EL EVANGELIO EN MARCHA
(GÉNESIS 13:7-11; 19: 30-38)
Por: Rev. Julio Ruiz
INTRODUCCIÓN: Siempre hablamos de los pecados de los impíos y pecadores, pero casi nunca hablamos de los pecados que cometen los santos. Con facilidad hablamos de los anteriores, y en algunos casos hasta nos alarmamos, pero pasamos por alto los pecados que cometen los hijos de Dios. Me acordé de la parábola del “hijo pródigo” cuando el hijo mayor se apresuró a juzgar los pecados que cometió el hijo menor, incluyendo según él, sus vivencias con prostitutas. Sin embargo, cuando revisamos las actitudes del hermano mayor nos damos cuenta de que aquel “cristiano” estaba viendo la paja que había en el ojo de su hermano, pero no había visto la viga que tenía en el suyo propio. Los pecados de los santos podían llegar a ser hasta más repugnantes ante los ojos de Dios, porque él ya pagó por ellos, y el hecho de cometerlos otra vez se cumple el proverbio que nos dice: “Como perro que vuelve a su vómito” (Pr. 26:11). El presente ejemplo nos va a revelar que no es suficiente ser un creyente, y hasta justo como Lot, si nuestras actitudes nos hacen ser una vergüenza para la gracia. El asunto es que los cristianos podemos caer en pecados que son tan malos como los cometidos por los no creyentes. Aunque Lot como creyente fracasó miserablemente con Dios, le falló a su tío y finalmente falló como padre. ¿Qué pasó con el justo Lot? ¿Por qué este hombre pasó a la historia como un ejemplo de lo que no debe hacer un cristiano? ¿Por qué nos encontramos que la Biblia le da un sitial de honor a su tío Abraham, pero Lot pasa desapercibido? El asunto fue que Lot permitió que pequeños pecados en su vida no fueran controlados. No eran pecados importantes e impactantes, solo pecados “pequeños”, pero estaban erosionando constantemente su carácter moral, hasta que terminó en esta condición. El pecado tiene la tarea de opacar nuestro testimonio. Consideremos a Lot para traer este tema de los Pecados de los Santos. Qué hace el pecado en la vida de un creyente cuando no es atacado a tiempo.
EL PECADO DE ABANDONAR LA COMUNIÓN CERCANA
1. Abraham es el hombre de la comunión con Dios (Gn. 13:4). Si algo supo Lot fue que su tío era un hombre de una profunda comunión con Dios. Se conoce por la historia que Abraham levantó hasta cuatro altares de adoración a Dios. Algunos llaman el primero como el altar de la esperanza v. 4. A otro lo llaman el altar de la limpieza y la separación (Gn. 12:8). Al tercero lo llaman el altar del agradecimiento (Gn. 13:14). Y el otro el altar de la entrega total cuando ofreció a su hijo Isaac (Gn. 22:9). ¿Aparece Lot en la Biblia construyendo algún altar para Dios? Bueno el asunto es que si Lot vivía con su tío él tuvo que ser testigo de esa vida de alta comunión que poseía Abraham. Mientras Lot estuvo bajo su cobertura, él también disfrutó de una comunión con Dios cercana. Pero el acto de separarse de él constituía un real abandono de la comunión con Dios. Lot tuvo que saber que su tío fue llamado “amigo de Dios” por la comunión que este tenía con él. No tenemos que ahondar mucho en esto para decir que uno de los pecados más comunes de los santos es el que tiene que ver con el abandono de la comunión con el Señor. ¿Siento que he abandonado mi comunión con él?
2. Algunas veces la comunión se rompe por las contiendas (13:7). Ya Abram era muy rico, pero acá se nos dice que su sobrino también lo era. Y como suele pasar las riquezas traen también los conflictos, propio de los espacios. Lot estaba a punto de dar un salto un tanto peligroso para su vida. Se iba a separar de la comunión de su tío porque ya no cabían los dos en la tierra. El resultado final fue las peleas que tuvieron sus pastores. Esto planteaba una inminente ruptura entre estos dos hombres. Por lo que veremos más adelante, esta separación le constaría mucho a la vida espiritual de Lot. Los conflictos externos e internos alejan de nuestra vida la paz, y una vez que esto se da, también se rompe la comunión. El propósito de la comunión de Dios en nuestras vidas es mantenernos en armonía con él primero y luego con los demás. Nada enfría más la vida espiritual que el saber que no andamos en comunión con el Espíritu. Hay creyentes que se enojan con gran facilidad. Que tienen pleitos entre ellos con sus esposas o esposos, con sus hijos o sus jefes. Este es un pecado que cometen a menudo los santos. A veces llegamos a culto peleados. No puede haber comunión en una pelea.
EL PECADO DE ESCOGER SEGÚN LA VISIÓN HUMANA
1. Lleva al pecado de la codicia (13:10). Hemos dicho que Lot fue dejando que pequeños pecados erosionaran su carácter hasta dar lugar a pecados escandalosos. Ahora estamos en presencia del primer pecado que se conoció en la humanidad. Y mientras hemos pensado que ese pecado solo está en el corazón de un no creyente, ahora vemos que el justo Lot lo tuvo en una etapa de su vida. Observe el texto. Mire cómo el escogió según la vista. No era una tierra desértica o inhóspita; más bien era una tierra para riego, comparada con el huerto del Señor, como las buenas tierras de Egipto. Los ojos de la codicia de Lot se abrieron ante la posibilidad fructífera de aquellas tierras. ¿Puede un creyente tener un corazón lleno de codicia? ¿Puede un hombre que se dice que ama a Dios dejar que su corazón cobije este feo pecado? Pues esto es una realidad. Hay creyentes que codician “la buena tierra de su vecino”, el carro de su vecino, la casa del vecino, los bienes de su vecino y hasta la mujer de su vecino. En una oración sincera y quebranta debemos examinarnos y ver que tan codicioso es mi corazón. Jeremías 17:9-10 nos da la razón para hacer ese examen.
