Tuesday, June 17, 2025
spot_img
HomeMás NoticiasEl Evangelio en Marcha“En seis tribulaciones te librará, y en la séptima no te tocará...

“En seis tribulaciones te librará, y en la séptima no te tocará el mal.”

Job: 5:19

Por: José Rigoberto De Orellana Eduardo*

TESTIMONIO DE VIDA

  Por ese entonces conocí a una preciosa dama, de piel blanca, que parecía seguirme con su mirada, y yo con la mía, recuerdo, que se lo comenté a mi mamá y a mi sobrino, la encontrábamos en la calle, y me sonreía y saludaba, y yo “tontamente”, no respondía o tardaba en hacerlo, pero me moría por conocerla y hablar con ella.

   Este tema merece unas líneas especiales, no tanto por la persona, sino por lo que significó, pues, en todo momento, lo que tuve en mi corazón hacia esa persona fue ilusión, que era para mí, ya que mis pasos estaban orientados hacia el servicio del Señor, y yo a esa “personita”, le había puesto no solo el ojo, el corazón, sino también el título de recompensa, por mi servicio.

  Pero lo sucedido, fue todo lo contrario, no obstante, que mis sentimientos y mis planes eran serios y formales, tanto que oraba por ella al Señor, a las tres de la mañana, todos los días, sin fallar, para que me la diera por esposa, la diferencia de edades, ante los ojos de la madre, eran motivo suficiente para suponer que eran malos mis deseos, lo que aceleró mi salida de esa iglesia.

  Ya Dios me lo había mandado a decir a través de la hermana Evelin, maestra de Teología, cuando me dijo: “nunca lleve a ninguna mujer en su carro, porque de eso se vale el enemigo para votarlo”, y yo le contesté, que eso nunca sucedería, pues siempre andaba con mi mamá y mi sobrino, pero aunque eso nunca sucedió, el rey de la mentira se valió de una de ella, y de mi soberbia, para no acceder a una reunión que me citó el pastor de la iglesia.

  Yo conociendo su carácter y que lo que venía, de seguro era una sanción, por un ramo de flores, a mi modo de ver, inocente, pero por todo ello, no me reuní, y lejos de ello le devolví todos los implementos del ministerio de evangelismo; ya para esos días, el Señor, me llevaba a pasos agigantados mostrándome su obra, pues de la nada, mi maestra, hermana Evelin, me dice, de un día para otro, mañana, usted predica en Pan y Chocolate, ¿si o no?

  Acuérdese que yo les dije que siempre tienen que estar listos, a lo que claro contesté que sí, eso de una forma simultánea con mi nombramiento por parte del pastor Giovanni, como uno de los dos líderes de evangelismo, lo que me confirmaba en ese entonces, que el Señor estaba abriendo sendas en y para mí, lo único que tenía que hacer era dejarme llevar y no negarme a nada en el servicio a mi Dios.

EL EVANGELISMO

  El evangelismo me mantenía vivo y le daba un sentido a la vida, que me llevó a escribir mensajes cortos de evangelismo y pegarlos en los postes alrededor de La Garita, de la calle 5 de noviembre, a las cinco de la mañana, los días miércoles de todas las semanas, eran distribuidos, mitad en los postes y paredes y la otra mitad, en medio de los periódicos que se compraban en frente de una la gasolinera en La Garita.

  Ya para ese entonces el proceso, iría camino de las dos instancias comentadas, cuando Dios pone en mi corazón, interponer dos recursos, que solo dilatarían el tiempo, para que prescribiera la acción, pero estos solo surten efecto por unos meses, no por el tiempo deseado, de ahí, que la aflicción sigue.

  Algo que he comprobado, que Dios prepara tu fe, y cuando yo creí tener mi fe alcanzada, viene de la nada un golpazo directo a mi rostro, cuando estaba en lo mejor de orar, clamar, de servir y de perseverar con gozo y disposición sincera, una media verdad mía, se convierte en una tremenda mentira fea, que me lleva a dejar la iglesia donde tantas bendiciones recibí, y de la noche a la mañana, en un abrir y cerrar de ojos, estaba en un colchón ancho y cómodo y de pronto, estaba sentado en el mero suelo, frio y duro, de la soledad.

  Pero comprobé mucho que el hombre puede ser engañado, pero a Dios no se le engaña jamás, y el que bendice es él y además que era él quien guiaba mis pasos, hacia otro horizonte. El año 2008 comienza en una iglesia muy pequeña, de un pastor que es todo gozo y agradecimiento al Señor, y yo con el corazón hecho trizas, y mis nervios de punta por el juicio.

  Pero la fe viene del oír y del oír la palabra de Dios, entonces, no tenía aquel pastor que Dios tanto utiliza en su palabra, por lo que el Señor, me puso a predicar, por un momento me vi sin evangelizar y me volví loco, entonces, Dios abrió las puertas de cinco delegaciones de la policía, “Mejicanos”, “Centro”, “Cuscatancingo”, “Ciudad Futura” y “Montserrat”.

