Fuerza y esperanza

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EL EVANGELIO EN MARCHA- PERLAS DEL ALMA

Fuerza y esperanza

Por: Francisco Aular (faular @hotmail.com)

 

Aun cuando no había motivos para tener esperanza, Abraham siguió teniendo esperanza porque había creído en que llegaría a ser el padre de muchas naciones. Pues Dios le había dicho: «Ésa será la cantidad de descendientes que tendrás». Romanos 4:18 (NTV)

NUNCA DIGAS NUNCA

Históricamente tres religiones: Judía, Cristiana e Islamita,  reclaman estar montadas sobre los hombros de Abraham, y lo proclaman como su Padre fundador. Así que, especialmente el pueblo judío encuentran su fundamento en las palabras que el SEÑOR le dijo al Patriarca: “Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.” (Génesis 12:2,3, RV60).

¡Cuando Dios le hizo esta promesa Abram, (después se llamará Abraham) tenía 75 años y Sará tenía 65! Había dos impedimentos, la edad y que Sara era estéril. Pero teniendo ya Abraham 89 y Sara 79 procrearon a Isaac… vino el cumplimiento de la promesa porque el SEÑOR mismo le había dicho: “¿Hay para Dios alguna cosa difícil?” (Génesis 18:14ª).

Miles de años más tarde, Pablo de Tarso, después de CRISTO, el hombre más importante del Cristianismo, escribió: “Aun cuando no había motivos para tener esperanza, Abraham siguió teniendo esperanza porque había creído en que llegaría a ser el padre de muchas naciones…” ¡La esperanza dio a luz a la esperanza! Abraham es llamado el padre de la fe, porque la fe le fue contada para estar en buena relación con Dios. ¡Nosotros, los gentiles –que no somos judíos-, también,  somos hijos de la promesa y de la mima esperanza!…”Y vosotros, hermanos, como Isaac, sois hijos de la promesa.” (Gálatas 4:28 BLA). ¡Frente a la esperanza, nunca digas nunca!

EL APÓSTOL DE LA ESPERANZA

Los gentiles estábamos lejos de la Ley de Moisés dada al pueblo escogido por Dios. Obviamente para el gentil, había un largo proceso para recobrar el Paraíso perdido con Adán y Eva y llegar a obtener el amor y el perdón de Dios y ser salvos, entre ellos el cumplimiento de la Ley. Hubo un hombre llamado JESÚS que vino a la tierra, Él mismo dijo Su propósito eterno: “Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham. Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”

(Lucas 19:9,10). Luego, Dios, levantó a Saulo de Tarso, judío y bien legalista y lo transformó en el Apóstol de la gracia y de la esperanza, con el Mensaje que cambió al mundo hasta nuestros días: “Pues la paga que deja el pecado es la muerte, pero el regalo que Dios da es la vida eterna por medio de Cristo Jesús nuestro Señor.” (Romanos 6:23,NTV).

¡El gentil no tiene que hacerse judío para ser salvo, y mucho menos el judío pagano! Dios tiene Buena Noticia para los dos pueblos y todas las naciones: “Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne. En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.

Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz… ¡Gratitud al SEÑOR por esta visión que Dios le dio al Apóstol de la esperanza! Por esta gran revelación y ser un misionero tenaz, -cuando el Apóstol y yo nos encontremos después de nuestra resurrección-, luego de un prolongado abrazo, le daré las gracias porque sus escritos me dieron fuerza y esperanza en medio de los avatares de esta vida.

PERLA DE HOY: Esperanza es tener fuerza para aferrarse en que la voluntad de Dios siempre es mejor que nuestros mejores planes para el future.