EL EVANGELIO EN MARCHA
Más cristianos en el mundo, por favor
Si un cristiano se dispone a escribir una novela, ¿debe comunicar en su obra un mensaje evangelístico? ¿Deben los cristianos hablar o escribir solamente sobre temas cristianos?
En una ocasión alguien le hizo a C. S. Lewis esta última pregunta. Su respuesta fue sencilla:
No queremos más libros sobre el cristianismo, sino más libros escritos por cristianos sobre otros temas, con su inclinación cristiana.
¿Qué quiso decir Lewis con esto? No creo que él estuviera en contra de la publicación de libros cristianos. ¡Él mismo escribió muchos! Lewis quiso decir que los cristianos no deben conocer solamente temas cristianos, sino también sobresalir y representar a Cristo en todas las áreas de estudio. De manera que debe haber autores, investigadores, científicos, doctores, abogados, emprendedores, administradores, atletas, y artistas que creen en Cristo, actúan como Cristo, e impactan a la cultura con Cristo en sus respectivas áreas.
NECESITAMOS MÁS CRISTIANOS EN EL MUNDO
El cristiano como creador. No estamos hablando solamente de novelistas. Necesitamos más cristianos en cada esfera cultural: artes, ciencias, negocios, entretenimiento, deportes, y academia. Después de todo, el hombre, como portador de la imagen del Creador, tiene la habilidad de crear también. Algunos consideran el hombre un “co-creador”, no creando ex nihilo (de la nada), sino haciendo cosas nuevas de la naturaleza hablada a la existencia por nuestro Creador.
Y “crear” no se refiere solamente a una creatividad artística. El emprendedor crea un negocio, oportunidades de empleo, y contribuye al desarrollo de su economía. El granjero crea sistemas de cultivo y produce una cosecha. El periodista investiga los hechos y crea una narrativa para informar a las masas. Cada creador hace algo nuevo en su contexto para ayudar a su comunidad a prosperar.
CREAR PARA LA GLORIA DE DIOS
Pero, ¿qué hace que nuestro trabajo sea distintivamente cristiano? En el mundo de las artes, muchos consideran que las únicas obras de valor son aquellas que comunican doctrinas cristianas. La etiqueta “cristiana” se usa para marcar una obra que fue hecha por un cristiano para hablar sobre temas de la religión cristiana, especialmente la salvación. Sin embargo, esa sería una confusión entre arte de la iglesia y arte para la iglesia.
Nuestro trabajo es distintivamente cristiano no porque habla explícitamente de temas bíblicos, sino porque nace de un corazón que conoce al Creador y hace todas las cosas para Su gloria.
El arte creado por los cristianos puede, pero no tiene que, hablar sobre la salvación. En Génesis 2:9, el Creador Supremo “hizo brotar de la tierra todo árbol agradable a la vista y bueno para comer”.
Estos árboles no tuvieron un propósito religioso, ni tenían forma de cruz. Su función se encontraba en su belleza estética y su fruto. De la misma manera, el artista cristiano no tiene que comunicar un mensaje evangelístico con sus obras. Más bien, debe preocuparse solo con hacer un trabajo excelente. Y esto es tan verdadero para cualquier vocación como lo es para el artista.
En las palabras de Francis Schaeffer en su libro Arte y la Biblia:
Un cristiano debe usar estas artes para la gloria de Dios, no solo como tratados, sino como cosas bellas para alabar a Dios. Una obra de arte puede ser una doxología en sí misma… El mensaje cristiano comienza con la existencia de Dios para siempre, y luego con la creación. No comienza con la salvación. Debemos estar agradecidos por la salvación, pero el mensaje cristiano es más que eso. El hombre tiene un valor porque está hecho a la imagen de Dios.
Nuestro trabajo es distintivamente cristiano no porque habla explícitamente de temas bíblicos, sino porque nace de un corazón que conoce al Creador y hace todas las cosas para Su gloria.
¿Cristianos en el mundo?
Entonces, ¿por qué necesitamos cristianos en el mundo? Porque vivir bajo la revelación especial no significa menospreciar la revelación general. Conocer a Dios no significa darle la espalda al mundo. Al contrario, cuando conocemos a Dios como nuestro Salvador, pero también como nuestro Creador —¡la Imagen original a cuya semejanza fuimos creados!— entendemos mejor nuestro mundo y que Él es dueño de todo en él.
Los cristianos podemos y debemos trabajar para ser los mejores doctores, abogados, atletas, actores, y trabajadores en cualquier vocación que busquemos. No haciéndolo con motivos pecaminosos o para ganar más para nosotros mismos, sino por amor a Dios y a nuestro prójimo (Lucas 10:27).