EL EVANGELIO EN MARCHA- PERLAS DEL ALMA
Pobre por amor
Por: Francisco Aular (faular @hotmail.com)
Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos. 2 Corintios 8:9 (RV60)
Nuestro Señor Jesucristo se hizo pobre siendo rico y de esta manera se identificó con nosotros, los seres humanos. Yo sé lo que es la pobreza social. En forma graciosa lo cuento así: “Nosotros éramos tan pobres que los pobres nos ayudaban…” sin embargo, nuestra pobreza mayor era la espiritual.
En efecto, nací y crecí en medio de livianos conceptos del cristianismo, pero la Navidad llegaba hasta la montaña en que nací, y a su manera, mis padres y mi abuelita me contaban esa historia mientras yo me sentaba sobre sus piernas; ellos me hablaban de JESÚS en Navidad, y lo mismo ocurría en la Semana Santa.
Hoy sé que fueron tradiciones humanas en que aquellos, mis antepasados, creyeron, pero esa pequeña luz empezó a iluminarme hasta que yo mismo pude ir a la fuente misma, y por la gracia de Dios, convertirse en una doctrina para la cual he vivido. Por extraño que parezca, los primeros a los cuales llevé la luz fueron, precisamente, a mis familiares. Mis padres y mi abuelita murieron en el SEÑOR.
¡Qué declaración más asombrosa: Nuestro SEÑOR JESUCRISTO “se hizo pobre siendo rico”! Esto nos lleva a una pregunta inevitable: ¿En donde estaba el SEÑOR JESUCRISTO antes de venir a la tierra? En el lugar que los cristianos llamamos el cielo, allí, en medio de la gloria del Padre, moraba el Hijo: “Ahora, Padre, llévame a la gloria que compartíamos antes de que comenzara el mundo.” (Juan 17: 5, NTV).
¡Sí, ese lugar era la morada de JESÚS hace dos mil años! Allí, JESÚS se paseaba entre las alabanzas, vítores y honores de los moradores del cielo. Cuando iba por las calles doradas de la ciudad celestial, los seres angelicales de todos los rangos le hacían la venia, se quitaban sus elegantes y costosísimos mantos al igual que sus coronas de lirios y los echaban a sus pies. Ahora bien, en ese lugar indescriptible e inefable hacía falta alguien: El ser humano.
Pues bien, la Biblia nos explica cómo Dios formó al ser humano para que viviera con Él en la eternidad futura pero debido a la desobediencia de nuestros primeros padres, perdimos el Paraíso. Así que en el panorama de la salvación ya se contemplaba que Dios se encarnara en forma humana para hacer posible que el ser humano recobrara el Paraíso perdido: “Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.” (Romanos 5:19,RV60).
Lo reafirmo: La Biblia nos dice que el ser humano desobedeció y se tornó enemigo de Dios. Eso hizo necesario que Dios mismo tomara la forma humana y “se hiciera pobre siendo rico”, para, desde allí, recobrar al hombre perdido y retornarlo al plan original de Dios para el ser humano, hacerlo parte de Su familia: “Por lo tanto, ustedes ya no son extraños ni extranjeros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios.” (Efesios 2:19. NTV). Así, podemos decir que JESÚS se hizo pobre por amor.
ORACIÓN: Amantísimo Padre-Dueño, ¡Gracias por habernos incluido en tu plan eterno de salvación! Gracias porque cumplido el tiempo de la promesa de la Encarnación de tu Hijo amado, hiciste posible por tu gracia hacernos parte de tu reino celestial. Y por tanto, en estos días difíceles para tu Iglesia en la tierra, podemos decir: “Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.” En el nombre de JESÚS. Amén.
PERLA DE HOY: SEÑOR, gracias por hacerte pobre para hacerme rico y comprarme un lugar en el cielo. ¡Bendito seas y alabado para siempre!