdotes druidas celtas que participaban vestidos con pieles de animales para obtener su poder y su fuerza. El asunto es que mientras los niños van pidiendo sus dulces y caramelos, la brujería está en plena ejecución con toda su perversidad. Los actos para Satanás no se detienen.

  1. HALLOWEEN ES UNA MÁSCARA QUE OCULTA EL ROSTRO DE UNA PERVERSIDAD INFANTIL

 

Satanás es astuto por excelencia. En su papel engañador ha  puesto a la familia para que le hagan el trabajo en su más importante fecha. Se vale de nuestros niños para que salgan con sus “inocentes” máscaras a pedir sus golosinas  con su popular “trick or treat o truco o treta”. Pero, ¿de dónde viene todo esto?  Esa palabra significa, o “me regalas o te engaño”. Se creía que las brujas y los fantasmas se portaban mal la noche de Halloween. Si los vivos no daban comida o regalos, entonces los espíritus venían y engañaban (trick) a los vivos y hacían que les sucedieran cosas malas. Los druidas creían que si a los dioses no se les aplacaba con comida, entonces ellos buscaban venganza esa noche. Así, pues, los niños llegan  a la casa y le dicen: o me das un regalo o te engaño. Lo curioso es que ni los padres ni los niños saben acerca de esas palabras. ¿Y cuál ha sido la costumbre? Bueno, en algunos países los niños actúan de la misma forma que los espíritus de antaño, pues si usted no le da los  dulces le desinflan las llantas de los carros, le avientan ratones muertos a su jardín,  arañas,  huevos podridos, tomates, etc. ¿Qué es lo que esto plantea? Que nuestros niños están siendo engañados al tomar su inocencia y pervertirles  al participar de esta fiesta pagana. A este respecto tenemos que decir, que si Jesucristo defendió a los niños de sus propios  discípulos, mucho más lo hará contra Satanás (Mt. 19:14).

 

III. HALLOWEEN ES UNA MÁSCARA QUE OCULTA EL ROSTRO DE UNA ADORACIÓN FALSA

Mientras los adultos se divierten esa noche en fiestas y en discotecas, y los niños salen en comparsas por las casas de noche, innumerables  grupos satánicos hacen su aparición para darle la pleitesía a su señor, el diablo. Literalmente todos los grupos satánicos se preparan para rendirle la más completa adoración, la cual estará acompañada de horrendos sacrificios. Los sacerdotes  druidas dicen que esa es la noche donde Satanás les escucha y los atiende y les piden ayuda. La preparación previa a la ocasión, sobre todo la que ha involucrado los días de ayuno para buscar la voluntad de Satanás,  conduce a los grupos satánicos a pedirle a su “padre” los deseos que han tenido durante todo el año. Satanás siempre quiso ser adorado; por esta razón fue sacado del cielo. Las palabras que apuntalan a ese egoísmo y orgullo de aquel extraordinario ser, decían: “Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte;  sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo” (Is. 14:13, 14). Así que toda la adoración que surja para enaltecer al príncipe de las tinieblas será falsa de toda falsedad. El único digno de la adoración genuina se llama Dios. Tanto en el cielo como en la tierra el recibe la verdadera y santa adoración; así lo expresa el gran libro de alabanza del Nuevo Testamento: “Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas” (Apc. 4:11). Esta es adoración cierta, es genuina.

  1. HALLOWEEN ES UNA MÁSCARA QUE OCULTA EL ROSTRO DE LOS MÁS PERVERSOS SACRIFICIOS

El día de Halloween, que para algunos pareciera ser divertido e inocente, oculta la máscara de los más perversos sacrificios tanto de animales como de personas. Por supuesto que el animal más buscado durante los días previos a la fiesta, son los gatos negros. De modo que si usted es propietario de un gato con ese color, no lo deje salir. Simplemente es precioso y  codiciable. ¿Qué hacen con él? Se amarra el animal y luego lo degüellan. Una vez derramada la sangre, el oferente bebe parte de ella y después hace una especie de “rociamiento” en el altar del sacrificio. Acto seguido descuartizan al animal, y como parte de su infinita devoción, se comen la carne cruda. Ese acto salvaje despierta en los adoradores un deseo de otros sacrificios, y es allí donde entra la horrenda práctica de sacrificar bebés o personas adultas esa noche tan esperada. Las historias abundan sobre el desaparecimiento de bebés durante esa época, o en el peor de los casos, de madres que se embarazaron previamente  para “consagrar” a su niño la noche del 31 de octubre. Se sabe que la policía ha encontrado en los lugares donde se han hecho esos ritos satánicos restos de pañales de infantes. Todo un acto macabro y perverso de sacrificios también humanos. A este respecto la Biblia nos recuerda: No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero…” (Dt. 18:10). Así que mientras los niños van recogiendo sus dulces, se están haciendo estos sacrificios. El culto a Satanás tiene como ingrediente la sangre humana.

 

  1. HALLOWEEN ES UNA MÁSCARA QUE OCULTA EL ROSTRO DE LA MÁS ALTA CONDENA BÍBLICA

Amados hermanos, la Biblia reconoce la existencia de un mundo perverso y malvado. Es un mundo espiritual mentiroso donde abunda la charlatanería y la gente aprovechada. De igual manera es un mundo compuesto por leyendas y tradiciones. Pero sobre todo, es un mundo donde abundan potestades y principados en las regiones celestes  comandados por demonios a la orden del mismo Satanás. Sobre ellos se ha declarado la condenación bíblica. En esta fecha de Halloween se activan todos los poderes infernales. El mundo no puede verlo debido al engaño mismo que presenta el “príncipe de las tinieblas”, pero también, por cuanto él es el “rey del disfraz y de las máscaras”, se viste como un ángel de luz para que nadie  vea su rostro perverso y sus maquinaciones. La gente sin Cristo ignora quién está detrás de la máscara del Halloween, pero la  Biblia hace rato lo ha exhibido públicamente al decir: “…en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos…” (2 Cor. 4:4). Por lo tanto, la sociedad que celebra esta fecha, y especialmente las familias con sus hijos, son ciegos, pues su entendimiento no tiene la luz del evangelio. El “dios de este siglo” -que es el otro nombre para Satanás- se ha encargado de “anestesiar” a la sociedad de modo que esta celebración llega a ser tan normal como la misma Navidad. De allí la urgencia de hacer pública la postura bíblica sobre esto.

 

CONCLUSIÓN: Amados hermanos, no celebremos la muerte, celebremos la vida. Recuerda que Satanás ha venido para “hurtar, matar y destruir”. Pero Cristo vino para “darnos vida y vida en abundancia”. Halloween es la cara real del príncipe de las tinieblas, desenmascarémoslo. No participemos en nada que tenga que ver con esta fecha. Dediquemos el día 31 de octubre para reprender las obras de las tinieblas. Anunciemos a Cristo el Autor de la vida. Proclamemos que Jesucristo es la luz de las naciones. Que es Jesucristo,  y no el diablo, el Príncipe de la vida, porque él venció a la muerte. Pero sobre todo, que frente al avivamiento del reino del terror durante estos días,  anunciemos que el reino de los cielos es de amor, de paz y de la esperanza.

 

Si usted quiere comunicarse con el pastor Julio, llámelo al (571) 251- 6590 o escríbale a pastorjulioruiz55@gmail.com