Las pruebas y los exámenes del discípulo

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EL EVANGELIO EN MARCHA

Las pruebas y los exámenes del  discípulo

Por: Rev. Ricardo Carrillo

 

UNA FE SIN CONOCIMIENTO TERMINA EN FANATISMO

El apóstol Pedro escribe su primera carta en tiempos de persecución; los cristianos estaban bajo presión y una presión muy grande y Pedro les dice: Sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros: 1ª Pedro 3:15.

Pedro les está diciendo, “ustedes tienen que dar razón de su fe, ustedes tienen que saber en qué creen, no solo deben decir, yo creo, sino cuando nos lleven a declarar en que creemos, debemos explicar nuestra fe, con mansedumbre y con reverencia, sin fanatismos, sin fundamentalismos, ustedes tendrán que dar razón de la esperanza”.

Ustedes tienen que decir por qué creen lo que creen, por qué esperan lo que esperan, el discípulo tiene que saber, tiene que conocer. El apóstol Pablo escribe su segunda carta, en ese momento está gobernando Nerón, quien está persiguiendo a los cristianos y el escribe: Por lo cual asimismo padezco esto, pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día:2 Timoteo 1:12

Aquí Pablo está diciendo y está demostrando el mismo proceso de lo que tiene que saber el profeta: ¿a quién está siguiendo? Que lo conozca, Pablo sabe en quien creyó, lo conoce ¿Por qué lo está siguiendo? la razón porque lo sigue, tiene seguridad que es poderoso. ¿A dónde lo está siguiendo? Que destino tienen.

Guardar su vida para aquel día; por eso que Jesús les pregunta: ¿Y ustedes quien dicen que soy yo? El Señor los hace pensar, los obliga a tener un criterio propio, los hace reflexionar para ver si entendieron lo que vieron, ellos habían visto todos los milagros que el Señor hizo, pero la pregunta era, ¿entendieron lo que vieron? Entendieron lo que hay detrás de estos milagros o no entendieron nada.

El Señor está tomándoles un examen profundo a ellos, no es una pregunta cualquiera. Jesús comenzó con una pregunta aparentemente trivial, pero después le hace la pregunta que quiere ir al fondo de la fe, al fondo de la cuestión.

Y Pedro le responde: “Tú eres el Cristo, el hijo del Dios viviente”  Pedro hace la síntesis perfecta, de lo que había captado todo el tiempo que estuvo con Jesús y lo que el Espíritu Santo ha hecho dentro de él. Pedro le está diciendo a Jesús: tú eres el Cristo, tú eres el Mesías esperado por Israel y nosotros te estamos siguiendo, creemos que eres el cumplimiento de todas las profecías, pero además creemos que eres el Hijo de Dios. Es decir que Dios se ha hecho carne, que ha tomado la forma humana, esto es lo que creemos.

Hermanos la pregunta es muy sintética, pero es muy profunda, la respuesta de Pedro también es muy riquísima y Jesús sabe que cuando Pedro dice esto, es que ya entendió ante quien está; Pedro ha descubierto por medio del Espíritu Santo, quien es Jesús realmente.

Hasta ese momento Jesús actuó en la historia: subía al barco y paraba las tormentas, se acercaba al paralítico y lo levantaba, se acercaba al endemoniado y sacaba los demonios;  pero todo esto eran señales, como dicen los evangelios, señales que querían decir otra cosa, querían mostrar otra cosa y acá Jesús les está diciendo:

Bueno interpreten todo lo que ustedes han visto. ¿Qué conclusión han sacado? Y la conclusión es: Estamos ante el Mesías. Estamos ante  Dios hecho hombre y Jesús le dice: Bienaventurado eres Simón, porque no te lo reveló ni carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.

 

JESÚS ES EL CRISTO EL HIJO DEL DIOS VIVIENTE

El Señor les explica que para llegar a esta verdad tan profunda, es necesario descorrer un velo, descorrer el velo interior, pero este velo no se corre cuando otro ser humano lo corre, ni con nuestra propia inteligencia, sino por dejar que el Espíritu Santo obre en el discípulo,  Dios trabajó en Simón, el hijo de Jonás.

Hermano querido cuando un corazón sincero se acerca al Señor y quiere conocer al Señor, se cumple la Palabra de Dios que dice: Que la fe viene por el oír y el oír por la Palabra de Dios.

Esto es una verdad eterna, pero la fe viene por el oír y el oír por la Palabra de Dios, cuando el corazón está abierto y el oído está abierto a la Palabra de Dios, porque cuando el corazón y el oído no están abiertos, yo puedo escuchar la Palabra de Dios toda la vida y no va a pasar nada dentro de mí.

Es una actitud personal, en donde yo escucho y analizo y trato de internalizar esa Palabra y Dios va obrando en nuestro corazón va trabajando en el interior y quitando los velos.

La fe va creciendo y el discípulo se va plasmando, podríamos decir que los discípulos con la afirmación de Pedro, aprobaron el primer examen, han reconocido al Señor, se dieron cuenta ante quien estaban.

