El mayordomo derrochador

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EL EVANGELIO EN MARCHA

(LUCAS 16:1-13)

Por: Rev. Julio Ruiz

NECESITO SABER QUE HAY UN DUEÑO AL QUE RESPONDO

1. Un hombre muy rico v. 1. La primera verdad de esta parábola es que la presencia de un mayordomo sugiera la existencia de un amo. ¿Quién es este amo? ¡Dios! Y Dios nunca ha dejado de ser dueño de todo. Los hombres piensan que son dueños de lo que poseen, pero el verdadero dueño es Dios. ¿Qué dijo él respecto a las posesiones? En Hageo 2:8, él dice: “Mía es la plata y mío es el oro, ha dicho Jehová de los ejércitos”. Qué nos dice el salmo 24:1: “De Jehová es la tierra y su plenitud, el mundo y los que en el habitan”. Él es absolutamente dueño de todo. Él tiene los papeles de propiedad de lo creado y tú, con todo lo que tienes, le perteneces. Para los que piensan que lo que han logrado ha sido por sí mismo, es bueno que escuchen esto: “Acuérdate de Jehová tu Dios porque él te da el poder para hacer las riquezas” (Dt. 8:18). La razón por la que comenzamos a hacer las cosas como a nosotros nos parece es porque creemos que somos dueños. Usted y yo podemos tener muchas cosas bajo nuestro nombre, pero el verdadero dueño es Dios. La sabiduría para un buen manejo de nuestras finanzas parte del principio que Dios es dueño absoluto de todo lo que tenemos. Desnudo vinimos a este mundo y desnudo volveremos (Job 1:21).

2. Un dueño que vigila sus bienes v. 1b. Esta parábola nos revela la manera cómo el dueño de sus bienes le interesa saber lo que pasa con lo que ha encomendado. La primera lectura que uno de la a un pasaje como este que, sin bien es cierto que a veces pensamos que Dios no mira lo que hacemos con lo que nos ha dado, nos equivocamos. Dios le dio una gran importancia de cuidar su creación al poner a Adán en el huerto para que lo labrase y lo cuidara. Lo puso como señor para que llenara la tierra y se multiplicara, pero sobre todo para que fuera administrador de ella. Así que cuando Adán pecó, Dios se acercó como dueño de todo lo que había hecho y le hizo esta pregunta: “¿Dónde estás tú?”.  Adán nunca había oído una pregunta así porque él siempre estaba en su presencia. Su desobediencia lo convirtió en un mal mayordomo. Así tenemos que Adán fue el primer hombre que disipó los bienes de Dios donde Dios lo puso.  Dios es el dueño de todo y tiene el más grande interés en que sus bienes sean bien administrados. Este es el corazón de la mayordomía. Esto es lo que Jesús quiere que entendamos al dejarnos esta parábola.

AQUÍ TENEMOS A UN MAYORDOMO PESADO EN BALANZA

1. Un mayordomo infiel v. 1b.  Un mayordomo es un administrador de los bienes ajenos. ¿Y cuáles son esos bienes de los que somos mayordomos? Usted es mayordomo de su tiempo, de su trabajo, de su cuerpo, de su familia, etc. Todos administramos algo no importa lo que sea. Cada uno es responsable de administrar lo que ha recibido, por lo menos esa es la verdad del v. 10: “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto”. No podemos esperar que Dios aumente lo que tenemos sino hemos sido fieles en administrar lo poco que se nos ha asignado. La razón por las que muchos tienen serios problemas económicos es porque no han seguido las instrucciones de Dios. Claro está que no estamos diciendo que todos los que tienen problemas con sus deudas ahora es porque han sido malos administradores. Hay sus excepciones. Nuestra sociedad está llena de mayordomos injustos porque la codicia reina más en los corazones que la sabiduría. Cuando creemos que somos nosotros los dueños y no los mayordomos nos metemos en problemas como este “mayordomo derrochador”. Cosa seria es ser pesado en balanza y ser hallado falto.

