Por: Raúl Hernández Bonilla
La iglesia de hoy debe estar receptiva frente a los acontecimientos mundiales de hoy en día, sin adoptar posiciones apocalípticas radicales, ya que como les dijo Jesús a sus discípulos al momento de su ascensión “No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad” (Hechos 1: 7).
Es un hecho que, a estas alturas de la vida como creyentes en nuestro Señor Jesucristo, debemos estar consciente que en lo que respecta al Reino de Dios la Biblia es la mejor intérprete de sí misma. El razonamiento humano ante la grandiosidad de la creación de Dios, es limitadísimo, y, nos toca, en nuestra calidad de ser Hijos de Dios (Juan 1:12), de aplicar en nuestras vidas, las prácticas enseñadas por Jesús, cuando visitó la Tierra y, nos mostró el camino a la salvación eterna (Juan 3:16,17).
Israel antiguo tiene su historia, la humanidad tiene la suya y, cada Hijo de Dios, ha marchado en su propio caminar. Estos acontecimientos han sido fuentes de transmisión del mensaje para la esposa de Cristo: El plan de Dios triunfa a pesar las vicisitudes humanas. Es un mensaje para cada templo, familia y, para la iglesia contemporánea.
Hoy más que nunca el sufrimiento humano, los tambores de guerra, y los fracasos mostrados en todos los distintos niveles humanos, no detiene bajo ninguna circunstancia, el avance de los Hijos de Dios en la promesa de salvación para todo aquél que se arrepienta de sus pecados y acepte a nuestro Señor Jesús, como su único y suficiente Salvador. Dios tomará posesión de su heredad sin que nada ni nadie pueda oponérsele.
Hoy, al igual que en los tiempos de Josué, vemos el poder de Dios imponerse en orden, en el corazón de los hombres, y, en el avance de la Iglesia en medio de las tinieblas y de las confrontaciones. “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas (Josué 1:9). Asimilemos la promesa de nuestro Creador, trabajando en lo humano desde el plano del espíritu de Dios; aceptando la promesa del Eterno, asumiendo nuestro esfuerzo e impulsando nuestra valentía en cada uno de los actos en que nos toca desenvolvernos en la sociedad actual.
Los libertadores del libro de Jueces, nos muestra hoy en día, el gran compromiso de los líderes de la iglesia de hoy, como líderes de estos tiempos, de salvar almas a través de presentar al mundo los beneficios de las buenas nuevas de conocer a Cristo como su Gran Salvador, a pesar de la indignidad de muchos que en su interioridad libran una batalla mortal por salvar su propia alma ante las constantes iniquidades cometidas.
Es de hecho un reflejo actual de Sansón de los tiempos del Antiguo Testamento. Dentro del plan de Dios, está librar a sus Hijos en momentos de crisis. Hoy por hoy, el propósito de Dios es ayudarle al ser humano a luchar contra la ignorancia espiritual, las desviaciones y vicios inmorales y el caos de crisis mundial, social e individual en que se vive “ordinariamente”.
“Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. Esfuérzate y sé valiente;” (Josué1:5, 6).