El llanto de un hijo

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EL EVANGELIO EN MARCHA

El llanto  de un hijo

(GÉNESIS 21:8-21)

Por: Rev. Julio Ruiz

 

INTRODUCCIÓN: He oído muchos mensajes de Sara, como madre, pero muy pocos de Agar y su maternidad. Para la primera, la llegada de Isaac fue un motivo de mucha alegría. Pero en  el caso de Agar, la llegada de su hijo, pese a haber alegrado al principio a Abraham  y su mujer, no fue siempre fue un motivo de gozo. Observe que la forma como vino fue por un encargo. Es como una madre moderna que no puede tener un hijo y entonces busca un vientre en alquiler y de esta manera logra su propósito. Agar era esclava y lo único que tenía que hacer era obedecer la orden de su ama Sara. Así que Agar no tuvo opciones. Usted puede ver que ella no se casó. No tuvo una boda anticipada. No hubo alguna fiesta que anunciaba su unión matrimonial con un hombre escogido por Dios. Ella fue un simple objeto que se usó para procrear un hijo por el capricho de otra. Y de esta manera ella trajo un hijo al mundo por la decisión de Sara y por adelantarse a los planes del cielo. No sabemos si ella estaba preparada para la maternidad, pero lo cierto es que fue madre sin que se planificara su embarazo. De esta manera, cuando su hijo nació, y en la forma cómo vino, fue motivo de gozo para el padre, pero de rechazo por parte de la ama. El hijo creció en un hogar donde fue amado por el padre, pero rechazado por quien después de todo ya no lo necesitaba para sus propósitos. Ahora Agar le tocó que enfrentar un amargo dolor pues tuvo que salir del lugar donde vivió, ser echada por su ama y aunque fue duro para Abraham, él tuvo que despedirla junto con su hijo. La escena no podía ser más conmovedora. Ahora ella está en el desierto con su hijo Ismael, símbolo de soledad, tristeza y de escasez. Y esta historia llega a su cumbre cuando vemos a un hijo llorando. Mis amados, a nadie le importa más el llanto de un hijo que a la madre que lo parió. Abordemos este tema en el día de las madres. ¿Qué hay detrás del llanto de un hijo? ¿Por qué una madre es la que más interpreta el dolor del lloro de su hijo?

 

  1. EL LLANTO DE UN HIJO PUEDE SER EL RESULTADO DE UN RECHAZO

 

  1. El conflicto familiar v.9.  Como era de esperarse, lo que mal comienza mal termina. Sara, en vista de su esterilidad, y  en  un momento de desesperación por tener descendencia, le propuso a su marido que se llegara  a su esclava Agar para que le diera un hijo. Abraham “atendió el ruego de Sarai” y como resultado nació Ismael (Gn. 16:2). Pero cuando la esclava quedó embarazada miraba con menosprecio a su ama de modo que esta situación creó un conflicto mayor, poniendo pronto a Agar fuera de la casa. Al final Dios cumplió la promesa hecha a Abraham que sería un hijo suyo y no Ismael el que le daría la descendencia. Sara tuvo a su hijo Isaac, pero cuando este creció, Ismael se burlaba de él. De modo, pues, que las peleas en la tienda de Abraham tenían que ser muy grandes. Había una guerra civil entre dos mujeres, dos hijos y Abraham de por medio. Pero  Sara le puso fin al conflicto enviando fuera de la casa a la esclava con su hijo para siempre. Algunas pruebas llegan a ser el producto de nuestras propias actuaciones. Las burlas de Ismael no eran gratis. Él ya sentía un rechazo. Hay madres e hijos que sufren hoy el rechazo de quienes fueron sus protectores. Hay hijos que no tuvieron una infancia alegre por un conflicto familiar.

