Año nuevo de gratitud

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EL EVANGELIO EN MARCHA

Por: Rev. Ricardo Carrillo

Gracias al Señor estamos llegando al final del año, este año que está pasando hemos recibido del Señor grandes bendiciones, el Señor nos ha hablado con las series que hemos desarrollado, nos  enseñaron cosas maravillosas. Debemos agradecer al Señor por todo lo que hemos vivido, todo lo que hemos aprendido.

Hay un cántico en la Biblia que nos enseña a nosotros a vivir agradecidos a Dios, es un cantico pronunciado por un anciano y sucede cuando María y José, van a cumplir la orden de Dios y llevan al bebe para presentarlo al templo, era una orden tremenda está en Éxodo  el capítulo 13.


  Dios había dicho: que todo primogénito es mío, todo niño que abre la matriz de una mujer es mío, todos los primogénitos de los seres humanos y aun de los animales le pertenecían a Dios, por decisión de Dios.

Entonces cuando se tenía el primer hijo y quería tenerlo tenía que traer un sacrificio al Señor, este sacrificio podría ser un animal dependiendo de su situación económica, esta era la consagración de los primogénitos; en el caso de José y María un humilde carpintero y su esposa una campesina de 15 años, solo trajeron unos palomos, unos pajarillos, ellos eran muy pobres pero estaban cumpliendo con la ley.

Es interesante lo que sucede en aquel momento en que ellos vienen al templo con el bebé, porque la escritura de Lucas capítulo 2: 25 en adelante hace un paréntesis y nos presenta la vida de un anciano, una vida desafiante y estos próximos minutos vamos a ser confrontados con la calidad vida de este hombre.

Este anciano se llamaba Simeón y su cántico habla de gratitud y si lo pondríamos en primera persona tenemos que decir que: Tengo gratitud  a Dios por tres razones:

 

DIOS ME PREPARA PARA EL CUMPLIMIENTO DE SU PROMESA

Hay una preparación que Dios hace cuando te da una promesa: ¿tú has recibido una promesa de Dios?, ¿estás esperando una promesa de Dios? la promesa de Dios es una experiencia espiritual no es algo místico ni religioso es algo absolutamente real y cuando un cristiano recibe una promesa de Dios, también va a recibir la preparación, para cuando llegue el cumplimiento de la promesa  esté listo.

Quizás tú estás esperando algo de Dios y ya se acabó el año 2018 y todavía tenemos interrogantes, ¿Por qué Dios no contesta mi oración, Por qué tengo que seguir esperando? a lo mejor estamos obviando ese tiempo de preparación. Si hoy tú eres instruido a cerca de este tiempo de preparación, tú podrás recibir la promesa que Dios te ha dado.

La preparación del anciano Simeón, tiene que llegar a ser una experiencia en nuestras vidas y para esto necesitamos tres condiciones para que Dios nos prepare:

 

ESTAR CON EL ESPÍRITU SANTO: “y he aquí  había en Jerusalén un hombre llamado Simeón y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel y el Espíritu Santo estaba sobre el”  Lucas 2:25.

Y el espíritu estaba sobre él, si tu quieres que Dios nos prepare en primer lugar tenemos que estar con el Espíritu Santo, es necesario que estemos con el Espíritu. Pero qué significa estar con el Espíritu, Lucas dice que Simeón tenía dos características en su vida: Tenía una vida justa y una vida piadosa.

Justa significa, una rectitud de vida delante de Dios y de los hombres, significa que yo vivo delante de Dios una vida recta, su Palabra es autoritaria para mi, su Palabra manda en mi vida, no llamo gris a lo que Dios llama blanco, la Palabra de Dios me enseña y me instruye y yo tengo una vida justa cuando me alineo con las normas divinas, pero también me alineo con las normas humanas y, es aquí donde muchísimos cristianos fracasamos, porque podemos ser muy religiosos, consagrados en la iglesia de Cristo, pero hacemos un divorcio entre nuestra vida de fe y lo que es el resto de nuestra vida.

 

ESCUCHAR AL ESPÍRITU SANTO: “Y le  había sido revelado por Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor” Lucas  2:26 ¿Cómo escuchaba Simeón la voz del Espíritu? Tenemos que aprender a escuchar al Espíritu Santo. Simeón, sabía que iba estar vivo hasta que viera al Mesías vivo y él vivía aferrado de esa promesa, el había aprendido a escuchar al Espíritu Santo.

