La superioridad de Jesucristo

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Continuación

Por: Rev. Ricardo Carrillo

TEXTO BIBLICO: HEBREOS 10:26-31

LA LEY DE MOISES

  “El que viola la ley de Moisés por el testimonio de dos o tres testigos, muere irremisiblemente” Hebreos 10:28

  En la ley de Moisés  había varios pecados descritos y en la ley también se presentaban sus consecuencias, algunos pecados que se cometían, se podían cubrir con un sacrificio, se presentaba una ofrenda y listo.

  Pero otros pecados merecían pagar con pena de muerte irremisible, de todos los castigos que requerían de pena de muerte irremisible, sólo se presenta un pecado específico que cumple con estas características del verso 28. Número 1. Es una violación  la ley; 2. Se requiere de dos o tres testigos; 3. Tiene como consecuencia una pena de muerte irremisible.

  El único pecado que tiene esta consecuencia, que el autor describe, está en Deuteronomio 17:2-6. Existían otros pecados que tenían pena de muerte, pero no se pedían los dos o tres testigos. “Cuando se hallaren en medio de ti, en algunas de tus ciudades que Jehová tu Dios te da, hombre o mujer que hayan hecho mal ante los ojos de Jehová, traspasando su pacto, violando el pacto, pecando deliberadamente, que hubiere ido y servido a dioses ajenos, se hubiera inclinado a ellos, ya sea al sol o la luna, o al ejercito del cielo lo cual yo he prohibido y te fuera dado aviso y después que oyeres, hubieres indagado bien y la cosa pareciera en verdad cierta, tal abominación ha sido hecha en Israel, entonces, sacarás a tus puertas al hombre o a la mujer que hubiere hecho esto y los apedrearás y así morirán, por dicho de dos o tres testigos, morirá el hombre que debiera de morir y no morirá por el dicho de un solo testigo”.

  Hebreos 10:28 es un verso que tiene como referencia este pecado y es un pecado de idolatría; el dejar al Dios verdadero, para adorar a cualquier otro dios, es aquí donde el autor hace una comparación en el verso 29, si el que caía en idolatría con dos o tres testigos, moría irremisiblemente y en verso 29, lanza una pregunta:

  ¿Cuánto mayor castigo piensas que merecerá el que pisoteara al Hijo del Dios y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado? E hiciere afrenta al Espíritu de gracia.

  Si el que cometía idolatría en el antiguo pacto moría irremisiblemente, ¿qué crees que le espera a la persona que hace estas tres cosas?

  Pisotear al Hijo de Dios, tener por inmunda la sangre del pacto, hacer afrenta al Espíritu de gracia. Son tres cosas y vamos a explicar cada una de ellas, es el pecado voluntario que algunos pueden cometer y que tiene como consecuencia una terrible expectación de juicio y hervor de fuego.

PISOTEAR AL HIJO DE DIOS

 No dice cuánto castigo crees que tendrá aquel que desobedece al Hijo de Dios, no dice desobedece, porque todos vamos a desobedecer en algún momento, dice: pisotea y esta palabra tiene una connotación muy fuerte, en el mundo oriental antiguo, era la expresión del máximo desprecio que podía haber, simplemente un paso antes de pisar a una persona, había un gesto que mostraba menosprecio, cuando levantaba el pie en dirección hacia la persona que menospreciaba.

TENER POR INMUNDA LA SANGRE DEL PACTO

  Esta palabra inmunda se traduce como algo común, como algo simple, es decir la sangre de Jesús, puede ser vista como cualquier sangre, es decir la sangre de un cordero, como la sangre de los ladrones que fueron crucificados con Jesús, como la sangre de Jesús no tiene mayor diferencia.

  Es decir, el no considerar el valor de la sangre de preciosa de Jesús y por lo contrario la tiene como inmunda. Una persona que cree que la persona que murió en esa cruz era simplemente un hombre, como cualquier héroe de guerra, es una persona que tiene por inmunda la sangre de Jesús, que es la sangre del pacto.

  Hermanos, la sangre que se vertió en el Gólgota, fue la misma sangre de Dios, ofreciéndose como la única alternativa para la salvación de la humanidad y esto hace que esta sangre sea superior a cualquier otra.

HACER AFRENTA AL ESPIRITU DE GRACIA

  Alguien que rechaza la obra del Espíritu de Dios en su vida, ¿cuál es la obra del Espíritu de Dios en tu vida? Esto es muy parecido a lo que dice en Marcos 3, cuando habló acerca de la blasfemia del Espíritu Santo; algunas personas piensan que la blasfemia del espíritu Santo es: pensar con una mala palabra acerca del Espíritu Santo o hablar mal acerca del Espíritu Santo.