 

  1. Despedido por su propio padre  vv. 10-11, 14.Si hay alguien que estaba sufriendo en esta historia era Abraham. Uno puede imaginarse aquel anciano de cien años mediando y lidiando con aquel conflicto familiar. Y la situación llegó al extremo, pues Sara le ha pedido que saque de su casa a la esclava y al hijo. ¿Cómo reaccionaría usted ante esta situación? ¿Cómo se pondría su corazón al saber que el hijo que ama no lo volverá a ver más? Ahora vea todo el cuadro. Dios le dijo a Abraham que estaba de acuerdo con la decisión de Sara, por lo tanto llegó el momento de la despedida. Esta  va a ser la  noche  más corta  y triste de Abraham. Pero la humillación más grande sería para Agar e Ismael. Así, pues, Abraham tomó un poco de comida y un odre con agua y despidió a la madre y al muchacho.

 

  1. El lloro de la juventud v. 16.Este versículo desgarra el alma cuando uno lo lee. La situación de Agar y su hijo Ismael simplemente era dramática. La prueba estaba llegando a dimensiones imponderables e insoportables. El lloro a cualquier edad por falta de sed o de hambre debe ser desesperante, pero oírlo en un joven a los diecisiete tuvo que ser muy duro. El cuadro simplemente era conmovedor. Como era de esperarse, el odre con el agua pronto se acabó en el desafiante desierto. Ahora la madre y el hijo están en total abandono. Y la angustia del momento era tal que la madre del muchacho prefirió estar lejos, pues suponía que pronto moría de deshidratación. Ismael llora en la distancia la suerte que ahora le ha tocado vivir. En la casa de su padre no le faltó cosa alguna por ser el primogénito.

 

  1. EL LLANTO DE UN HIJO DEMANDA UNA RESPUESTA

 

  1. Por qué Sara y no mamá v. 17. Este versículo nos revela cómo puede quedar el  corazón de una madre frente al sufrimiento de su hijo. Agar  no quiso presenciar la muerte de Ismael, por lo que prefirió estar a la distancia. ¿Puede usted pensar en un cuadro más conmovedor del sufrimiento familiar?  La pregunta que Dios le hizo a Agar (v. 17) hay que ponerla en el mismo contexto de su dolor porque  esta mujer representa a todas aquellas que han sido usadas y luego abandonadas. Son aquellas que van por todas partes arrastrando a sus hijos sin rumbo fijo. Pero como Dios no las ha abandonado, les pregunta con profunda simpatía: “¿Qué tienes mujer?”. Es la pregunta que se hace también el hijo que sufre. En lo profundo de su ser él también se pregunta: “¿Qué tienes mamá?”.

 

  1. Por qué esta escasez ahora (v. 15).La pregunta más común de mucha gente frente alguna tragedia es: “¿Por qué Dios permite que suceda esto?”. Se entiende por esta queja que como Dios es soberano y todo lo puede, no debería dejar que la gente justa pase por esos dolores que llegan a ser insoportables. Léase con esto: terribles accidentes, enfermedades que se prolongan con el tiempo, injusticias de los gobiernos, tragedias en los hogares…. Ese cuadro lo tenemos en esta historia.

 

III.  EL LLANTO DE UN HIJO LLEGA A LOS OÍDOS DIVINOS

 

  1. “Y oyó Dios la voz del muchacho…” v. 17.Dios se hace cargo siempre de nuestros errores. La llegada de Ismael no era lo que él  había planificado para Abraham, pues en todo caso fue el producto de una decisión apresurada de la anciana pareja. Hermanos, nunca ayudemos a Dios en sus planes tomando una decisión que no ha sido revelada por él. Pero nuestros errores no quitan la misericordia divina. Dios había decidido cumplir su plan con la llegada de Ismael. Así que al final Dios oirá el “llanto del desierto”. El llanto de Ismael tuvo que ser muy fuerte, audible y de gran lamento. No solo anhelaba el agua para satisfacer su sed, sino que anhelaba la voz y el abrazo de su padre. Él no tuvo la culpa de venir en esa condición. Él no era el responsable que se le estuviera privando de su primogenitura y su herencia. Así que es allí, en el desierto, y debajo de aquel árbol donde llora su pena, su tragedia y su futuro. Pero Dios oyó su oración.

