La Superioridad de Jesucristo

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Por: Rev. Ricardo Carrillo

Texto bíblico, Hebreos: 12:1-11

INTRODUCCION

  Estamos en este capítulo 12 y debemos recordar el propósito de la carta y era esencialmente animar a los cristianos judíos, aquellos hebreos que tenían un trasfondo religioso judío, a no abandonar la fe.

  A no volver atrás al antiguo sistema de tradiciones de rituales inoperantes y confiar solamente en la obra perfecta de Jesucristo en la cruz del calvario. Jesús es suficiente, ¿Quién necesita algo más?

Jesús es todo lo que tú y yo necesitamos.

  El autor de Hebreos se encarga de escribirnos los capítulos anteriores, de cómo Jesús es superior a los ángeles, superior a los profetas, superior a Moisés, superior a Josué, superior a Aarón como gran sumo sacerdote.

  Jesús es mediador de un mejor pacto, haciendo a un lado el Antiguo Pacto, en base a sacrificios de animales, para cubrir por un poco de tiempo el pecado de los hombres. Jesús se presenta así mismo, como el cordero de Dios que quita el pecado del mundo, ya no hay más sacrificios que ofrecer por los pecados, porque Jesús se ofreció asimismo como el sacrificio perfecto, ofrecido una sola vez y para siempre, y ya no hay más sacrificio que ofrecer.

  En Jesús tenemos todo lo que necesitamos, en el capítulo 10, el autor empieza a hablar de cómo tú y yo respondemos a ¿quién es Jesús? a la superioridad de Jesús, a la gloria de Jesús, a su persona, a su obra.

  Si recordamos que las cartas de Pablo están divididas en dos secciones, la primera sección es muy doctrinal, que presenta ¿quién es Jesús?, ¿quién es Dios? Y lo que él ha hecho.

  En cambio, la segunda parte ya trae imperativos, instrucciones muy prácticas sobre cómo vivir a la luz de quien es Jesús.

  En este capítulo 12, trae una conclusión “Por tanto, nosotros también, así como esos hombres de fe del Antiguo Testamento, caminaron son sus ojos puestos en Jesús, creyéndole todo al Señor.

  Despojémonos de todo peso, de todo pecado que nos asedia, corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en el autor y consumador de la fe.

  Las carreras se corren mirando para adelante, poniendo los ojos no atrás, sino adelante, en la meta, en Jesús. A quitar todo peso que está impidiendo que avancemos, y esto con paciencia, esto no es una carrera de 100 metros, más bien es una maratón. Y esta carrera se necesita correr con paciencia, poniendo nuestros ojos en Jesús, considerando lo que Cristo hizo por nosotros, como sufrió esa contradicción de pecadores contra sí mismo.

CAMINO HACIA LA META

  Tuvo una tremenda oposición, pero El avanzó hacia adelante y al ver eso, nuestro ánimo no se va a cansar, hasta desmayar. Quizás tengamos pruebas y dificultades en nuestro camino, pero llegar al derramamiento de sangre combatiendo contra el pecado, como Jesús, nadie lo ha hecho mi hermano.

  Pero la Palabra pone a Jesús, como la perspectiva correcta, pon tus ojos en él y luego, en el mismo contexto, hablando de la carrera espiritual en que todos nosotros nos encontramos, va a hablar de algo muy importante, que tú y yo tenemos que saber que va a venir en esta carrera.

  “Y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él; 6 Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo.7 Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina. 8 Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. 9 Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos . Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos10 Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad.11 Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados”. Hebreos 12:5-11

LA DISCIPLINA

  La disciplina, en cada uno de estos versículos del 5 al 11 se repite la palabra disciplina, y el autor quiere tomar esta sección, para hablar como es que parte de las cosas que vamos a enfrentar en la carrera de la fe, es la varita celestial, la disciplina que Dios da a sus hijos.

  Lo primero que tenemos que observar frente a este tema está en los versos 5 y 6 “ Y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él; 6 Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo” .Hebreos 12: 5-6

  ¿Cuál es la palabra que se repite y se enfatiza en estos versos? Aparte de disciplina, es hijos. Meditar en estos versículos nos tiene que bombardear nuestras vidas, porque tú y yo, no solamente éramos extraños, la Biblia dice que tú y yo, éramos enemigos de la cruz; Efesios dice que éramos tinieblas, no solo estábamos en tinieblas, sino; éramos tinieblas y de ser tinieblas y de ser enemigos,

Dios nos ha dado el tremendo privilegio, por pura gracia, de habernos hecho hijos suyos.