La tercera condición para la preparación tiene que ver con la obediencia. No solamente estar con el Espíritu, no solamente escuchar al Espíritu sino también obedecer al Espíritu Santo.

OBEDECER AL ESPÍRITU SANTO: “Y movido por Espíritu, vino al templo y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo para hacer por el conforme al rito de la ley…” Lucas  2:27. Él lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios diciendo:… y comienza el cántico de gratitud.

El Espíritu Santo está en nosotros, ¿tú tienes el espíritu hoy? hermanos cuando nosotros nos comparamos con este hombre, Simeón, nos damos cuenta lo frágil de nuestra fe, nos damos cuenta cuan desconectados vivimos tantas veces de esa presencia que está aquí dentro de mi corazón.

Cuantas veces reacciono como pagano y no como cristiano, mi condición espiritual y la tuya es superior a la de Simeón, ¿verdad? Porque el Espíritu Santo esta allí y no se va a ir, pero vivimos como si no estuviera y a veces entristecemos al Espíritu Santo y a veces lo apagamos al Espíritu.

Parece mentira que podamos vivir tan distante al Espíritu Santo, cuando él esta tan cercano en nuestro corazón, por eso: Si es que en el 2018 recibimos alguna promesa de Dios, que te llenó de Júbilo, porque la leíste en la palabra y el Espíritu Santo te dijo: esto es para ti y para hoy, ¿alguien escuchó eso? y entonces tu tomaste esa promesa de Dios y comenzaron a pasar los días y las semanas y los meses y no ha pasado nada y está terminando el año 2018 y tú le dices al Señor, ¿Qué pasa? ¿Qué fue de esa promesa que me diste?

No será que estamos incumpliendo alguna de estas condiciones, no será que no estamos con el Espíritu Santo; no será que no estamos escuchando la voz del Espíritu Santo o quizás no estamos obedeciendo al Espíritu Santo.

Quizás escuchaste la promesa de Dios, pero ¿Cuál fue tu actitud al escuchar al Espíritu  Santo, te aferraste como lo hizo Simeón a la promesa? y vivías aferrado así, obedeciste al Espíritu, que tremendo desafío ¿verdad?

Y es bueno presentarnos delante de Dios y que nosotros hemos fracasado en esto, afrontes el 2019  con una actitud distinta. Cuando se termina este año, debemos ser agradecidos a Dios y desde tu casa a las 12 de la noche, cuando la algarabía del mundo se desenfrena, nosotros como hijos de Dios debemos conservar la calma y presentarnos con templanza , con dominio propio delante de nuestro Dios para decirle “Gracias mi Señor, gracias mi Salvador, perdona las ofensas que te he cometido este año, Padre permíteme que este año pueda estar en tu presencia, con tu Espíritu Santo y que pueda escuchar a tu Espíritu Santo y que pueda obedecer lo que él me quiere decir y aferrarme a tu promesa.

 

DIOS ME PRESENTA EL CUMPLIMIENTO DE SU PROMESA.

Dios nos presenta la promesa, tenemos que recibirla promesa, en el caso de Simeón, puede percibir cuando la promesa ha llegado: “Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme a tu Palabra, conforme a tu promesa…”

En el caso de Simeón era claro, ¿Cuál era la promesa que había recibido él? Era: tu no vas a morir sin ver al Mesías, le había sido revelado eso, Simeón se presenta al templo, de repente se presenta esta parejita, muy pobres con su bebé en los brazos, pero el Espíritu Santo le dice: Ese es, ese es y el viejito toma al niño y lo levanta y dice: “La cual has preparado en presencia de todos los pueblos, luz para revelación a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel.” Lucas 2: 31-32.

Simeón está reproduciendo lo que Dios le ha revelado, está diciendo que este era el Mesías que el pueblo Judío había estado esperando y que iba ser la luz para que los gentiles, nosotros tu y yo pudiéramos tener la salvación.

Y el pueblo de Dios, los israelitas tendrían esa gloria de que uno de sus descendientes será el Mesías, para la salvación de todo el mundo. Simeón sabía que cuando Jesús, creciera pasaría lo que el profeta Isaías describe en su libro, todo esto es verdad, pero lo que el anciano estaba mostrando con este cántico, era la gratitud a Dios. “Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme a tu Palabra, conforme a tu promesa…” Lucas 2:29.