¡Por favor: regálenme una oración!

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EL EVANGELIO EN MARCHA- PERLAS DEL ALMA

Por: Francisco Aular (faular @hotmail.com)

Mis amados hermanos, les pido encarecidamente en el nombre de nuestro Señor Jesucristo que se unan a mi lucha orando a Dios por mí. Háganlo por el amor que me tienen, ese amor que el Espíritu Santo les ha dado. Romanos 15:30 (NTV)

  He tenido a lo largo de mi vida la bendición de hermanos que me han regalado diariamente, al menos, una oración. Creo que mi tía Blasita Aular  de Sánchez fue la primera intercesora por mí; yo tenía 15 años en 1960 cuando en unas vacaciones la visité en mi pueblo Albarico, estado Yaracuy, Venezuela. Y ella me dijo que me tenía en oración todos los días para que yo me convirtiera al Evangelio del Reino, y con su hermosa voz me cantó el himno “La tierna voz del Salvador.” ¡No puedo cantar ese himno sin que los ojos se mojen por gratitud!… Tres años después yo vine a Cristo. Mi tía me había regalado sus oraciones, y DIOS la había oído.

  Y que diremos del bien recordado hermano Jesús Bolívar, discípulo y compañero de viaje en aquellos tiempos; y quien integró como misionero voluntario el primer equipo del Departamento de Evangelización de la Convención Nacional Bautista de Venezuela, además era un hombre de oración. DIOS había hallado en el hermano Bolívar un corazón que oraba, y él había hallado al DIOS que le respondía sus oraciones.

  Un día de julio de 1979 estábamos preparándonos para viajar a Cali, Colombia porque allí celebraríamos la Primera Marcha Evangelizadora fuera de Venezuela, y era importante que todos los del equipo fuésemos. Nos reunimos para orar en casa del hermano Rafael Díaz y el hermano Bolívar pidió su turno para hablar y nos dijo: “Hermanos, yo no viajaré con ustedes a Cali, porque me pondré de rodillas en oración para sostenerlos en ese viaje.” Así fue.

  Todavía soy sorprendido cuando algún obrero del Reino, colombiano, me dice que DIOS lo tocó por nuestro viaje. Yo sabía que el hermano Bolívar de rodillas en intercesión por nosotros, estaba allí. En aquellos años mientras viajé  incesantemente por los países bolivarianos, cada vez que una persona venía a CRISTO, cada pastor e iglesia fortalecidos, yo sabía que había un hombre orando por mí y por mi ministerio, ¡porque Jesús Bolívar oraba y DIOS le respondía! Aquel hombre piadoso me regaló sus oraciones hasta que murió en 1994.

  ¡Actualmente, sé que soy el fruto de las oraciones de muchos amados, “por el amor que me tienen, ese amor que el Espíritu Santo les ha dado” por mi persona y el Ministerio que el SEÑOR ha puesto delante de nosotros. DIOS sabe quiénes son, los que combaten conmigo a favor de los que no conocen el Evangelio y la vida Zoé! Como Pablo, les ruego: “Dedíquense a la oración con una mente alerta y un corazón agradecido.

  Oren también por nosotros, para que Dios nos dé muchas oportunidades para hablar de su misterioso plan acerca de Cristo. Por eso estoy aquí en cadenas. Oren para que pueda proclamar ese mensaje con la claridad que debo hacerlo.” (Colosenses 4:2-4, NTV).

  Quizás después de JESUCRISTO, no haya existido para el Reino de DIOS, otro hombre más grande que el apóstol Pablo de Tarso. Sin embargo, ante al desafío de viajar a España y otros lugares de Europa para llevar el Evangelio, él escribe desde Corinto a las iglesias de Roma y de otros lugares en donde tenía muchos discípulos, y este gigante del Cristianismo, sólo hace una petición a sus hermanos, discípulos y amigos: “¡Por favor, regálenme una oración!” ¡Nunca seremos tan grandes en este mundo que no necesitemos la oración de otros a nuestro favor!

Oración: ETERNO DIOS, en esta hora mi alma y mi espíritu respiran por la esperanza que deposito en ti tanto para mi salvación eterna como mi triunfo en esta vida presente. Ayúdame a regalar mis oraciones a otros, y a recibir con gratitud las que me regalan. En el nombre de JESÚS. Amén.

PERLA DE  HOY: Lo mejor que podemos hacer por otros es regalarles nuestras oraciones.