  Es por la fe en Jesús y por la soberanía de Dios, por ambas cosas, que somos hechos hijos de Dios (Juan 1:12-13)

UN PADRE PERFECTO

  Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; 13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios (Juan 1:12-13)

  Dios quiso hacerte su hijo, si, tú pusiste tu confianza en El, pero al final fue Dios quien te hizo nacer. Entonces por fe o es por la soberanía de Dios, la respuesta es sí.

  Y no hemos sido hechos cualquier tipo de hijo, la Biblia nos llama, hijos amados, de hecho el apóstol Juan, que es el apóstol amado, se sorprende del tipo de amor que Dios tuvo para con nosotros.

  El tipo de amor que Dios eligió tener por nosotros, es el amor paternal, la de un padre por su hijo. “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios;(A) por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él”. 1ª Juan 3:1. El amor de Dios es como el padre por sus hijos.

UN PADRE AMOROSO

El segundo punto a considerar es:  Si tenemos una relación con Dios, como la de un padre amoroso con su hijo amado, necesitamos saber que parte del amor de un padre es, mostrar ese amor por medio de la disciplina y esto es algo que a muchos no nos gusta o algunos de nuestros hijos no lo alcanzan a entender.

  Pero el amor de Dios se manifiesta cuando él nos disciplina, pero a veces pensamos equivocadamente, bueno porque Dios me está castigando por mis pecados que he cometido, y si alguna situación está sucediendo en mi vida es que Dios me castigó por lo que hice.

  Si fuera el castigo de Dios por los pecados que has cometido, tendrías que estar muerto y apartado completamente de su presencia. Porque la paga del pecado es la muerte.

  Entonces lo que tú y yo estamos viviendo, no es el castigo por nuestros pecados, la disciplina no es el castigo de Dios, más bien es una muestra de su amor por sus hijos. Tu yo necesitamos ver la disciplina de Dios como eso.

  Así como tú, amas a tus hijos, los que somos padres estamos de acuerdo de que la razón por la cual disciplinamos a nuestros hijos, no otra, sino por amor. Los amamos y queremos cuidar su vida, queremos cuidar su bienestar espiritual, queremos cuidar su integridad física, queremos lo mejor, queremos cuidar cada área de sus vidas y sabemos que la disciplina, es una herramienta que Dios nos ha dado para cuidar de ellos.

LO MEJOR PARA SUS HIJOS

  Y siempre le tenemos que decir antes de entrar con la vara, que lo que hacemos lo hacemos porque Dios quiere lo mejor para ustedes, y que lo que vas a hacer, te va a doler más a ti, que a ellos.

  Queremos formar al Señor en sus vidas y sin disciplina, no es posible que eso suceda. La disciplina Bíblicamente hablando, no es para desquitarme, ni para que mis hijos hagan lo que yo quiero que hagan, tampoco es para enseñarles a respetarme; la disciplina no se trata de mí, la disciplina se trata de ellos honrando a Dios, ellos siendo librados de la muerte, ellos siendo edificados, siendo bendecidos, cuidar sus corazones, ayudarles a elegir lo mejor.

  Dios así como nosotros con nuestros hijos, busca disciplinarnos por amor, pero muchas veces la respuesta como hijos a la disciplina de Dios, puede no ser la mejor respuesta, que es lo que advierte el autor en este verso 5 ¿que podríamos hacer con la disciplina?

  “Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él”

Hebreos 12:5. ¿Cómo podríamos menospreciar la disciplina del Señor?: No tenerla en cuenta.

  Tenemos dos cosas que nosotros podríamos hacer al no entender la disciplina: Menospreciar, ¿qué sería lo contrario a menospreciar? apreciar, y cada uno de nosotros necesitamos apreciar la disciplina de Dios para nuestras vidas.

  Pocas veces la apreciamos, a veces como que nos enojamos o decimos es la disciplina de Dios, ya va a pasar, es un ratito y después salimos de esta. Creo que eso es menospreciar la disciplina del Señor, actuar como si nada pasara, seguir caminando, como veníamos caminando antes de que ocurra y no dejando que Dios quebrante nuestros corazones en ese tiempo, esa actitud es menospreciar la disciplina de Dios.

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