 

  1. “Entonces Dios le abrió los ojos…” v. 19.¿Por qué Agar no había visto la fuente da agua antes? Bueno, cuando se llora demasiado los ojos se llenan de lágrimas y eso pone una visión borrosa. Las terribles pruebas de la vida oscurecen todos nuestros sentidos y no nos dejan ver las bendiciones de la provisión de Dios en esos momentos. Vea este cuadro. El hombre en su escasa provisión solo  ofrece un odre lleno de agua para el camino. Eso habla que el hombre en si es escaso. Nos revela que las provisiones humanas tienen el sello de lo perecedero, de lo temporal y transitorio. Pero vea ahora el otro escenario.  Dios es quien  provee de una fuente en el desierto. Allí, en ese lugar, donde más deseamos del “agua viva”, es cuando vemos la provisión divina. Dios le abrió los ojos a Agar porque estaba cegada por su dolor e impotencia.

 

  1. “Y Dios estaba con el muchacho; y creció…” v. 20.Dios le había prometido a Agar que haría de su hijo una gran nación. Así fue la promesa: “Levántate, alza al muchacho, y sostenlo con tu mano, porque yo haré de él una gran nación” v. 18. Note todo lo que Dios hace con aquellos que lloran su tragedia y lamentan su condición. No sólo él oye y provee, sino que se asegura en darle a nuestra vida una esperanza segura. Dios acompañó a Ismael por el resto de su vida. De él vendría la gran nación árabe hasta el día de hoy. Así que, si de Isaac vino el gran pueblo de Israel, de Ismael vendrían los “beduinos del desierto”. Ese pueblo, al igual que Israel, son hijos de Abraham, e históricamente han sido muy bendecidos. El llanto del desierto no se pierde en toda su anchura, pues Dios lo oye. He aquí la promesa. Nadie que forme parte del plan de Dios perecerá. Él nos acompañará por todo el gran desierto de nuestras vidas. Esa es su promesa.

 

CONCLUSION: Escuche otra vez el texto: “Y le faltó el agua del odre… Y ella se sentó… y alzó su voz y lloró” (vv.15, 16). Pero este  llanto de dolor encuentra una respuesta divina: “Y oyó Dios la voz del muchacho; y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo, y le dijo: ¿Qué tienes, Agar? No temas; porque Dios ha oído la voz del muchacho en donde está” v. 17. . ¿Hay alguno de ustedes en esta condición en esta tarde? ¿Le falta agua a tu  odre? ¿Tus esperanzas de salvación se secaron? ¿Te sientes solo en el desierto de este mundo? ¿Has alzado tu voz y has llorado por  tu situación sin esperanza? Si así vives, ¡entonces hay esperanza para ti! El “ángel de Dios”, que  es el mismo Cristo preencarnado, vino a Agar en su miseria, mientras lloraba. “Dios le abrió los ojos, y vio una fuente de agua; y fue y llenó el odre de agua…” (Gn. 21:19). ¡El muchacho bebió y Agar bebió, y se saciaron! Cristo sacia toda la sed del alma (Jn. 7:37). Amada madre, sigue adelante con tu hijo. No importa como vino al mundo, tú tienes la tarea de seguir con él. A lo mejor seguirás sola, criándole, sosteniéndole, pero sabes que cuantas con el Dios de toda provisión. Él conoce tu llanto del abandono, pero sobre todo, conoce el llanto de tu hijo. Dios no desampara la obra de su mano.

 

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Le invitamos a que escuche nuestro programa: La Palabra Expuesta, en la WUST 1120 AM, Todos los lunes a la 1:00 pm.

Julio Ruiz, es pastor de La Iglesia Bautista, Ambiente de Gracia, ubicada en 5424 Ox Rd. Fairfax Station, VA 22039 (pastorjulioruiz55@gmail.com)