Por: Rafael Lazo
Fotos: Steven Jones y Luis Peralta
Septiembre es el mes cívico en Centroamérica, México y otros países latinoamericanos; donde se conmemora la Independencia de cada nación; también desde el 15 de septiembre al 15 de octubre, en los Estados Unidos, se celebra el Mes de la Herencia Hispana,
tiempo durante el cual, en diversas ciudades estadounidenses, se realizan eventos para hacer sentir el cúmulo de tradiciones, como música, danza, teatro, vestimenta, comida, etc. que identifican a los hispanos que residen en este grandioso país.
En Manassas, Virginia, este ambiente festivo, de color, belleza y felicidad, comenzó el domingo 1 de septiembre, con la celebración del Primer encuentro folclórico cultural
Latinoamericano, que congregó a más de una decena de agrupaciones de danza, quienes con sus participaciones, contagiaron a los espectadores y llenos de emoción, se sintieron motivados a unirse en los bailes y los cantos.
Fue una tarde que sienta un precedente en Manassas, donde por primera vez se realiza una actividad de esta índole, que deja la marca de la cultura latina en la mente y corazón de otras razas y que motiva a las futuras generaciones a promover y fortalecer la cultura y valores latinos en Estados Unidos.
María Elena Guzmán, la organizadora de este evento, dijo que “el Museo de la Ciudad de Manassas se llenó de color, música y alegría durante el “Mosaico Cultural”, una celebración vibrante de la rica herencia folklórica de América Latina”.
Cada presentación fue una ventana abierta al corazón de nuestras culturas, mostrando la riqueza y diversidad que caracterizan a nuestros pueblos. Desde los movimientos elegantes y llenos de gracia hasta los vibrantes trajes que reflejan el arte y la historia de cada país,
los bailarines llevaron al público a un viaje a través de las tradiciones que nos unen y nos identifican, agregó Guzmán, quien también es fundadora del Círculo Cultural Latino Americano.
“Destacamos la participación de los niños y jóvenes, quienes, con dedicación y entusiasmo, se convirtieron en embajadores de nuestras raíces, recordándonos la
importancia de preservar y transmitir estas costumbres a las nuevas generaciones. En sus miradas y sonrisas, se reflejaba el orgullo de llevar con dignidad y pasión el legado de sus ancestros.
El evento no solo fue un espectáculo visual, sino también un espacio de encuentro y comunidad, donde los asistentes pudieron disfrutar de la diversidad y la unidad que nos caracteriza. Fue una jornada llena de emociones y sentimientos, un verdadero mosaico de culturas donde cada pieza, con su singularidad, formó parte de un todo armonioso.
La herencia folklórica no solo fue celebrada, sino que resonó con fuerza y pasión, demostrando que nuestras tradiciones siguen vivas y llenas de relevancia. Este evento no solo destacó la belleza de nuestros bailes y trajes, sino que también reafirmó el compromiso de nuestra comunidad
por mantener vivas nuestras raíces, brindando un espacio para que todos, sin importar su edad, puedan conectar con su identidad y sentirse orgullosos de ser parte de esta gran familia latinoamericana”, expresó Guzmán.