2. Lleva al pecado del egoísmo (13:11). En el justo Lot se descubrió otro feo pecado conocido como el egoísmo, muy común también entre los santos. Alguien ha dicho que la pasión y el egoísmo hacen maleducados a los hombres, tanto así que llegan a ser irreconocibles. Lot vio las llanuras con s ojos humanos y no dudó que allí florecería, que allí llegaría a cumplir sus grandes sueños. No sabemos si Lot también tenía el pecado de la envidia, y al ver como su tío Abram había progresado, ahora siente que él podrá ser tan rico como su tío al escoger esa tierra que a todas luces se veía muy próspera. El texto simplemente dice que Lot escogió para sí toda la llanura del Jordán. Se dice que todo pecado lleva la estampa del egoísmo porque es ceder a algo que sientes que te sirve en ese momento. Lot pensó para sí y escogió de esa manera sin importarle las consecuencias que vendrían por escoger según la visión humana y no según la voluntad de Dios. Algunos santos de Dios escogen para sí ciertas cosas donde nadie puede entrar. El santo egoísta jamás aplica el texto que dice: “Mas bienaventurado es dar que recibir”. No se espera mucho de un “santo egoísta”.
EL PECADO DE ACERCARSE MÁS A LO PROHIBIDO
1. Poner las tiendas hasta Sodoma (13:12). Un asunto que pronto descubrimos en esta historia es que al principio Lot vio las bondades de las tierras, pero no vio la cercanía a uno de los peligros más grandes que arruinarían su vida, pues al dejar sus tiendas en esa llanura, las puso cerca de la ciudad más pecadora de la que se tenga memoria. Cuán distinto fue su tío que fue poniendo su tienda en los lugares que le agradaban a Dios. Sodoma era sinónimo de todo tipo de inmundicia, de sensualidad, de todo lo que el ser humano podría imaginarse en cuando a la perversión sexual. Poner la tienda cerca de ese lugar no solo era hacerle el trabajo más rápido a la tentación, sino que pronto estaría siendo parte de ella. Amados hermanos, hay en esto algo muy importante que debe decirse. No son pocos los creyentes que han puesto “sus tiendas cerca de Sodoma”.
3. Llegar a tener un espíritu contaminado (19:8). Cuando un santo de Dios vive en un ambiente de pecado, su espíritu se contamina con lo que ve y con lo que oye. Tuve la oportunidad de visitar en el año 88 la ciudad de Ámsterdam, Holanda. Una de las más bellas ciudades del mundo. Pero cuando uno camina por sus calles lamentablemente tiene que ver cosas no agradables a los ojos. Es normal ver mujeres desnudas en las vitrinas, museos que exhiben sin ningún pudor todo lo que tiene que ver con las perversidades sexuales. Es muy normal ver la homosexualidad y el lesbianismo como parte de aquella sociedad permisiva. La droga y la marihuana, por ser algo legal, se consume sin ningún pudor. El creyente que visita ese lugar pronto se da cuenta que esa ciudad es una moderna Sodoma. El justo Lot no escapó a ese espíritu al juzgar por lo que pasó al final con su vida destruida. Dios nos libre del “espíritu de Sodoma”.
CONCLUSIÓN: Apreciados hermanos, se que el presente sermón no es muy popular, sobre todo cuando nuestra gente espera que su pastor le traiga una palabra de aliento para seguir adelante en su difícil vida cristiana. Sin embargo, estaríamos trayendo un mensaje incompleto si solo predicamos temas para agradar al oído, pero que no quebranten el corazón. Hablar del santo Lot y sus acciones es traerlo como una solemne advertencia para que miremos nuestra condición espiritual. El asunto es que pudiéramos ser muy rápidos en juzgar los pecados en otros, pero no darnos cuenta de los que cometemos. El apóstol Pedro reconoce que Lot era un hombre justo (2 Pe. 2:7-8), pero su historia nos revela las consecuencias de no solo poner las tiendas cerca de Sodoma, sino hasta llegar a ser uno de sus habitantes. Al final pasaron cosas insólitas. Como sus hijas ya tenían aquel “espíritu de Sodoma”, optaron por hacer lo inimaginable para la mente cristiana donde ve a un santo envuelto en una degradación. De acuerdo con el capítulo 19:30-38), las hijas emborracharon a su padre acostándose ambas con él y llegando a tener dos hijos que luego fueron los moabitas y los amonitas. ¿Cómo paso eso? No lo sabemos, pero lo que si es un hecho es que el pecado cuando no se corrige temprano enferma el alma, contrista el espíritu y ofende el cuerpo que es el templo del Espíritu. Lot fue un santo que le falló a Dios y la familia, mientras que Abraham fue un santo que agradó a Dios y modelo para el creyente de hoy. No imitemos el ejemplo de Lot.
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Julio Ruiz, es pastor de La Iglesia Bautista, Ambiente de Gracia, ubicada en 5424 Ox Rd. Fairfax Station, VA 22039 (pastorjulioruiz55@gmail.com)