2. La perspectiva correcta v. 10. Hay que ser fiel en lo poco. Cuando cumplimos con nuestros pequeños compromisos, entonces sí entramos en la dimensión de Filipenses 4:19. Si en lo poco he sido fiel, entonces debo saber que la despensa divina nunca se agota y por lo tanto está llena para bendecirnos. A Dios no le toma por sorpresa si la economía del país cambia para dejar de bendecirnos. Para él no hay tal cosa como un lunes, jueves o viernes negro por la caída de los mercados bursátiles. De modo que Dios sí suplirá “todo lo os haga falta según sus riquezas en gloria”. Pero para ello debemos tomar las acciones debidas, usando la palabra de Dios que está llena de preceptos adecuados para el buen uso de las finanzas. Así que debemos administrar bien las finanzas para lo que nos haga falta, pero no para lo que no necesitamos. De la sagacidad de este mayordomo aprendemos que frente a las crisis debemos reajustar la economía. No se puede seguir con un mismo derroche cuando hay situaciones insostenibles. Lo que más nos conviene ahora es saber usar nuestra sabiduría y prudencia, apoyados en las promesas divinas.  

DEBO HACER CAMBIOS PARA MEJOR LA MAYORDOMÍA

1. “¿Cuánto debes a mi amo?” vv. 5, 6. El mayordomo de la parábola fue tratado como un hombre infiel porque no le había dado mucha importancia a lo que le fue encomendado administrar. Note que ni siquiera sabía cuánto le debían los deudores a su amo, por eso la pregunta, “¿cuánto debes a mi amo?”. De esto se desprende que una de mis mayores responsabilidades en la mayordomía es asegurarme que nada ni nadie le deba al Señor. Observe cuánta era la deuda de todos los acreedores. Al parecer estos hombres eran ricos al observar las cantidades no canceladas. Pero más rico era el dueño de quien este hombre es su mayordomo. La rapidez con la que este hombre le dio un giro al reproche recibido nos indica la importancia de nuestra responsabilidad de lo que somos mayordomos. Rebajar la deuda a los deudores puso feliz al dueño, a los que debían y el mayordomo derrochador salvó su pellejo. Lo que este hombre hizo no es lo recomendable que debe hacer cada creyente, pero al final será mejor para que no se nos quite la mayordomía. El llamado de esta parábola es que no lleguemos a este extremo por ser mayordomos infieles.

2. No podemos servir a dos señores v. 13. Al lector le parece muy extraña esta parábola. De hecho, está considerada como una de las más difíciles de entender, pero necesitamos tener el cuadro completo de lo que Jesús nos está mostrando. Y es por eso por lo que llegamos al versículo 13 que es como el corazón de lo que el Señor nos ha querido decir. No es que Jesús esté en contra del dinero, sino de la acumulación y la manera cómo él puede gobernar la vida, quitándole el lugar a Dios. Su énfasis ha sido que determinemos quién ha de ser el señor de nuestras vidas. Jesús puso el ejemplo de administrar los bienes temporales frente a los bienes eternos. Su juicio es que, si no somos capaces de administrar lo que Dios nos ha dado para nuestro propio bien y felicidad en esta vida, cómo nos dará el verdadero bien, que corresponden a los asuntos eternos.   De acuerdo con este versículo, Jesús nos presenta la necesidad de ser auténticos mayordomos de su reino. Su visión acerca del dinero es que debe estar al servicio del discípulo, para su bienestar y vida terrena; y no el discípulo al servicio del dinero. En esto debo aprender la astucia del mayordomo infiel.

CONCLUSIÓN. La aplicación que Jesús hace de la parábola es que si llegamos a ser fiel en lo poco (v. 10), siendo buenos administradores de lo que hemos recibido, entonces el Señor nos dará cosas mayores donde seremos más fieles. Que así como en las riquezas injustas, los hombres hacen sus amigos, nosotros los hijos de Dios, los que tenemos mejores razones, usemos las riquezas para traer gloria al nombre del Señor. Que lo primero que hagamos con los bienes recibidos es reconocer a quien pertenece todo lo que tenemos y ser fiel primero con él. La razón por la que muchas veces no somos bendecidos por el Señor es por nuestra infidelidad en la administración de lo que Dios nos ha dado, sean bienes, tiempo, el cuerpo, la vida… La perspectiva correcta de nuestras finanzas considera que Dios se acercará para pedirme cuenta de mi mayordomía. Jesús reconoció que mi fidelidad en el manejo de la mayordomía del dinero tiene mucho que ver con mi calidad de vida espiritual.  Que no se nos acuse de haber disipado sus bienes. Que sea hallado fiel.

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Le invitamos a que escuche nuestro programa: La Palabra Expuesta, en la WUST 1120 AM, Todos los lunes a la 1:00 pm.

Julio Ruiz, es pastor de La Iglesia Bautista, Ambiente de Gracia, ubicada en 5424 Ox Rd. Fairfax Station, VA 22039 (pastorjulioruiz55@gmail.com)