Habiendo aprobado el primer examen, era necesario seguir hacia delante, Jesús da un paso más, da un paso más en la enseñanza;  ahora les va a enseñar algo que ellos no conocen, porque si yo apruebo el primer examen, tenemos que seguir adelante, ¿no es cierto? Que dice la Palabra: “Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas y ser muerto y resucitar al tercer día” Mateo 16:21.

 

JESUS TIENE QUE IR A JERUSALÉN

Lo que les está diciendo es: Bueno ahora ustedes saben que yo soy el Cristo, el Mesías el hijo del Dios viviente, ahora escuchen esto: el Cristo, el Mesías el hijo del Dios viviente, tiene que ir a Jerusalén y en Jerusalén no nos va a pasar lo que nos pasó hasta ahora, es decir en Jerusalén va a pasar algo que para ustedes es desconocido e inesperado, ¿por qué?

Porque los dos años y medio que habían estado con Jesús, habían sido dos años y medio de fiesta.

Llegaba Jesús en plena tormenta y la paraba, ellos se hundían con el barco y Jesús venía caminando sobre el mar, encontraban al paralítico y lo levantaban, encontraban al muerto lo resucitaban, la mujer tocaba el manto de Jesús y se sanaba, era una maravilla seguir a Jesús, era una completa fiesta, ellos estaban emocionados, lo seguían y veían el poder del Señor.

Miraban al Señor defendiendo la sana doctrina ante los religiosos, quienes se tenían que retirar furiosos por la sabia respuesta del Señor, discutía con los saduceos y no tenía miedo de lo que dijera Herodes.

Una vez Herodes quiso presionar a Jesús para que se fuera de sus dominios y el Señor le dijo: “vayan y díganle a esa Zorra que hoy o mañana yo voy a terminar mi obra” y nadie podía hacer nada con él; los discípulos habían conocido, al Cristo triunfante, al Cristo maravilloso, pero Jesús les dice, pero ahora tenemos que pasar a otra etapa.

La vida del discípulo no es toda fiesta, viene el momento en que tenemos que ir a Jerusalén y allí padeceré mucho de los religiosos y de las autoridades y seré muerto.

Si recordamos un poco, cada vez que se enfrentaba con los religiosos y las autoridades, lo hacía defendiendo y siempre se llevaba el triunfo, pero ahora era diferente, él está diciendo que perderá la batalla, que ellos lo van a matar y que iba a resucitar al tercer día, pero esto no lo escuchaban.

Cuando lo discípulos escucharon esto seguro que fue como un baldazo de agua fría en el invierno, ellos no podían creer de los extremos que iban a vivir, ellos querían continuar con los milagros, las victorias, la fiesta; pero mis hermanos, la vida cristiana tiene varios bemoles, tiene varias caras, el  ser discípulo tiene varias caras  y muchas veces para llegar a un gran triunfo tenemos que pasar por el valle de sombra de muerte.

Y nadie quiere pasar por el valle de sombra de muerte, nadie quiere pasar por eso y Jesús que llevó hasta aquí a sus discípulos, los había preparado y ellos lo han identificado, entonces con toda autoridad; les dice que se acabaron los milagros, no es que se había acabado el poder, el poder se va a manifestar, tenemos que recordar que los milagros más grandes de Jesús se realizaron en estos 6 meses antes de ir a la cruz.

Jesús por primera vez en esos últimos meses le da la vista a un ciego de nacimiento, no a alguien que tiene que recobrar la vista, sino al que nació ciego.

Recordemos que en ese tiempo es cuando va resucitar a Lázaro, él no había hecho ninguna resurrección de alguien que había estado cuatro días enterrado y en estado de descomposición.

No, van a ver grandes milagros todavía, pero va a ser el camino a Jerusalén para sufrir y para su muerte.

 

JESUS SEÑALA UN CAMINO DIFERENTE

 

Entonces ¿qué pasó?: Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle diciendo: Señor, ten compasión de ti, en ninguna manera esto te acontezca. Mateo 16: 22

Hermanos queridos, el examen teórico lo hemos aprobado, ahora falta aprobar el examen práctico; se da cuenta Pedro y los discípulos habían aprobado el examen práctico, el examen de teología, “Tu eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” y ellos están frente al Señor y se dan cuenta que entramos a otra etapa.

Y esa etapa no les gusta, por eso Pedro lo llama aparte, es interesante, Pedro se diferencia de los demás discípulos, él toma a Jesús aparte, es como decir, Señor: Esto es entre nosotros, déjalos a los demás, nosotros estamos a otro nivel, vamos a conversar tu y yo, los demás no pueden participar de esta conversación.

Y Pedro comienza a reconvenirlo y que significa reconvenir, significa, censurar, reprender, corregir; Pedro censura, corrige y  reprende a Jesús. Hace poco que Pedro dijo, que Jesús era el Cristo el Hijo del Dios viviente y ahora lo está reprendiendo, le está diciendo que los planes que tiene no son los planes que debe de tener, es el discípulo que está iniciando un camino de descenso, los patos disparando a las escopetas.

 

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