  Y cada vez, que predicaba, parecía que lo hacía a mí mismo, terminaba con el corazón exaltado, por lo que Dios me decía, e hice míos versículos claves, como Isaías 42: 13,15 y 16; Job 5:19 y Segunda de Reyes 19:35, porque de esa seguridad ansiaba contar, para no dudar ni un tan solo instante que el Señor que guiaba mis pasos, era más grande que cualquier problema.

UNA SALIDA PODEROSA

  Fue entonces que empecé a hacer mía la palabra de una salida poderosa de las manos de Dios, ¿cómo? Se pierden papeles, se extravían documentos, testigos se confunden, el tiempo transcurre, y sin hacer nada, sin meter las manos nadie, las cosas terminan.

  Y me veía hablando con la amiga de René y decía, bueno, vive lo que predicas, “que haces en la oficina de una persona, cuando a Dios debes pedirle”, entonces, a partir de ese día, opte de una forma más decidida por ya no buscar ayuda de hombre y depender únicamente de la MISERICORDIA Y DEL PODER DE DIOS, y eso lo escribo con mayúsculas, porque es infinito su amor y su gloria, y como muestra de ello, pasaron doce meses del año 2008.

  Y un día en el mes de diciembre, estoy por la tarde en mi habitación, escuchando la alabanza “Escóndeme” de Roberto Orellana, y comienzo a llorar y a cantar de felicidad, la escuché como veinte o treinta veces, pero me llenó tanto de gozo, pues ese día, diecinueve, había puesto en el calendario de mi teléfono celular, correspondiente a esa fecha, la palabra GLORIA A DIOS, porque MI DIOS ABRIO EL MAR, y solo yo sabía lo que significaba esa palabra de Gloria al Señor.

  Significaba que el plazo de prescripción de la acción judicial que se pueda haber ejercido en mi contra y lo peor, de mi hermana y de Teresita, había PRESCRITO y por lo tanto, no podía haber más juicio alguno en mi contra.

  ¿Y quien hizo esto?, el abogado de abogados, el Rey de Reyes y Señor de Señores, aquel que no depende de las circunstancias, sino que él las hace y las deshace para su honra y su gloria. Lo que me fue confirmado, un día viernes, escuchaba un culto y el pastor dijo así: “el Señor me ha mandado a decirle eso, no sé porque, ni para quien, pero quiero decirle, que la hora de dejar de sufrir ha llegado, ese problema ya no pasa más y aquí deja usted de sufrir más por ese problema”.

  Yo recuerdo, que me metí a mi cuarto, cerré la puerta y me eché a llorar y a alabar al Señor, porque él una vez más me ha demostrado que bueno es y sobre todo fiel.

DIOS ABRIÓ EL MAR

  Sin necesidad de algún contacto que dilate trámites o diligencias, que traspapele documentos, Dios abrió el mar, y en seis años, pasé en medio y conmigo mi familia y la secretaria de mi amigo, Teresita, y pasamos en seco y al otro lado, canté el himno de Victoria.

  En este momento, son las 2:56 de la tarde y escribo lleno de una felicidad que no se puede explicar con facilidad, pues parece un sueño hecho realidad, un final de cuento, una historia mágica, contada y escrita por los dedos de mi Salvador, Jesucristo, el cual tuvo como único fin, dejarme ver sus maravillas y encontrar algo que a muchos le cuesta una eternidad hallar.

  Es el sentido a su vida, ahora, sé que estoy a punto de salir, el banderillazo de salida lo recibí aquel día de parte del Señor, y se decir con toda seguridad que he encontrado mi lugar aquí en la tierra, he dado con el norte de mi vida, el sentido de mi existencia, sin lo cual, por eso anduve a la deriva tanto tiempo.

  Ahora estoy, en Cuscatancingo, Dios me ha llevado a servirle, y me ha encargado una pequeña iglesia de treinta sillas, de nombre “Sión del Santo de Israel”, donde somos muy pocos, y locos, pero cada uno de los que estamos ahí, hemos estado librando una batalla acérrima contra el enemigo y sus secuaces, pero en medio de nuestras lágrimas, de nuestro llanto, siempre hemos estado seguros, y yo, particularmente, que el que tiene la última palabra en todo lo que nos sucede es el Señor.

  Porque de seis tribulaciones me ha librado y en la séptima, en la octava, en la décima, y siguientes, no me tocará el mal, por que aconteció que un buen día, el Ángel de Jehová salió a defenderme, a librar mi batalla, a pelear contra mis enemigos, mientras yo cantaba, mientras yo oraba, mientras predicaba, mientras ganaba almas, mientras dormía, mientras lloraba, y cuando todos se levantaron a la mañana siguiente, he aquí, mis enemigos, mis problemas, mis tribulaciones, todos, completamente todos, eran cuerpos de muertos, ya no existían más, porque mi Señor es GRANDE, PODEROSO, MISERICORDIOSO y FIEL.

Este testimonio continuará en nuestra próxima edición

*José Rigoberto De Orellana Eduardo, es abogado y notario salvadoreño y predica la Palabra de Dios

- Advertisment -spot_img

NOTICIAS MAS LEIDAS