La influencia del amor

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1 CORINTIOS 13:4-6

Por: Rev. Julio Ruiz

  En el mensaje anterior Pablo nos habló acerca de la “Supremacía del Amor”, destacando que, aunque tenga los más espectaculares dones, si no tengo amor nada nada soy. Y este orden que Pablo presenta tiene sentido porque nada puede estar por encima del amor ni nada es más importante en esta vida como el amor. Ahora Pablo prosigue a describir lo que es el amor, no a lo que es él en su esencia, pues no podemos definir el amor en un solo concepto, solo podemos entenderlo a través del amor de Dios manifestado en Cristo.

  De manera, pues, que este texto tiene su aplicación en la persona de Jesús, por cuanto todo lo que a continuación se va a describir Jesús lo cumplió en su totalidad. Hagamos este ejercicio, póngale el nombre Jesús a la palabra “amor” y vea como suena. ¿No es cierto que Jesús es todo eso?  Por supuesto que Jesús es “sufrido, benigno, no tiene envidia, no es jactancioso, no se envanece, no hace nada indebido, no busca lo suyo propio, no se irrita, no guarda rencor y no se goza en la injusticia…”. Él es, absolutamente todo esto.

  Ahora le voy a llevar a una consideración más personal. En la palabra “amor” ponga su nombre y léalo ahora detenidamente en silencio. ¿Cómo lo escuchó? 1 Corintios 13 es la más inigualable referencia para medir la clase de amor que hay en mi corazón. Nada hay que sea mayor que esta virtud. Observe lo siguiente.

  El texto más grande de la Biblia es Juan 3:16. Amor es la primera virtud que aparece en la lista del fruto del Espíritu, lo demás pareciera depender de esto.  Cuando buscamos una palabra que defina a Dios, Juan nos dijo que “Dios es amor”. Y en todo este pasaje, Pablo nos va a decir que “el mayor de ellos es el amor”. Hay en los presentes versículos dos poderosas razones para ver lo que será la influencia del amor en nosotros. Consideremos hoy su trabajo en nuestro carácter y en la manera de tratar a otros.

EL AMOR INFLUYE EN LA FORMACIÓN DE UN BUEN CARÁCTER

  1.El amor es sufrido v. 4. Lo más parecido a esto sería el amor de una madre por su hijo y el real amor de una pareja. La palabra para sufrido nos viene del griego makrosumia y literalmente significa “lejos de enojarse”. Lo que más se acerca a esto sería la paciencia que debe tener respecto a sus semejantes. Makrozumía es el espíritu que soporta los insultos y las injurias sin amargura ni quejas.

  Colosenses 3:12-13 sigue siendo un texto que nos recuerda el carácter que debemos tener como hijos de Dios. Por un lado, nos dice cómo debe ser el vestido que debemos ponernos (santos y amados) y después la manera cómo debemos responder a los demás de acuerdo como el Señor nos ha tratado también. Nada hermosea más el carácter cristiano que la influencia del amor. Una de las frases del texto de colosenses nos dice: “soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor”. A menudo le pedimos a Dios que tenga paciencia con nuestro carácter, pero no la tenemos con otros.

  2. El amor es benigno v. 4b. Esta palabra se aplica a alguien que es bueno, que es buena gente. El ser benigno nos proviene de la palabra griega “jrestós”, que se traduce como amabilidad y misericordia. Esta palabra también aparece en las virtudes del fruto del Espíritu. El significado etimológico de la palabra se aplica a alguien que no causa daño. Más adelante Pablo hablará que el “amor no hace nada indebido”. El amor tiene la misión de convertir nuestra dureza en suavidad, nuestras malas respuestas en palabras sazonadas, nuestros ojos lujuriosos, en ojos de ternura, nuestra cara amargada en una cara de hermosura.

3. El amor no tiene envidia v. 4c.  La palabra envidia nos viene del griego “dseleo” y describe a una persona que llega a ser celosa a tal punto de codiciar lo que otros tienen. Los tales hacen esto más por una respuesta emocional, porque la persona percibe una especie de amenaza hacia algo que él o ella lo consideran propio. Quienes sufren de envidia hacen cosas impensables motivadas por un impulso del momento. Al pecado de la codicia le siguió el pecado de la envidia. Uno de esos ejemplos que revelaron un mal carácter lo tuvo Caín el hermano de Abel.

4. El amor no es jactancioso v. 4d. Esta palabra se conoce en el griego como “perpereúomai” y describe a una persona que busca cualquier ocasión para alabarse a si mismo. La jactancia lleva al individuo a la arrogancia, que es la otra palabra con la que se identifica a los que hacen de su persona su propio culto. Quien así actúa nunca le dará la gloria a Dios por todos sus logros, sino que se vanagloria en exaltar sus éxitos o los de su familia. Si alguna actitud no tiene el jactancioso es la humildad. En el libro de Daniel tenemos un ejemplo de un rey que no le dio la gloria a Dios por todos sus éxitos y al final terminó siendo muy humillado.