  Si una persona viene y te dice: pastor creo que cometí una blasfemia del Espíritu Santo, esto no puede ser, Dios no me va a perdonar; esta persona no ha cometido blasfemia contra del Espíritu Santo, porque la blasfemia del Espíritu Santo, tiene que ver con decirle a Dios o al Espíritu de Dios, no me interesa lo que estás testificando a mi corazón acerca de Jesús.

¿CUÁL ES EL TRABAJO DEL ESPÍRITU SANTO?

  Convencer a los hombres de pecado, de justicia y de juicio. Juan 15:26 dice que cuando el Consolador, el Espíritu de Verdad, sea enviado por el Padre, al final del verso 26 dice: que él dará testimonio de Jesús.

  Pero si tú le dices, no me interesa lo que tengas que decir sobre Jesús; entonces Jesús era uno más, yo no soy un pecador; a mí no me importa el juicio, yo no necesito la justicia que Dios ofrece.

  Esta es una persona que está afrentando al Espíritu de Gracia, blasfemando contra el Espíritu Santo y tal pecado no tiene realmente perdón. Si tu rechazas a Jesús y su obra, que es el único que te puede salvar de tus pecados, estás pecando de algo, que no puede ser perdonado.

  El pecado voluntario que habla Hebreos 10, que tiene terrible consecuencia, tiene que ver con  pisotear al hijo de Dios, rechazar lo que Dios dice, que no te importe nada de él.

  Lo resistes, lo afrentas, blasfemas diciéndole, no te necesito, no necesito la salvación que ofreces; si tú piensas mal del Espíritu Santo, piensas mal de Jesucristo, tienes un tremendo problema en tu corazón.

  Dios puede darte un nuevo corazón, Dios puede cambiar tu corazón, tú mente, tu vida. Él puede hacer nuevas todas las cosas, pero es necesario entender estas cosas en el contexto.

  Hermano, este pecado voluntario tiene terribles consecuencias, una persona que voluntariamente niega a Jesús, tiene terribles consecuencias, sabes por qué: Porque conocemos el carácter de aquel que rechaza, el carácter de aquel que está siendo rechazado.

  “Conocemos al que dijo: mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor y otra vez, el Señor juzgará a su pueblo.

¿DIOS ES JUSTO?

  Claro que es justo, ¿Dios va a traer justicia?, claro que va traer justicia ¿El Dios al que se rechaza es un Dios justo? Muchos rechazan a Dios deliberadamente y entonces lo único que puedes esperar es que el justo juicio de Dios caiga sobre tu vida.

  A Todos los que hemos confiado en Cristo, Dios nos permite entrar en su presencia, porque es un Dios bueno y un día nos dirá, a nosotros y a los que pisotearon su nombre, no hay problema, vamos a cerrar el infierno y todos entraremos al cielo, no mi hermano, no te equivoques, si tú estás viviendo en forma desordenada, a pesar que has hecho una decisión, si tú no quieres cambiar tu forma de pensar, por la que la palabra te ofrece.

  Si tú quieres rechazar a Jesús y regresar a las creencias de demonios, que antes creías o a cualquier otro sistema de creencias, estás pecando deliberadamente y tienes una terrible expectación de juicio.

  Pero la gran oferta de Dios es la salvación, por creer en Jesús como tu salvador personal, Cristo recibió el juicio que tú y yo merecíamos y aquellos que rechacen ese sacrificio, aquellos que rechacen esa justicia que Cristo te ofrece, entonces ellos tendrán que pagar y nunca les alcanzará para terminar de pagar.

  Es peor que tener una deuda por 100 años, no te va alcanzar la vida para pagarla, hermanos el castigo del fuego es eterno, no es un castigo de un mes y termina, no, jamás saldrás de ese tormento.

  Hermano ofendiste a un Dios eterno y por eso tendrás un castigo eterno y seguirás pagando por toda la eternidad o puedes confiar en Jesús, que pagó con su sangre, todos tus pecados, tú puedes elegir, Dios te da libertad para tu decisión y decir: Creo en Jesús, me entrego a Jesús, no lo quiero pisotear, no quiero tener su sangre por inmunda, no quiero resistir más al Espíritu Santo, que me convence de pecado, de justicia y de juicio y me rindo a Él.

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