5. El amor no se envanece v. 4e. La palabra griega para envanecerse es “fusióo” que literalmente significa “estar inflado”. Lo más cercano a esto sería la persona que es “fanfarrona”. A diferencia del anterior pecado, la persona que se envanece es alguien que su actuación refleja orgullo y por lo general esta persona considera a los demás como inferiores a él mismo. La tarea del amor es quitar esta clase de pecado en nuestras vidas y hacernos actuar como lo hizo nuestro amado Cristo. Él mismo se definió como un hombre manso y humilde de corazón.

EL AMOR INFLUYE EN EL BIENESTAR DE LOS DEMÁS

1. El amor no hace nada indebido v. 5. Con este texto nos adentramos a ver lo que el amor no debe hacer en los demás. La palabra griega para esto sería “asjemonéo” y esto califica a una persona que es ruda o grosera. Lo contrario a esto es que el amor es dulce, lo cual significa que no es rudo ni tampoco es grosero. Ese se tipo de amor se refleja a través de las palabras dulces que no golpean, que no hieren y que no hacen sentir mal a los demás. Cómo necesitamos aprender el arte de hablar en amor y de decir la verdad en amor. Los esposos necesitamos trabajar mucho en esta área.

2. El amor no busca lo suyo v. 5b. Una de las características del verdadero amor es que no es egoísta porque su fin es satisfacer al otro, antes que así mismo. Su más alta distinción es poner a los demás primero antes que a sus propios intereses. Aquí podemos observar la nobleza del amor. No es una exageración decir que el pecado del egoísmo es el que más arruina las relaciones entre parejas y hermanos. El que escribe esta hermosa pieza acerca del verdadero amor fue un gran ejemplo de desprendimiento de si mismo por los demás.

3. El amor no se irrita v. 5c. La traducción de esta palabra es de alguien que no se enoja fácilmente. La palabra griega es “paraxúno” y describe a una persona que tiene la tendencia a la ira, que no aguanta “dos pedidas” para enojarse. El enojo es común en todo ser humano. Uno de los hombres que más se enojó en la Biblia fue Jonás. Se enojó cuando Dios lo llamó para ir a Nínive. Se enojó cuando estuvo en el barco. Se enojó cuando fue lanzado en el fondo del mar y cuando estuvo en el vientre del pez. Se enojó cuando estuvo en las calles predicando. Y, sobre todo, se enojó porque Dios se salió con las suyas porque no hizo lo que él quiso de destruir la ciudad.

 4. El amor no guarda rencor v. 5d. Curiosamente la palabra para “rencor” en el griego traduce la idea contabilizar algo en inventario. Si lo viéramos desde el punto de vista administrativo sería una referencia a la acción de guardar un registro de todos los agravios recibidos. Sería como tener una agenda de la vida donde usted fija el día de la ofensa que le hicieron y va allí con frecuencia para recordarse a si mismo lo que le hicieron.

5. El amor no se goza de la injusticia v. 5e. El amor como la virtud mayor cierra esta parte de lo que él no es y lo que no hace, reflejando la verdadera justicia, por lo que el amor ágape lo último que hará será gozarse en la injusticia. Quien se goza en la injusticia es el pecado mismo. Quien se goza de la injusticia es el hombre que no ama ni teme a Dios.

CONCLUSIÓN: Mis hermanos, el amor ágape influye poderosamente en mi carácter e influye de igual manera en la vida de otros. Después que Cristo resucitó enfrentó a Pedro con tres preguntas donde se hizo presente el amor ágape y también el amor phileo. En Juan 21:15-17 Jesús le preguntó a Pedro “¿me amas (ágapeas)?”. Eso planteaba una forma incondicional. La respuesta de Pedro fue “Señor, yo te amo (phileo)”. Es decir “yo te estimo de una manera fraternal”. Entonces “apacienta mis corderos”. Le volvió a preguntar “¿Pedro, tú me amas (ágape)?”. Pedro respondió: “Señor, yo te amo (phileo)”. Jesús le dijo: “Cuida de mis ovejas”. Jesús le volvió a preguntar: “¿Pedro, me amas? Pero ahora Jesús usa la palabra “phileo”.  Ante esta última pregunta Juan nos dice que a Pedro le dolió que por tercera vez Jesús le hubiera preguntado: “¿Me amas (phileas-estimas)?”. Al final Pedro dijo: “Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te (phileo-estimo)”. Otra vez Jesús le dijo: “Apacienta mis ovejas”. No es fácil amar a Jesús con la misma clase de amor (ágape) con la que él nos amó, pero esa es la meta. El Señor quería que Pedro le amara con el amor ágape para cambiar su carácter, pero a través de su amor (aunque el de él era phileo), amara las ovejas. Y su amor por el Señor ¿es phileo o es ágape?  ¿Cuál será nuestra respuesta hoy?

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Le invitamos a que escuche nuestro programa: La Palabra Expuesta, en la WUST 1120 AM, Todos los lunes a la 1:00 pm.

Julio Ruiz, es pastor de La Iglesia Bautista, Ambiente de Gracia, ubicada en 5424 Ox Rd. Fairfax Station, VA 22039 (pastorjulioruiz55@gmail.com)